CDMX.- Tras años de amenazas y ataques que Cándido Ríos achacó a un Alcalde local enojado por sus informaciones, la casa del periodista, en el Estado mexicano con más reporteros asesinados, estaba rodeada por una cerca coronada por rollos de alambre de espino y por media docena de cámaras de seguridad que controlaba desde las pantallas de su sala de estar.
Nada de eso importó la tarde que se detuvo, como cualquier otro día de regreso a su casa tras una jornada de trabajo, en la tienda de una gasolinera de carretera que es también un punto de reunión de la comunidad.
Mientras Ríos hablaba con un ranchero de la zona, hombres armados llegaron de improvisto y abrieron fuego, matando a los dos hombres y a un exinspector de la Policía que se acercó a la escena.
Ríos, un veterano reportero de Sucesos del Diario de Acayucan, estaba en el programa del Gobierno de México para la protección de periodistas desde 2013.
El 22 de agosto, en la gasolinera de la localidad Covarrubias, en el estado de Veracruz, se convirtió en el primer reportero del plan en ser asesinado, enviado un estremecedor mensaje a los que confían en la iniciativa federal para seguir a salvo.
Periodistas y activistas señalaron que el asesinato dejó muy claro que el programa, con sede en la Ciudad de México, conocido como “El Mecanismo”, es incapaz de proteger a los casi 600 inscritos en todos el País. Cuenta con apenas 30 empleados y no tiene fuerzas de Seguridad propias.
Las medidas de protección se limitan a la vigilancia en domicilios y botones de pánico en celulares, y los reporteros apuntaron que con estas medidas continúan peligrosamente expuestos si siguen trabajando.
Exiliarse o esconderse en lugares seguros no es una forma de ejercer el periodismo.
“Las medidas que le proporcionaron sí fueron efectivas en su momento, pero dentro del domicilio”, dijo Cristina Ríos Nieves, hija del periodista.
“Mi padre no trabajaba en su casa. Su profesión era estar fuera del domicilio laborando, caminando, buscando notas”, aseveró.
Plagado de cárteles del narcotráfico y funcionarios corruptos que suelen estar compinchados con las bandas, México se ha convertido en uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo entre las naciones donde no hay una guerra abierta.
En lo que va de año, nueve reporteros han sido asesinados, y el grupo activista “Artículo 19” documentó más de 100 decesos desde 2000, en lo que los observadores califican de “crisis total” para la libertad de expresión.
El Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas se creó para intentar frenar el derramamiento de sangre.
Evalúa las amenazas a los periodistas y les ofrece ayuda en forma de botones de pánico y protección del hogar y, en casos excepcionales, guardaespaldas. Como última opción, ayuda a los afectados y a sus familias a reubicarse.