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El Baldón: Tú sí puedes hacer algo por México

Superiberia

 Por: José Miguel Cobián  /  columnista

De manera permanente escucho que no podemos hacer nada por nuestra Patria para mejorar la situación en todos los aspectos. Los pobladores de México y uno que otro ciudadano (los diferencio porque todos poblamos el País, pero muy pocos exigimos o pretendemos exigir nuestros derechos) nos sentimos muy pequeños ante la magnitud de los problemas que enfrentamos, al grado de que acabamos por no hacer absolutamente nada, mientras cada uno de esos problemas se agrava mucho más.

Pensando que si denunciamos no pasa nada. Sabiendo que los corruptos están en todos lados, y que muchos de los problemas se generan por la ineficiencia del Gobierno, lo mismo el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, cada uno a su estilo tiene como único amor el dinero y el poder, olvidándose de la Patria.   Llegué a la conclusión de que sí podemos hacer y mucho. El problema es la falta de ciudadanía, no hemos aprendido a ser solidarios ni a exigir. Lo ideal sería tomar las calles, diariamente si es necesario. Imagine usted una ciudad asolada por la delincuencia que diariamente tomara sus calles, con una marcha del 50% de la población. Una hora diaria. Sería un escándalo a nivel mundial, escándalo que es de las pocas cosas que le interesa evitar a nuestras autoridades.

Sabemos que eso es una utopía, porque hay demasiados intereses, mucha ignorancia sobre el participar de los ciudadanos en la cosa pública. No acabamos de entender que los empleados públicos son empleados del público, a pesar de sus aires de importancia y su desdén por atender al ciudadano de a pie. Algo que por cierto no debemos permitir.

Yo tomé una decisión que trataré de seguir al pie de la letra, aunque no siempre es posible, pues son autoridades, lo cual implica acudir a reuniones para tratar temas importantes para la sociedad con ellos, a pesar de que a veces no permiten hablar a los que fuerte hablamos. Te invito a tomar la misma decisión y verás que poco a poco avanzaremos. Es muy sencillo.

No acudir, no escuchar, no estar cerca, no estar junto, no negociar, no atender, a quienes te consta que son corruptos. Pero no sólo eso, reclamar a tu organización, a tus compañeros, a tus amigos, a tus familiares, si es que acuden a reuniones con funcionarios que no cumplen con su función. Mostrarles el desdén y el desprecio social a quienes nos roban la tranquilidad y un futuro mejor, no importa si lo hacen por ineptos o por ladrones. En todos los casos rechazarlos públicamente y mostrar también públicamente nuestro rechazo. Es algo muy sencillo, pero para ellos muy doloroso.

Y cuando no haya más remedio que acudir a una reunión o evento con ellos, tomar la palabra y exigir delante de todos que cumplan con su función. Si no fuera posible tomar la palabra, demostrar entonces nuestro desprecio levantándonos y dándoles la espalda. 

Hace poco, en un evento de taza de excelencia en la ciudad de México tuve la oportunidad de hacer un par de actos de resistencia civil. El primero fue cuando un funcionario corrupto de Sagarpa tomó la palabra, yo me levanté y le dí la espalda. Lamentablemente estaba oscuro y no fue muy notorio mi rechazo.  La segunda oportunidad la tuve ante un líder estatal que conviviendo con alguien del comité presumía de los avances en la entrega de planta y paquetes tecnológicos, acudiendo a saludarlo y reclamando la presencia del funcionario corrupto de Sagarpa en el evento, señalando a dicho líder la corrupción de algunos líderes de productores, los negocios que hacen con el paquete tecnológico que cobran a $2,500.00 y les cuesta mucho menos, y mi estimación de las ‘mochadas’ a quienes en Sagarpa lo autorizan. 

A partir de ese momento, trato de no participar en ningún evento que organice algún funcionario corrupto. Y para mí corrupto es tanto el que roba el dinero público por los medios que sean, como el que es inepto e incapaz para cumplir su función, y quien permite que haya ‘aviadores’ y se sangre el erario público para beneficiar a algunos miembros de su grupo. Si eso hicieran los pobladores de los distintos municipios estoy seguro de que México comenzaría a cambiar para bien.

Esta actitud de rescate de los valores cívicos ya resulta urgente. A estas alturas, vemos pueblos enteros corrompidos por algunos grupos de mafiosos, que crean una base social beneficiando con migajas a la población entera a cambio de protección, creando un colchón de amortiguamiento social para sus actividades delictivas. Primero lo vimos en Sinaloa con los capos del crimen apoyando a los pobladores. Ahora lo vemos hasta en Puebla y Veracruz con el apoyo a los grupos dedicados al robo de combustible.   

Esos pobladores se justifican afirmando que hay complicidad de policías municipales, estatales y federales, soldados incluso, y autoridades estatales así como personal de Pemex. No me consta, pero el que haya una organización criminal completamente estructurada no implica que los mexicanos deseemos que todo México se convierta en una gran organización criminal.   Mostrar rechazo y repudio puede ser un principio, por lo menos para que volvamos a entender lo que está bien y lo que está mal.  Pues la línea que los divide se ha vuelto demasiado tenue, tanto que se confunde lo bueno con lo malo. Esto no nos puede llevar a un mejor futuro, sino a algo mucho más grave, un estado de anarquía criminal del cual apenas vislumbramos sus inicios.

– www.josecobian.blogspot.mx            

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