Córdoba.- El primer atentado, el más agresivo, el más cobarde, fue el 6 de noviembre, hace seis años. El silencio -la falta de acción, la irresponsabilidad que huele a colusión- de las autoridades, del Procurador primero, de los fiscales después, se ha mantenido durante todo este tiempo, a pesar de saber quiénes fueron y en dónde están.
En esta fecha, hace seis años, un grupo de viles delincuentes prendió fuego a las instalaciones de El Buen Tono, queriendo callar la voz de quienes aceptaron el reto y la responsabilidad de exponer la verdad, sin aceptar presiones, enfrentando a corruptos y a delincuentes, con la certeza de que el periodismo debe servir para transformar realidades, para detectar y exponer lo que está mal, para proponer soluciones que generen el cambio que urge, y que beneficie a todos.
El atentado no logró su objetivo, aunque dejó un daño permanente en el edificio, del que todavía no hay responsables. La empresa renovó equipos y mobiliario, y ofreció a la autoridad videos, nombres, ubicaciones. La autoridad no solamente ignoró la información, la archivó en un expediente que, ahora, está perdido.
¿Hasta cuándo, Gobernador, habrá justicia para El Buen Tono?
¿Cuándo, Fiscal General, habrá resultados y detenciones por ese delito?
Durante estos seis años, posteriores al incendio ordenado por Reynaldo Bernardi Castelán y ejecutado por Ignacio Valdés Ramírez, alias El Chilango, por El Poca Luz, El Pinocho y El Pájaro, entre otros, los atentados continuaron, las amenazas se diversificaron, las advertencias, golpes a distribuidores, robo de ejemplares y de equipos de perifoneo siguieron… todos fueron denunciados, ninguno atendido, ninguno resuelto.
Mientras, El Buen Tono sigue y crece, congruente con sus principios, publicando la verdad que molesta, pero que despierta la reflexión de sus lectores y alienta a exigir justicia y buen Gobierno, las autoridades siguen inactivas, calladas, y antes de investigar y perseguir a los responsables, ordenaron incluso retirar escoltas y patrullas puestas por el Juez para vigilar y proteger a quienes sufrimos los atentados, y seguimos siendo amenazados.
¿Va a quedar impune ese crimen?
¿Hasta cuándo, Gobernador, habrá justicia para El Buen Tono?
¿Cuándo, Fiscal General, habrá resultados y detenciones por ese delito?
Incluso, uno de los agresores está recluido en la cárcel de Cosolapa, Oaxaca, pero por otro delito, no por el incendio a nuestro periódico.