Córdoba.- Aunque algunos integrantes de la actual directiva de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) en Córdoba pretenden hacer como que no se ven afectados por la inseguridad y la falta de inversiones en la ciudad, ayer fueron evidenciados por uno de sus agremiados.
Al cuestionar al presidente de la Cámara, Rodrigo Niño, sobre la situación empresarial en la ciudad, dijo que no existe reporte de cierre de empresas y aseguró que en la zona de Coatzacoalcos y Minatitlán es donde se quejan de la situación financiera, además se mostró muy esperanzado por las promesas de Yunes@elalcahuetedeTéllezMarié en el tema de inversiones.
Sin embargo, a los pocos minutos fue exhibido por Mario Sánchez Galicia, integrante de la Cámara, quien criticó la falta de apoyo en todos los niveles de Gobierno, el estancamiento en materia de economía en la ciudad y la sumisión de los ciudadanos y las cámaras empresariales, pues no exigen resultados a quienes gobiernan. “Córdoba solamente va a cambiar si tiene fuentes de ingresos, si hay flujo de efectivo en la ciudad. ¡No hay flujo de efectivo! (…) ¿Canaco y Canacintra qué hacemos para reactivar la economía? Sí es cierto, es muy bonita la cultura, los globos aerostáticos, el ‘Emilio Carballido’, ¿pero la economía señores? ¿El dinero en la bolsa?”.
Expresó que al transitar por las calles y zonas residenciales de la ciudad se ve cómo la gente se está alejando de Córdoba y pidió un acercamiento con la nueva Administración para dialogar y diseñar un buen proyecto para salir adelante.
Por su lado, el vicepresidente de la Canacintra, Alberto Bueno Ladrón de Guevara, reconoció que el sector más afectado es el comercio y en el caso de la industria se han visto impactados por la inseguridad, pues ahora tienen que invertir más en equipo de videovigilancia y en guardias, además de que no han podido aumentar ni el salario ni la plantilla laboral.
Tras el reclamo de Sánchez Galicia, el presidente de la asociación trató de reparar en que son los empresarios los que están haciendo mal su trabajo y que nadie, mucho menos el Gobierno, tiene por qué “rescatarlos”.