Desde 2006, la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad (PGJCDMX) detuvo a un defraudador que para evitar ser identificado se arrancó las huellas digitales de ambas manos. Apenas en mayo pasado los mismos agentes lo habían atrapado embaucando a una víctima; sin embargo, un juez lo dejó en libertad sólo dos días después de aquella captura.