POR: TOMáS GONZáLEZ JIMéNEZ.
No es de ahora, pero la clase política que ha desfilado en la multitud de puestos de elección, supuestamente popular, por regla general ha padecido de graves enfermedades que no les ha permitido ver de manera diáfana y transparente las responsabilidades que han tenido en sus manos para gobernar los grandes y pequeños conglomerados esparcidos en el País, que es el pueblo mismo que a través del tiempo ha sufrido las grandes y perversas situaciones por las que ha atravesado, al grado que la miseria no ha dejado de ir aumentando por el maltrato que ha recibido de los gobernantes.
Ya en varias ocasiones hemos comentado que deben modificarse los requisitos establecidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, es decir, aumentar uno que ya se viene haciendo bastante indispensable, como es el que los aspirantes a gobernar estén perfectamente en sus cabales, es decir, en un estado excelente de salud en todos los aspectos como emocionalmente, psicológicamente, físicamente, etc., que no arrastren frustraciones ocurridas desde el embarazo de sus progenitoras, en la niñez, en la juventud y ahora como adultos, porque sucede que la sociedad mexicana, veracruzana, parece para ellos que esos conglomerados tienen la culpa de las situaciones por las que han atravesado.
Esto debe implementarse para ser desde regidor, hasta Presidente de la República, y además estar preparados con amplios conocimientos en todos los aspectos de la vida cotidiana, entre otros cultural y físicamente, y tener un amplio criterio para resolver pequeños y grandes problemas por los que viene atravesando el pueblo.
Todo esto se viene comentando por las graves situaciones por las que viene atravesando el País, el Estado de Veracruz, con los últimos acontecimientos políticos, donde se tuvo que llegar a la situación actual encarcelando a un gobernante, situación que ya hacía falta, pues los últimos tres mandatarios estatales veracruzanos son los que marcaron perfectamente la debacle de esta entidad veracruzana, que no se sabe en qué vaya a terminar, pues sencillamente está en la ruina.
Esto ha venido sucediendo en todos los tiempos, pero ahora se ha acentuado por el enloquecimiento a que ha llegado la clase política en que ya no les importa nada, y ahí están los personajes que siempre han entendido mal la verdadera política que debería ser para una vida mejor para el pueblo.
Sin ir tiempo más atrás, se recuerda que desde la época de Miguel Alemán Valdés para acá, cuando empezó la época civilista, es decir, el gobernante de México fue un civil, se siembra el criterio de que había que cuidar las ganancias de los grandes empresarios, porque supuestamente son los dueños del dinero que marcarían el adelanto del País, pero lamentablemente se fue cayendo poco a poco la mejoría que debía tener el pueblo, al grado que siempre ha habido bajos sueldos para los trabajadores en general, cayéndose en el populismo donde la clase trabajadora prácticamente viene perdiendo absolutamente todo.
Ante ese fenómeno ocasionado por la clase política junto con los dueños del dinero, la primera se acomodó de tal manera que han sacado las mejores ganancias viviendo opulentamente, mientras los trabajadores con sólo su fuerza de trabajo, prácticamente vienen quedando totalmente fuera de todo beneficio, y ahí está el desempleo, sumando todos los factores negativos que vienen sucediendo.
Gobernantes enloquecidos por el poder político y económico, por lo que hace falta que ya los haya, pero equilibrados psicológica y emocionalmente, de ahí la necesidad de que se modifique la Carta Magna, para que no lleguen a puestos de elección, supuestamente popular, a cualquier puesto sea municipal, estatal o federal, individuos que estén mentalmente enfermos.
