ZONGOLICA.- A pesar de que públicamente el Gobierno Estatal y Municipal lo niegan, en la Sierra existen grupos de personas que se organizan para cuidar de su seguridad y la de sus familias. En Zongolica y Soledad Atzompa para nadie es un secreto que la población se encuentra protegida por ellos y que el número de Autodefensas y los Guardias Rurales ha ido en aumento.
Según cifras de la organización Movimiento Indígena Liberal Autónomo de Zongolica (Milpaz), en la cabecera distrital existen 239 elementos afiliados a la red de Seguridad Ciudadana, identificados con una credencial expedida por la dirigencia de la agrupación.
En el último año, la cantidad sólo creció un 10 por ciento debido a que la integración es lenta, no obstante el interés de decenas de ciudadanos mostrada a través de las redes sociales, se debe dialogar y concientizar sobre el peligro que representa pertenecer a esta agrupación.
“Nos contactan por distintos medios cientos de pobladores que desean sumarse. A ellos les explicamos que no somos delincuentes, sino una sociedad organizada. Les expedimos una identificación y si en algún retén o determinada autoridad les detectara un arma, nosotros respondemos por ellos”, advierte Vázquez González.
Revela que tienen sus normas internas para la comunicación, reuniones y estrategias de respuesta en caso de presentarse algún conflicto con grupos delincuenciales que atenten contra las familias serranas.
Asegura que a diferencia de los Guardias Comunitarios de Atzompa, sus agremiados son personas comprometidas que actúan en el momento que se les requiera manteniéndose en el anonimato como táctica; mientras los indígenas que han montado retenes o negociado con el Gobierno, son variables en su número de integrantes y no son constantes.
“En aquella zona puede que sean unos 500, pero sólo se congregan cuando los convocan por medio de la campana de la iglesia o ante conflictos sociales. No están comprometidos. Nosotros tenemos alianzas con otros grupos de Autodefensas reales”, comenta el activista, que recientemente reveló la presencia de grupos procedentes de Guerrero y Michoacán en esta región, quienes arriban a la zona serrana para asesorar y fortalecer a Milpaz, ante el clima de intranquilidad que ha alcanzado a la zona montañosa.
Vázquez González agrega que la reunión de los pobladores en Atzompa se da en torno a la unión de los pueblos gracias a sus usos y costumbres, por lo que pueden estar 100 o 600 personas en una junta, cambiando ideologías y elementos.
En su opinión, define a la agrupación como un organismo de choque que está preparado para enfrentar a grupos delictivos que quieran asentarse en la zona, manifestando su discordancia con los gobiernos de los tres niveles, a quienes juzga como rebasados por el clima de violencia e inseguridad.
“Estamos invitando a más elementos. Estamos conscientes del peligro a morir en esta acción, pero no nos importa si esto ocurre por defender a nuestras familias”, refiere el dirigente de Milpaz, quien apela a la adecuación de las leyes que rigen la portación de armas, para crear una flexibilidad que le permita a los ciudadanos defenderse ante cualquier delincuente, disminuyendo la atención a los derechos de quienes operan de forma ilícita.
A pesar de estos números y la actividad que realizan desde hace años los grupos, en los inicios de 2014 autoridades estatales veracruzanas negaron su existencia y hasta la fecha, advierten tranquilidad en la Sierra, aun cuando en los últimos años se han perpetrado asaltos a pagadores de programas federales, atracos a comercios y cajas de ahorro, que tuvieron como saldo el fallecimiento de elementos policiacos y el linchamiento de un presunto delincuente por pobladores, aun así las autoridades se hacen “ojo de hormiga”.
