Luis destaca por su inteligencia y preparación. Es el de las ideas. Pero Osorio es el que decide.
El supuesto pleito entre Miguel Osorio y Luis Videgaray, los hombres más empoderados del gabinete del presidente Enrique Peña, es un “mito de columnistas”.
La relación es buena entre ambos. No hay (aún) rivalidades. La mancuerna es buena. La comunicación mejor. “No ha habido una sola vez que uno no le conteste al otro”, nos aseguran en círculos oficiales muy cercanos a estos hombres del poder.
Quisimos indagar cuál de los dos es más poderoso, entre testigos que han visto cómo se desempeñan en la mesa del Pacto por México. “Luis destaca por su inteligencia y preparación. Es el de las ideas. Pero Osorio es el que decide”, asegura uno de los opositores que se sientan con ellos a negociar.
Hay versiones en la prensa de que la confrontación entre los dos se agudizó desde que Elba Esther Gordillo, muy cercana al actual secretario de Gobernación, fue detenida. No faltó quien aseverara que el último en enterarse de que la iban a detener fue el hidalguense.
Nada más falso. Osorio fue pieza clave en toda la operación. Ese día hizo 25 llamadas en 30 minutos. Informó lo que estaba ocurriendo a los gobernadores del país. Habló también con Juan Díaz, actual líder del SNTE, quien estaba acuartelado en un hotel de Guadalajara, donde se celebraría una reunión del Consejo Nacional de ese sindicato, al que asistiría Elba Esther. Era un 26 de febrero.
Osorio se encargó, también de darle la cara a Mónica Arriola, hija de Elba Esther Gordillo. La citó en Bucareli. ¿Qué sigue? Preguntó ella con insistencia. Él le dijo que más adelante le respondería, pero que era una “decisión de Estado”.
Una pregunta que se repite entre los panistas es si habrá quórum en el cónclave convocado en agosto para completar la parte de la asamblea estatutaria que quedó pendiente.
Y es que el sospechosismo no ha faltado entre los azules. Hay quien habla de que una buena parte de los delegados no asistiría con el objeto, ultimísimo, de que no se alcance el número requerido y se invalide el punto, ya aprobado en la Asamblea Ordinaria que no concluyó, de la elección directa del dirigente nacional.
Una elección de ese tipo beneficia a los que tienen mayor visibilidad. Se habló mucho de que el gallo de los calderornistas es Ernesto Cordero. Pero el ex secretario de Hacienda tiene que medirle, otra derrota como la de la candidatura presidencial y adiós, su carrera política.
El nombre de Roberto Gil se empieza a barajar en columnas y charlas de café.
A Margarita Zavala se le menciona con frecuencia, pero sus allegados nos han dicho que lo que realmente quiere es una curul en la Cámara de Diputados en 2015.
En la otra tribu salvaje —así llamó Luis Felipe Bravo Menaa los distintos grupos internos— está Gustavo Madero. Sus posibilidades de reelegirse renacieron el pasado 7 de julio. Los resultados electorales —sobre todo en Baja California— dieron oxígeno puro para el jefe nacional.
También están los “neutrales” que han levantado la mano: Héctor Larios, Juan Carlos Romero Hicks, Juan Manuel Oliva, y la que nada ha dicho al respecto: Josefina Vázquez Mota. No hay más.
Un panista —y no menor— nos mencionó la posibilidad de que Acción Nacional opte por un “candidato único”, si fructifican los esfuerzos por conciliar las tribus salvajes, ésa sería la salida ideal, la menos riesgosa. La que está fuera del alcance de los gobernadores priistas. “Para ello es necesario anteponer los intereses del partido a los de los distintos grupos”; puntualizó la fuente.
Vimos las imágenes de los panistas que marcharon por las calles de Tlaxcala con un tapabocas que decía “respeta mi voto”. Protestaban por un supuesto fraude en Apizaco, Calpulalpan y Tlaxcala. Ernesto Cordero, Roberto Gil, Mariana Gómez del Campo, Luisa María Calderón, entre otros, se veían muy monos vestidos con camisa blanca, muy limpiecitos, algunos con celular en mano. Unas 500 personas los seguían.
La imagen nomás no cuadraba. La calle no es lo suyo. Nada que ver con Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, Porfirio Muñoz Ledo, Pablo Gómez, Gerardo Fernández Noroña, Claudia Sheinbaum, Rosario Ibarra, y las multitudes atrás… vamos, ni siquiera con Pancho Barrio, Luis Álvarez o el desaparecido Manuel Clouthier.
Sin ánimo de ofender, la imagen de los azules movía a la risa. ¿A quién se le ocurriría?
Nos vamos de vacaciones. No nos esperen en los siguientes días.
Moraleja de la semana (cortesía de Indira Gandhi, política india): “Hay que vigilar a los ministros que no pueden hacer nada sin dinero y a aquellos que quieren hacerlo todo sólo con dinero”.