Rafael Delgado.- María Luisa es una joven mujer de 35 años de edad, desconoce las calles y ciudades que van más allá de la cama en donde se encuentra postrada como parte de la recuperación tras intervenirla de la médula espinal y de un tumor cancerígeno que le extrajeron de la cabeza.
Camina sólo con apoyo de sus muletas y recueda que desde su nacimiento nunca fue capaz de ponerse en pie por sí sola.
A las 11:30 horas los habitantes del municipio se encuentran en una jornada de trabajo normal, mientras que María Luisa habla de las complicaciones en la médula espinal y luego la aparición de un tumor que le hicieron perder por completo el movimiento del cuerpo.
“Me vi en la necesidad de aprender a escribir con la boca, fue la única forma de comunicarme y pedir las cosas”, expresó.
Indicó que cuando creyó que la enfermedad de la médula era lo único grave que tenía, vinieron dolores en el brazo derecho, “empecé a escuchar ruidos y a ver negro, fue entonces que le dije a mi mamá que fuéramos a la clínica pero ahí me dijeron que no podrían decirme qué era lo que me enfermaba”.
Agregó que en Río Blanco la revisó el doctor Joaquín Hernández quien la mandó a hacer muchos estudios y luego la remitió a Veracruz donde le hicieron más análisis hasta operarla de un tumor en la cabeza.
“El doctor me dijo cómo se iba a hacer y el tipo de material que se necesitaba. Mi familia no tenía dinero, pero gracias al DIF Estatal y la Beneficencia Pública, fue que hoy puedo tener movimiento en el cuerpo”, destacó.
La operación, constó de una osteosíntesis en la columna y la extracción de un tumor cancerígeno.
Ahora, en medio de aplausos, María Luisa vuelve a sonreír, puede sostener una muñeca en las manos, sentarse y hasta presume que levanta los dos brazos.
Frente a ella, en una mesa cubierta por un mantel, le instalaron su más grande anhelo; un televisor a colores que la Beneficencia Pública le obsequió.
La ayuda para ella y su familia, que se sostiene apenas con la pizca de mazorca y uno que otro jornal, se hace necesaria porque duerme en una cama rústica, a la que sólo una colchoneta separa de las tablas.
NoÈ Carrillo
El Buen Tono