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El minutero

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LA ROTACIÓN

 Hace dos días se concretó lo que se puede calificar como rotación de titulares de algunas secretarías de despacho en el Gobierno del Estado ya que no hubo caras nuevas ni llegaron nuevos talentos. Eso sí, los reacomodos permiten al gobernante estatal rodearse de sus “incondicionales”, por llamarlos de alguna forma, y facilitar la proyección de algunos de ellos con miras a los comicios sucesorios del 2016 ya que la mayoría de los personajes que fueron nombrados tienen el común denominador de haber sido parte del clan que en el sexenio pasado fue llamado “niños de la fidelidad”.

 Todos también ya han ocupado cargos en el gobierno estatal y en su momento fueron impulsados electoralmente por el innombrable. La excepción sería el empresario restaurantero Francisco Antonio Valencia García, removido de la Secretaría de Comunicaciones de Veracruz (Secomver) para darle cabida al cordobés Gerardo Buganza. A Valencia García lo nombraron director de la Comisión de Aguas del Estado de Veracruz (CAEV), y aunque no es “niño de la fidelidad” sino un adulto mayor del INAPAM, su mérito para continuar en la nómina estatal es ser dueño de los restaurantes Vinissimo de Xalapa y el puerto de Veracruz, donde se facturan pequeñas fortunas consumidas por funcionarios estatales.

 A algunos de ellos les “fiaba” las cuentas y a otros definitivamente se las “regalaba” como inversión a futuro. Claro, un platillo que costaba 200 pesos, Vinissimo lo factura en 500 pesos y una botella de vino temprano de 150 pesos llega a costar mil 500 en sus mesas, y eso que son los productos más baratos. También hay la versión de que Valencia se asoció con uno de ellos para montar la sucursal de Veracruz donde tienen la clientela asegurada, no por la calidad de sus platos ni por la cava vinícola –aunque tiene botellas de 10 mil y 15 mil pesos que son consumidas con gusto por los burócratas de alto rango- sino porque los comensales más golosos transfieren el pago al erario estatal. ¿Adivinen quien es una de sus clientas más frecuentes? Acertaron, la vocera estatal María Gina Domínguez.

 En fin, nadie puede decir que los contribuyentes veracruzanos no están acostumbrados a pagar finos caldos y ricas viandas, aunque ni siquiera los conozcan, y la prueba es Vinissimo. Por cierto, es el nuevo proveedor vinícola de la cava estatal, el contrato anterior lo tenía la familia Buganza Torio. Y hablando del cordobés Gerardo Buganza, se cumplió su remoción de la Secretaría de Gobierno y a pesar de ser muy persignado no atendió el mandato bíblico de conservar la dignidad cuando empieza la vejez y aceptó un cargo menor con tal de seguir en la nómina estatal. 

 Ya que no hizo mucho por Córdoba durante los casi tres años que se desempeñó como segundo de a bordo de Palacio de Gobierno, Buganza podría tener un gesto de buena voluntad para con sus coterráneos y por lo menos terminar el proyecto del libramiento ferroviario en la ciudad o por lo menos tapar los baches y reparar las calles, trabajo que no quisieron hacer ni Francisco Portilla ni su sucesor, Guillermo Rivas. De lo perdido, lo que aparezca y es lo menos que pude hacer Buganza por sus paisanos. ¿No creen?

 Pero volviendo al tema de la rotación, así, el diputado federal con licencia Fernando Charlestón Salinas se convirtió en secretario de Finanzas y Planeación – léase: el que está a cargo del cajón de los dineros-. Es amigo personal del Gobernador y de su esposa, con la cual compartió escuela en sus mocedades, y esa antigua amistad hizo que no tomaran en cuenta su militancia panista al lado del economista Luis Pazos de la Torre. En tanto, el alcalde con licencia de Tuxpan, Alberto Silva Ramos que llegó a la Secretaría de Desarrollo Social así como Erick Lagos, hoy ocupante de la Secretaría General de Gobierno, fueron compañeros del gobernante cuando todos eran colaboradores del innombrable en su etapa como diputado federal y senador de la República. 

De lectura aparte también es que el ex candidato suplente a la diputación local por Córdoba, Juan Manuel del Castillo, fue nombrado como titular del Fideicomiso Público para la Administración del Impuesto sobre Erogaciones por Remuneraciones al Trabajo, que comúnmente se llama Impuesto del 2 por ciento a la Nómina, y será otro que manejará un cajón de dinero constante y sonante. Políticamente se resalta que a Del Castillo lo rescataron tras la derrota en Córdoba pero no así al terrablanquese Francisco Portilla Bonilla pese a su lloriqueo para ser reincorporado al gabinete estatal. 

