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Pemex, ¿nuestro patrimonio?

Superiberia

Quienes abogan a favor de la participación de capital privado en Pemex argumentan que el monopólico, descapitalizado, ineficiente y corrupto
sector energético requiere inversión fuerte y fresca

En tanto las distintas posturas políticas se alistan para defender a capa y espada sus respectivos enfoques en torno a la iniciativa de reforma energética que el Ejecutivo someterá próximamente ante el Congreso, sería conveniente considerar la bomba de tiempo que representan los salarios y prestaciones de trabajadores jubilados en empresas del sector, principalmente en Petróleos Mexicanos.

El saldo de pasivos laborales en Pemex, de diciembre 2011 a marzo 2013 -15 meses- registró un crecimiento de 70% en términos reales, de 782 mil millones de pesos a 1.3 billones de pesos, 64.3% del total de sus activos. La empresa cuenta con una plantilla laboral superior a 151 mil  empleados, tiene y mantiene a más de 75 mil jubilados. Ante la carencia de recursos reservados para tal efecto, a que los trabajadores activos no realizan aportaciones y a que la pensión de jubilación se calcula con base al último salario recibido en activo y se va incrementando de la misma manera, es que Pemex busca algún mecanismo que le permita individualizar las cuentas, es decir, afiliarse al régimen de afores.

Espeluznante dato: el gasto en pensiones de jubilación IMSS, ISSSTE, Pemex de enero a mayo 2013 alcanzó 29 mil 344 millones de pesos, 15.3% más que el mismo periodo de 2012. Pemex deberá pagar salarios y prestaciones el presente año a 75 mil 852 jubilados, para lo cual se ha asignado un presupuesto de 35 mil 304 millones de pesos, un promedio de asignación por trabajador de 38 mil 786 pesos mensuales.

Hasta el cansancio hemos escuchado que Pemex es patrimonio de todos los mexicanos. A la fecha ningún dividendo confirma el beneficio de dicha posesión, ni siquiera tenemos acceso a gasolina barata. Igualmente sabemos del abismal diferencial entre precio de extracción del petróleo y su precio de venta, de las ineficientes administraciones que han ordeñado a la empresa, de los corruptos y abusivos sindicatos con cínicos líderes que inmunes ostentan su mal habida riqueza y de la voraz hacienda pública que esquilma a Pemex. En 2012, la empresa obtuvo utilidades antes de impuestos por 905 mil millones de pesos, debiendo pagar más de 900 mil millones de pesos por impuestos, derechos y aprovechamientos. Si Pemex tuviera una base similar a Petrobras, hubiera cubierto 300 mil millones de pesos al erario.

Quienes abogan a favor de la participación de capital privado en Pemex argumentan que el monopólico, descapitalizado, ineficiente y corrupto sector energético requiere inversión fuerte y fresca, escrupulosa administración, honestidad sindical y tecnología de punta para competir exitosamente en el mercado global, producir copiosas utilidades y todo ello bajo la más escrupulosa rectoría del Estado, único e indivisible dueño de Pemex.

Quienes se oponen a la mencionada privatización sostienen que la inversión privada, nacional y extranjera tiene por objeto robar las ganancias obtenidas del petróleo. Opinan que Pemex se puede eficientar sin necesidad de inversión privada y sin modificar la Constitución.

En lo personal, apoyo la apertura de Pemex al capital privado. México tiene el mayor declive -entre 4% y 5%- en producción petrolera entre los siete países productores en América Latina y Caribe, lo cual a mediano plazo coloca en riesgo la viabilidad extractiva del apreciado hidrocarburo. La reforma energética propiciaría que México retome su sitio como potencia energética y deje de importar energéticos -gasolina- antes producidos directamente.

Desterremos el falso nacionalismo y el discurso inflamado. De ser usted un potencial inversionista en su sano juicio, ¿compraría Pemex?

                *Analista

                jrubi80@hotmail.com

 

 

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