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La vida de los pepenadores

Superiberia

Atoyac.- Mientras que para unos la basura es sinónimo de desperdicio y suciedad, para un grupo de hombres, mujeres y niños que trabajan diariamente en el basurero a cielo abierto, es el sustento diario y su forma de vida.

Conrado, es un hombre de 32 años, que diariamente acude al basurero en busca de botellas de plástico, latas de aluminio, cartón y otro tipo de materiales que se usa para vender en los grandes recolectores de desperdicios.

Al día, intenta sacar por lo menos 100 kilos de plástico y algunos otros de cartón y fierro, para llevar a su bolsa por lo menos $200 que le permitan comer a él, su esposa María y su pequeña hija de cuatro años, que juega con un teclado que encontró entre la basura que llegó la semana pasada.

A lo lejos, su mujer e hija lo esperan bajo una caseta improvisada con láminas de cartón, hules y de asiento un viejo sofá que de alguna vivienda fue arrojado porque ya no servía, hoy es el “reposet” que utiliza esta humilde familia.

“Nosotros venimos todos los días a trabajar, porque no tenemos otra forma de subsistir, estamos esperando los camiones y a veces traen buenas cosas, pero también luego los de la basura ya traen todo escogido, principalmente el cartón”, expresó.

A escasos metros, otra familia compuesta por tres integrantes, uno de ellos de capacidades diferentes, mostraron la forma en que “espulgan” la basura y las bolsas, apoyados con guantes y bolsas de hule recicladas.

“Traemos unas mantas que ya hemos usado, ahí hacemos como una maletita con las cuatro esquinas y vamos guardando los plásticos y lo que vamos encontrando, nosotros no competimos porque somos pocos”, expresó el jefe de familia de nombre Mario.

En la actualidad, decenas de pepenadores se ven olvidados por los gobiernos municipales en todos los aspectos generales tanto de salud como social, los cuales logran salir adelante gracias a las ganancias que generan trabajando en los espacios utilizados como finales para la basura.

De esta manera los pepenadores logran sobrevivir en conjunto con sus familias realizando jornadas de más de ocho horas donde fatalmente arriesgan su integridad física y su salud ante los diferentes gases de los lixiviados que salen de la tierra así como de los desperdicios que están contaminados.

Desde infantes hasta personas de la tercera edad tienen que vivir de este tipo de labor, donde los basureros Cuitláhuac, Atoyac y La Tinaja, se encuentran escondidos anta la sociedad pero sobre todo para los municipios siendo esta la manera de sobrevivir.

Sin embargo, en los últimos años la pepena ha dejado de ser un negocio para estas familias “La pepena ya no es negocio, la basura ya llega muy escogida, en muchas casas y en escuelas ya no tiran las botellas de plástico, luego los empleados de Limpia Pública seleccionan lo mejor que echan a sus carros, a nosotros nos dejan lo que ya tiene poco valor”.

  Irreflexivas para la comunidad, de igual forma para los políticos y presidentes al igual que para los religiosos y los futuros funcionarios,  ya sea de orden municipal, legislativo o estatal, estas personas tienen rostro y no es conocido más que por sus familiares que los acompañan en los basureros municipales.

“Los zopilotes no hacen nada, ellos sólo vienen a buscar comida y ver si no traemos por ahí un pedazo de carne cruda o incluso luego se van sobre los animales muertos, el único problema es cuando se incendia la basura por el fuerte calor, pero pues lo apagamos con ramas y seguimos trabajando”, explicó Conrado.

El aprovechamiento del procesamiento de la basura en México, es de tipo artesanal, más que industrial. Esto se debe a la carencia de políticas implementadas en la solución de problemas, y porque los pequeños intentos que se han tratado de hacer no han podido integrar a los pepenadores a procesos modernos de industrialización, también la mala administración lleva a estos programas a continuos fracasos que generan círculos viciosos de mafias y dependencia.

El trabajo que desempeñan los pepenadores es de alta importancia, ya que realizan un invaluable servicio a la comunidad y es por esta razón que merecen las mismas condiciones de trabajo que un policía o un bombero o cualquier otro trabajo honorable.

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Orillados a vivir en condiciones míseras y limitadas, así como a mantenerse de los desechos por varias generaciones, debido a la falta de empleo. Este tipo de vida ha orillado a estas personas a hacer más rentable su actividad. 

 

Para saber

En México existen doscientas mil personas que se dedican a la recolección y reciclaje de basura como medio de subsistencia. Los pepenadores se encuentran al margen de las políticas públicas y a merced de liderazgos que se han beneficiado a costa de ellos. En ocasiones los grupos de pepenadores entran en conflicto con las autoridades locales y con las empresas recolectoras de basura dificultando el acopio de residuos, su separación y reciclaje. Según estudios de Mundo Sustentable, actualmente se recicla el 15% de los residuos y casi todo proviene de estas personas. Los proyectos que actualmente trabajan con pepenadores son de carácter asistencial.

 

 José Vicente Osorio Vargas

El Buen Tono

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