Sin embargo, Portilla no puede quejarse porque si bien, él no fue incluido en los nuevos nombramientos sí pudo asegurar que su parentela siga enchufada en el presupuesto, pues su hermano José Héctor Portilla Bonilla fue designado como jefe de la Jurisdicción Sanitaria con sede en Zongolica. Aún así Portilla no se resigna a quedarse en la banca y hasta el último minuto pidió la subsecretaría de Gobierno a donde llegó Marlon Ramírez. No hay duda, los Portilla “no tienen llenadera”, como diría el innombrable.

 El que no fue removido es el contralor estatal, Iván López, a quien vaticinaban un castigo por hacer negocios al amparo del poder y apoyar a la oposición en algunos municipios durante la pasada contienda electoral. En su lugar pronosticaban la llegada de Mauricio Audirac, titular del Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) pero el vaticinio no sé cumplió, al menos hasta el lunes pasado. 

Y la paradoja en todo este asunto es que el burócrata que más se merecía ser echado del gabinete sigue ahí y es Amadeo Flores Espinosa, procurador de Justicia, quien acaba de acumular otra pifia más tras la liberación del “chivo expiatorio” que fabricó para cerrar las investigaciones en el crimen de la periodista Regina Martínez. Este señor una vez más puso en evidencia nacional e internacional a su jefe por simular pesquisas y aún así sigue despachando en su oficina. ¿Pues qué tanto le deberán?

 

LA HORA DEL PUEBLO

 No hubo sorpresa, la propuesta del copetón Enrique Peña Nieto sobre la reforma energética y confirmó que se buscará cambiar los artículos 27 y 28 de la Constitución Política para vender las dos “gallinas de los huevos de oro”: Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), como era la intención desde un principio. Ambas están en la mira de los voraces empresarios–nacionales y extranjeros- y los políticos corruptos están dispuestos a ponerlas en bandeja de plata. La mesa está puerta porque ahora, el PRI cuenta con aliados estratégicos en los dirigentes corruptos de las corrientes oficialistas del PAN y del PRD.

 En su discurso del lunes, Peña Nieto afirmó que no se comprometerá la “renta petrolera” pero por otro lado dice que en la reforma permitirá celebrar “contratos de utilidad compartida” con la iniciativa privada. ¡Es lo mismo!

También señala que no se venderá ni Pemex ni la CFE pero pide a los trabajadores de ambas no preocuparse pues promete que sus derechos estarán a salvo “al cien por ciento”. ¿No es el mismo discurso que se emplea cuando desaparece o se pone en liquidación una empresa? Sobre los procesos de privatización de las empresas paraestatales los mexicanos llevan décadas escuchando promesas barnizadas de oropel que después resultan mentiras.

 Aseguran que están en quiebra, que necesitan de la inversión privada y que así todos saldrán beneficiados. Es más, los ciudadanos llevarán la mejor parte porque los servicios o productos serán más baratos y de mayor calidad. Lo mismo se dijo cuando se privatizaron Teléfonos de México (Telmex), los bancos, Ferrocarriles Nacionales, las minas, los puertos, las autopistas, Aceros de México, Aeropuertos y Servicios Auxiliarse (ASA), los ingenios azucareros, el Instituto Mexicano de la Televisión (Imevisión) –hoy Televisión Azteca-, Mexicana de Aviación, entre otras. De ellas dijeron eran empresas obsoletas o en quiebra y requerían inversión privada para hacerlas rentables y así todos los mexicanos saldrían beneficiados.

 Ninguna de esos consorcios privatizados ha dado beneficios al pueblo, al contrario, algunas como Mexicana de Aviación, los ingenios azucareros, 18 bancos y las autopistas de cuota tuvieron que ser rescatadas por el gobierno debido a que sus compradores las exprimieron y las dejaron quebrar. Sólo las usaron para amasar fortunas personales y las dejaron caer. Hoy algunos de los hombres más ricos de México y del mundo son los que en su momento se beneficiaron con la privatización de empresas paraestatales. Ahora Peña dice que hasta bajará el costo del fluido eléctrico, del gas, de las gasolinas y otros carburantes. La propuesta debería llamarse “Reforma de Atole con el Dedo”. Pemex no está quebrada ni es necesario venderla a los empresarios extranjeros.

 La información difundida por el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador en el sitio:

(http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=mu584-9qL48#at=17), no tiene desperdicio. De Pemex depende gran parte del gasto público para cuestiones sociales y éste será disminuido si la empresa pasa a manos particulares. Entonces, los mexicanos serán más pobres mientras los nuevos dueños serán más ricos. El peligro no es menor y por ende, es la hora de los mexicanos para en su defensa. Hay una responsabilidad histórica de impedir el desmantelamiento de ambas empresas y que la soberanía sea sepultada definitivamente. Los meses por venir tendrán que ser de batallas por la patria y contra de la voracidad y corrupción de un puñado de vividores. 

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