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DEL RANCHO A LA CÁRCEL

Superiberia

Por: Andrés Timoteo / columnista

Del rancho a la cárcel, podría titularse la telenovela de Dominga Xóchitl Tress, supuesta pareja extramarital del exgobernante Javier Duarte de Ochoa. Apenas hace seis años era una muchacha de pueblo, cuyo mundo se circunscribía a la usanza sotaventina: los jaripeos, las kermeses en honor a la ‘Flor más bella del ejido’ y el flirteo con los galanes cerreros. Allí la cortejó un bigotón que montaba caballo y cantaba rancheras, el diputado federal Gregorio Barradas Miravete.

Se casó con él, pero el destino impidió que se convirtiera en la ‘primera dama’ del municipio de Juan Rodríguez Clara. Su marido había ganado la Alcaldía en las elecciones de 2010 y dos meses antes de tomar posesión, el 8 de noviembre, fue asesinado por la mafia en las postrimerías del sexenio del innombrable. Muchos aseguraron que la mano del innombrable tuvo que ver en ese asunto.

Dominga Xóchitl no supo o no quiso guardarle el debido luto al marido fallecido -al menos un año- vistiendo de negro riguroso y ajena a todo tipo de diversión mundana -al estilo de “La casa de Bernarda Alba” del andaluz Federico García Lorca- como lo ordenan las normas consuetudinarias vigentes en gran parte de Veracruz, sobre todo en las zonas rurales. Al contrario, se soltó el pelo involucrándose en relaciones extramaritales y exhibiéndose semidesnuda en muros privados de las Redes Sociales, aunque esas imágenes se hicieron públicas e iniciaron la leyenda de la “viuda alegre”.

Sus fotografías subieron y bajaron en la web, siendo escándalo para muchos y deleite morboso para otros tantos. Entonces el pueblo le quedó chico y se aventuró a buscar una Diputación, abanderada por el Partido Acción Nacional, pero perdió. Siendo Acayucan un distrito rural y tradicionalista, los electores repudiaron a una mujer no recatada y que posaba desnuda para la cámara indiscreta.

Eso no la detuvo. Cuando el blanquiazul  también le quedó chico, Dominga Xóchitl saltó al tricolor, bueno, más bien al Gobierno de la prosperidad, y se ligó sentimentalmente con Duarte de Ochoa, quien la colmó de regalos con dinero ajeno. Casas, coches, joyas y hasta un cargo en la Administración pública le dio, y Dominga Xóchitl se mecía en el cielo, había  alcanzado el ‘éxito’, la envidia de toda muchacha de pueblo.

Sin embargo, caminó sobre  el filo de la navaja y sin borrar los trazos de lo indebido. Ese éxito que se figuraba pronto se convertiría en complicidad delictuosa. Fue mencionada en el expediente penal que se le sigue a Duarte de Ochoa y ahora está detenida. La capturaron en Puerto Vallarta, Jalisco y la internaron en una celda provisional en Veracruz. Tiene dictada una prisión preventiva de dos años y si sale condenada podría pasar más tiempo en la sombra.

Es un culebrón su vida, pero la señora Dominga Xóchitl no es víctima ni mucho menos. Recibió gustosa dinero y bienes que eran mal habidos, que fueron robados al tesoro estatal y ahora debe responder por ello. Seguramente ahora se preguntará si hubiera sido más conveniente quedarse en el rancho a guardar el debido luto y una vez cumplido el mismo, tal vez a liarse con esos muchachos cerreros menos complicados.

 

PURA ‘ROBADERA’

Y si bien su arresto pareciera cosa menor -apenas unas joyas, un par de inmuebles y una camioneta de lujo obtuvo del cordobés-, comparado con lo que robaron otros funcionarios, sí debió encender las alarmas en muchos que pensaban que por haber “robado poquito” no serán llevados a los tribunales. Además, su detención hizo que la opinión pública volteara, una vez más, hacia Karime Macías Tubilla, la esposa el exgobernante veracruzano.

Ella sí es una saqueadora de amplio espectro, la ‘masa cerebral’, dicen algunos, de todo el engranaje para robarse el erario. Por ahora está en Londres, gozando de una especie de compás de impunidad que le otorgó el Gobierno Federal, aunque también ha sido mencionada en las delaciones que los cómplices de Duarte hicieron ante el Ministerio Público Federal. Es más, el propio  mandatario estatal, Miguel Ángel Yunes Linares, ha dicho que será sujeta a investigación judicial. Habrá que esperar, porque la justicia no se dará si Duarte está preso y su mujer en libertad, gozando lo robado.

Lo mismo para el suegro, Antonio Macías Yazeguey, quien es un pillo de siete suelas, involucrado en todo tipo de raterías desde que el innombrable -del cual es muy allegado- tenía “el pinche poder en la mano”. El tipo se hizo rico durante la fidelidad y supermillonario en el sexenio del yerno. También  las primas de Karime Macías, Córsica Ramírez y Brenda Tubilla, así como cuñados, concuños y demás. Todos le metieron la mano al cajón, sin pudor ni medida.

Igualmente los consanguíneos de Duarte de Ochoa. Uno de ellos, el más ladrón según sus cercanos, es Cecilio Duarte, el hermano a quien le gusta que le digan “Cecil” porque Cecilio se oye naco. En días pasados se conoció una declaración del exsecretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez Zurita, sobre la orden que dio el exGobernador para entregarle 300 concesiones para taxis al hermano, aunque sólo le dieron 100, las cuales vendió y otras las puso a operar a través de prestanombres en varias ciudades, especialmente Córdoba, donde se saturó el negocio de los automóviles de alquiler.

