CÓRDOBA.- Justo en la temporada navideña, cuando la zona comercial del Centro de la ciudad tiene más oferta y más visitantes, es cuando a Tomás@elalcahuetedePortillayLavín se le ocurre “levantar” las banquetas y hacer obra… pero no para embellecer la ciudad, sino para aprovechar los recursos que siguen llegando, y hasta el último centavo de la Administración para ‘inflar’ costos y robar lo más que se pueda.
Con decisiones ‘hechas en las rodillas’, destruyen para volver a construir, y no para beneficiar a la población, sino para contratar al vapor a las constructoras “a modo” y poder ‘inflar’ los costos de las obras. Esas constructoras que antes negociaba José Javier Medina, síndico electo, y ahora el exdiputado Hugo Fernández, están al servicio de Tomás para alterar los costos de las obras, facturando de más para regresar dinero, mediante el ‘moche’, al munícipe ladrón y corrupto.
Se les acaba el tiempo, y llegó más dinero de la Federación. Y también para no dejar recursos a la Administración entrante, como la corrupción los embrutece, deciden en una tarde utilizar esos recursos en obras no urgentes, que no resuelven los graves problemas de vialidad que tiene Córdoba. Los utilizan para “levantar” banquetas y volverlas a construir, a precios muy por encima de los reales, con tal de robarse lo más posible antes del 31 de diciembre.
Con esos millonarios recursos, y ahora que ya rompieron todo el pavimento de las banquetas, deberían aprovechar a instalar el cableado subterráneo de luz, teléfono y otros que sólo afean la ciudad. Pero no tienen imaginación ni compromiso. Y esto sucede porque nadie lo confronta, nadie le exige. El Alcalde corrupto cierra así su gris y nefasta Administración, ante la pasividad de las cámaras empresariales, líderes de opinión, diputados, senadores y demás personas que pareciera que poco les importa que este Alcalde robe todos los días, sin que nadie lo confronte.
Se les acaba el tiempo… les sobra dinero en la Tesorería y hay que gastarlo en lo que sea, sirva o no sirva al pueblo, para robar lo más posible.
Y mientras en Córdoba esto sucede, en Orizaba siguen de fiesta, disfrutando una ciudad limpia, organizada, con muchas y muy diversas opciones de diversión y comercio, debido a sus autoridades inteligentes y comprometidas con su ciudad y su gente, que en tan solo tres Administraciones municipales lograron el cambio.
Urge en Córdoba alcaldes como los últimos de Orizaba, no ineptos, bobos y corruptos como Tomás.