Atzacan.- Con 400 años de historia, feligreses continuaron con la tradición de celebrar a los santos patronos Santa Ana y San Joaquín, recordados por la Iglesia Católica como los padres de María, la madre de Jesucristo. Apegados a las costumbres locales, los mayordomos coordinaron la fiesta religiosa que incluyó eucaristías, procesiones, convivencia de vecinos, visitantes, autoridades y fieles en general.
Estas figuras representantes del pueblo fueron apoyados por algunos auxiliares denominados mayores, más el respaldo de quienes anotan las peticiones para las eucaristías, llamados meseros por la feligresía. Todos se enfocan a la celebración que convoca a los habitantes de la cabecera, comunidades y visitantes de los municipios cercanos.
Entre las actividades destaca la procesión de las imágenes de los santos, que son llevados en hombros por los creyentes que les rinden veneración por las principales calles del pueblo, para retornar al templo donde se desarrollan los actos de fe y las convivencias que reúnen a cientos de personas.
Como parte de la tradición, las autoridades civiles locales deben participar en las festividades aun cuando no profesen la religión Católica, pues se encargan de apoyar en los recorridos y son parte de los eventos.
Durante esta temporada los mayordomos acuden a los hogares, donde se atiende a enfermos, además recolectan despensa y medicamentos para distribuirlos entre los pobladores que sufren de pobreza extrema o atraviesan alguna situación difícil.
Entre las actividades culturales destaca la presentación de un grupo de 30 bailarines que ofrecen al público la tradicional Danza de Moros y Cristianos, basada en pasajes bíblicos relacionados con la aparición de la Virgen María, recordando que este baile fue utilizado por los frailes franciscanos para evangelizar a los indígenas a su llegada a la Nueva España.