Hagan las cuentas: si cada concesión fue vendida en 80 mil pesos, tan solo en ese chanchullo el hermano se llevó 8 millones de pesos. Empero, no fue el único robo cometido a través de Cecil Duarte, pues hay que recordar que en abril del 2014 el empresario cordobés, José de Jesús Ramos Garrido, denunció que por medio de proyectos ‘fantasma’ para varias secretarías estatales, principalmente para la de Desarrollo Agropecuario, el hermano del gobernante se embolsaba mensualmente entre 8 y 20 millones de pesos.

Ramos Garrido sostuvo que él fue uno de los que elaboraban esos “proyectos productivos” para poder sacar el dinero de las arcas estatales. Su otro hermano, Daniel Duarte, radicado en España, formó dos sociedades que habrían servido para desviar dinero estatal para la compra de hoteles y departamentos en Europa. En pocas palabras, toda la parentela -la consanguínea, la política y la extramarital- de Duarte de Ochoa participó en el hurto a Veracruz. Juntos llenarían varias celdas de un penal. Vaya,  los abuelos del pueblo, asombrados, han de decir: ‘pura robadera con esa raza’.

 

LA RISA EN VACACIONES

Un caso para destornillarse a carcajadas en plenas vacaciones veraniegas: el Gobierno mexicano desconoció los resultados de las elecciones realizadas en Venezuela para integrar una Asamblea Constituyente. El repudio lo hizo la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER), que encabeza el inefable Luis Videgaray quien funge más como un sirviente de Donald Trump que como canciller mexicano.

¡Vaya joya!, México tratando de dar lecciones de legalidad y moral pública a Venezuela. ¡Calificando de fraudulenta una elección ajena cuando la casa está hecha un tiradero! No tiene vergüenza el presidente Enrique Peña Nieto y todos los políticos que lo secundan. ¿Cómo se atreve a intervenir en otro País exigiendo legalidad comicial y rectitud política cuando él mismo fue electo por medio de un fraude escandaloso en el 2012?

¿Cómo exigen a Venezuela lo que no han hecho acá? Los últimos veinte años están llenos de fraudes electorales, algunos inauditos, en toda Latinoamérica. En 1988, Carlos Salinas de Gortari se robó la elección presidencial y en el 2006, el beodo Felipe Calderón también lo hizo y hasta lanzó la justificación insolente de “haiga sido como haiga sido”. Por eso son muy cara-dura salir a dar recetas y colocarse como censores en el exterior.

Peor aún, el expresidente Vicente Fox, quien resultó un fiasco con eso de que encabezaría “el gobierno del cambio” y que fue señalado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el 2006 por intervenir indebidamente en las elecciones presidenciales, ahora va a Venezuela a erigirse como falso activista, pidiendo que se le aplique la llamada “Carta Democrática” en el tratado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que el País sea expulsado de la organización.

En Venezuela hay una situación caótica, es cierto, pero mucha responsabilidad tienen los intereses fácticos internos y externos, es decir, los grupos de poder -empresarios y medios de comunicación antichavistas- en el interior del País, y desde el exterior Estados Unidos y otras potencias que tienen como objetivo apropiarse de la riqueza petrolera. La crisis no sólo es producto del mal Gobierno de Nicolás Maduro sino que está sulfurada con fines aviesos para derrocar un régimen de izquierda, que bien o mal es protector del patrimonio nacional.

Pero aun cuando Venezuela tenga una hecatombe, México está peor en todos los rubros, sobretodo en asuntos de democracia electoral y en derechos humanos. Los políticos y gobernantes mexicanos no tienen la autoridad moral, ni política ni diplomática para injerir en asuntos de otro País. Que se ocupen de corregir el desastre doméstico antes de juzgar la casa ajena.

 

GUERRA DE SIGLOS

La jerarquía católica desenterró el hacha de guerra contra los diputados -más bien contra  las legisladoras Tania Carola Viveros, de Morena, que es la impulsora y María Josefina Gamboa, del PAN, quien apoya el proyecto- que propusieron modificar el Código Civil para despenalizar el aborto en situaciones precisas y con ello reconocer el derecho de  la mujer para decidir sobre su cuerpo. La guerra de Siglos de la Iglesia Católica contra la mujer se reedita en Veracruz.

Está desatada la ira de los obispos liderados por Hipólito Reyes, sus voceros y las organizaciones ultraconservadoras. Históricamente la mujer para la Iglesia Católica no tiene más opciones que ser sumisa y someterse al varón o ser pecadora y enfrentarse a la condena pública. Así, el aparato eclesial va contra Tania y Marijose por atrevidas -les causa mayor molestia que sean mujeres las que promuevan el reconocimiento de libertades ante la Ley-.

¿Las lapidarán o las quemarán en una pira? ¿Cuál será el castigo que elijan para ellas los misóginos ensotanados? La estrategia clerical para frenar esa iniciativa apunta a las elecciones de 2018. Los religiosos y persignados amagarán con un voto de castigo al partido que se atreva a legislar sobre el aborto, que le reconozca el derecho a la mujer sobre su útero. ¡Con la Iglesia hemos topado!, le dijo Don Quijote de la Mancha a Sancho Panza.

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