El Peje ya dio color sobre el tono que va a utilizar en la batalla por el petróleo. En su cuenta de Twitter llamó “traidores a México” y “paleros de Peña Nieto” a los integrantes de la cúpula del PAN que proponen modificaciones a la Constitución para permitir inversión privada en exportación, exploración, producción y refinación del petróleo.
El líder real de Morena había llamado previamente, en febrero pasado, a una “gran movilización pacífica” el 8 de septiembre próximo, contra la “privatización del petróleo” y la supuesta “entrega” de Pemex a las empresas extranjeras.
Pero el gobierno federal no tiene la menor intención de dar marcha atrás en la apertura de la paraestatal.
La reforma energética es fundamental para sus planes de desarrollo.
Le da incluso más importancia que a la reforma fiscal. En círculos oficiales nos dicen que del tamaño de la primera depende la segunda.
En Los Pinos saben que cuentan con el respaldo de los dos grupos del PAN en el Congreso (maderistas y calderonistas). El antipactista Ernesto Cordero, presidente de la Mesa Directiva en la Cámara alta, ya se lo hizo saber —vía una senadora del PRI— al secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.
Pero con el PRD la cosa es diferente. En el gobierno federal entienden que los moderados chuchos, firmantes del Pacto por México, tienen las manos atadas.
No irán a una modificación constitucional. Los excomulgan y los cuelgan.
El tema lo tienen hablado con Zambrano y Ortega.
La participación del ala negociadora del PRD no es indispensable. Podría resultarles incluso contraproducente. Marcelo Ebrard va por la presidencia del mayor partido de la izquierda. Hoy anuncia la plataforma. Se opone a la “privatización” de Pemex y al Pacto por México. No quieren darle argumentos.
Basta el respaldo del PAN para alcanzar la mayoría calificada —dos tercios de la asamblea— que requieren en ambas cámaras. Cuentan, además, con sus incondicionales del PVEM.
A Andrés Manuel López Obrador lo traen muy medido en Bucareli. Dan por descontado que el líder de Morena se va a montar en el tema. Es su último cartucho. Saben que va a tomar las calles, descalificar la reforma energética, escudarse en “dogmas y mitos”.
Pero no le ven fuerza para encabezar una gran movilización. “No tiene dinero”, argumentan con realismo. Y aseveran: “Hoy vale seis por ciento. En el 2018 seguramente valdrá más…”.
Miguel Mancera podría ser una opción para financiar ese movimiento. El jefe de Gobierno del DF juega béisbol con el Peje. Ya se tomó la foto con él. Pero es partidario del Pacto. Nos consta que es uno de los mandatarios locales a los que les ponen estrellita en el gobierno federal.
Una fuente oficial impecable nos confirmó, por cierto, que la idea del Pacto por México es de Jesús Ortega. “Él fue el que nos dijo que necesitábamos un acuerdo con puntos concretos y fechas, y no generalidades”, puntualizó.
Las larguísimas reuniones de las que surgieron los 95 compromisos se realizaron en casa del ex gobernador priista de Oaxaca, José Murat. Como anécdota al margen, nos cuentan que “Madero volteaba a todos lados para ver si no había micrófonos”.
Los negociadores del Pacto tenían dos mesas.
Los representantes del gobierno y los líderes de los partidos se sentaban en la mayor.
Pero había una mesa poni. Eran los que arrastraban el lápiz. La integraban Aurelio Nuño,Carlos Navarrete y Juan Molinar Horcasitas.
Muy entusiasmado anda Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Prevención del Delito y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación.
Trae dos programas en las 57 demarcaciones más violentas del país.
El primero está inspirado en un modelo estadunidense. Tiene que ver con la posibilidad de que los primodelincuentes —los que cometen por primera vez un delito no grave— puedan purgar su sentencia en libertad, bajo vigilancia de un juez.
Eso ayudaría a descongestionar las cárceles. El 70% de los reos está en esta situación.
El segundo tiene como objetivo dotar de lentes a la totalidad de los niños con problemas de vista en los 82 municipios de esas 57 demarcaciones.
La carga financiera se la distribuyen el gobierno federal, los gobernadores y la fundación privada Ver bien para aprender mejor.
“Los gobernadores han jalado muy bien”, aseveró el funcionario.
Moraleja de la semana (cortesía de Antonio Maura, estadista español): Los buenos gobiernos se conocen cuando lo que hacen vale más que lo que sus opositores dicen.