Amsterdam.- A partir de enero, Holanda se vio obligada a rechazar su sistema de “multiculturalismo”, pese a que el 6% de la población es musulmana.
El Gobierno está harto de ser “pisoteado” por los musulmanes y abandona dicho modelo. Después de mucho tiempo de “multiculturalismo”, que no ha hecho más que alentar a los inmigrantes musulmanes a crear una “sociedad paralela” y dañina para el País, emerge entonces un proyecto presentado al Parlamento por el ministro del Interior, Piet Hein Donner, que dice: “El Gobierno comparte la insatisfacción del pueblo frente al modelo de sociedad multicultural en Holanda y expresa su intención de centrar prioridades en valores fundamentales”.
En el nuevo sistema de integración, los valores holandeses van a tener un rol fundamental y por ello el Gobierno “no se adhiere más al modelo de sociedad multicultural”.
“Una integración más rigurosa es ahora perfectamente justificada. Por eso, se dice al Gobierno y al pueblo, que esta orientación se ha vuelto absolutamente necesaria, porque la sociedad holandesa está a punto de disgregarse en términos de identidad y ya no se sienten “como en su casa”.
La nueva política de integración será mucho más exigente con los inmigrantes. Por ejemplo, deberán aprender obligatoriamente el idioma holandés y el Gobierno va a tomar serias medidas coercitivas ante quienes ignoren los valores del País y que
desobedezcan las leyes.
El Gobierno también dejará de otorgar subsidios especiales a los musulmanes en favor de la integración, ya que de cualquier manera ellos la ignoran. Según Donner, “no corresponde al Gobierno ni a los fondos públicos, integrar a los inmigrantes”.
Este proyecto también prevé la creación de dos legislaciones: la primera, prohibiendo los casamientos forzados; y la segunda, imponiendo severas medidas para los inmigrantes musulmanes, que disminuirán voluntariamente sus posibilidades de trabajar, simplemente por la manera que tienen de vestirse.
Más específicamente, el Gobierno va a prohibir el uso de vestimentas que cubran todo el rostro como el velo, la burka y la hijab, todo esto a partir de este año.
Holanda se dio cuenta, quizá un poco tarde, que su liberalismo multicultural podría convertir su País en un territorio de “tribus musulmanas”, cuyo
objetivo primordial es destruir la Nación que los albergó y la identidad holandesa. El futuro del mundo tal y como lo conocemos está en riesgo, por esta razón es muy factible que Australia, Reino Unido, Canadá, Bélgica, Francia y Estados Unidos, adopten esta iniciativa para ponerle fin a la proliferación mundial musulmana, la cual no respeta nada ni nadie. Esta medida es justa y muy necesaria, de lo contrario, en 20 años nuestra manera de vida occidental dejará de existir.