Por: Arturo Reyes Isidoro / columnista
Me pregunto qué saben o les dijeron a los ejecutivos de Bancomer en Xalapa, que extraña y sorpresivamente, como si les quemara o estuviera a punto de quemarles las manos, pidieron a todos los exfuncionarios duartistas que de inmediato sacaran todos sus fondos de ese banco, porque no los querían más como clientes.
Fue tan determinante la notificación, que algunos que argumentaron tener muchas ocupaciones tuvieron que arreglárselas para ir a firmar la transferencia a otras instituciones bancarias, pero la medida todavía tiene intrigados a quienes se enteraron de lo que ocurrió.
Extraña sobremanera, porque si algo pelean los bancos es que uno ahorre con ellos, incluso hacen maroma y media para que no se cambie uno a otra institución, por lo que la pregunta es sobre si les dieron algún “pitazo” en Hacienda federal, en el SAT o en la PGR de algo que vaya a ocurrir y prefirieron evitar a tiempo trámites y comparecencias ante tribunales, ¿O por qué otra cosa ocurrió?
En el medio empresarial xalapeño lo ocurrido es tema de café o de convivios, porque se tuvieron que mover muchos millones.
Poder Legislativo atiende problema de estudiantes
El maestro Armando Fuentes Aguirre, que se firma como Catón, postula su propia forma de practicar la religión, su amor a Dios: materializando el bien al prójimo, dando amor.
Lo interpreto a mi manera, que es también mi forma de pensar: de qué sirve estar hincado y dándose golpes de pecho todos los domingos en misa, si se niega pan al pobre, al hambriento, y se rechaza al necesitado.
Creo que lo mismo vale (perdón por hacer tamaña comparación) para algunas prácticas de la política, en el caso al que quiero aterrizar de la política legislativa.
Con la frecuencia con la que hay sesiones ordinarias se me llena la bandeja de mi correo electrónico de boletines, que dan cuenta de “iniciativas” que presentan los diputados de las diversas bancadas.
En la mayor parte de los casos se trata de verdaderas ocurrencias, de cosas que se podrían resolver administrativamente, otras irrealizables porque no hay dinero, según dicen, para atender las necesidades de los veracruzanos.
Me imagino que son las “ideas” de los “asesores” que escriben lo primero que se les viene a la cabeza para tratar de salvar los jugosos sueldos que les dan.
Normalmente nada de eso se concreta aunque los más pretenciosos presumen luego que presentaron tantas y cuáles iniciativas y se adornan diciendo que por ello son los mejores. Ja.
Creo que no hay que hacerle tanto al ensarapado. Con que regresaran a sus Distritos, escucharan a sus representados y los acompañaran en sus gestiones para solucionar sus problemas y carencias sería más que suficiente.
Pero no sólo no lo hacen sino que muchos (plurinominales, por ejemplo) no conocen ni siquiera bien o la mayor parte de sus Distritos porque no hicieron campaña y llegaron por dedazo. Incluso por eso mismo no se sienten comprometidos
con nadie.
Por eso creo que es relevante que sin mayor ruido mediático, incluso con toda su bancada en contra, la diputada panista Cinthya Lobato Calderón haya tomado una iniciativa práctica de verdadero beneficio a favor de miles de jóvenes estudiantes veracruzanos.
En lugar de andar pretenciosamente presentando “iniciativas” en el pleno para ayudar a los muchachos, en lugar de esperar a que las enviaran a comisiones, las sometieran a análisis y discusión y luego a votación, se ha ido al grano.
El pasado 26 de junio, luego de asistir a un convivio con periodistas de Xalapa y Coatepec, anunció que buscó y logró suscribir una serie de convenios con instituciones de educación superior de todas las zonas del Estado para tratar de que puedan estudiar los más de 24 mil jóvenes que no alcanzaron cupo en la Universidad Veracruzana.
“De lo que se trata es que nuestros jóvenes no trunquen sus estudios y continúen su camino de superación personal, porque hay que recordar que la educación es un derecho constitucional que debe cumplirse, y si la UV no puede atender esa demanda es necesario ofrecerles otras opciones de estudio”, argumentó la legisladora.
Dijo que daría detalles, pero adelantó que las diversas universidades particulares ofrecen becas de 30, 40 y hasta 50 por ciento de descuento en inscripciones y colegiaturas, lo cual seguramente ayudará a los jóvenes verdaderamente necesitados o con menos recursos que desean superarse.
Vale la pena señalar que, ciertamente, su iniciativa no es novedosa porque en 2004, durante su campaña la anunció y luego la concretó Fidel, pero luego se perdió y nadie la retomó en perjuicio de miles de jóvenes y la economía de sus familias.
Antes fue un priista y ahora es una panista con alto sentido de servicio social la que ha retomado la iniciativa y es de aplaudírsele y reconocérsele, porque no hay hoy en día algún veracruzano que no resienta los efectos de la terrible crisis económica, producto del desastre que dejó el Gobierno anterior y que el actual no ha podido remediar.
Creo que esta es una forma concreta de servir con hechos, en lugar de subir a la tribuna para la foto y el boletín, aunque nunca se materialice algo.
Sigue reacción
La decisión de la diputada Lobato Calderón provocó un efecto positivo colateral, y qué bueno, porque dos días después mediante un boletín de prensa se anunció “un programa de becas para jóvenes” por parte del Congreso local.
En realidad se trata de 500 becas con 50 por ciento de descuento para estudiar licenciaturas en línea en el Instituto Consorcio Clavijero, que no está mal, aunque por alguna razón ese sistema no ha tenido el éxito deseado desde que se creó.
Me pregunto si no hubiera sido mejor que “el Congreso” (en realidad quienes lo manejan) hubiera hecho un frente común con una de los suyos, la diputada Lobato Calderón, con lo que se hubiera consolidado una mayor y mejor oferta para los jóvenes que no obtuvieron cupo en la UV.
Todavía más, creo que hubiera sido mejor que destinaran, si no todo al menos la mitad de los 100 mil pesos mensuales que les dan para “trabajo legislativo” para ayudar a los más de 24 mil jóvenes en verdadera desgracia anímica, por no tener un espacio en la Universidad para el próximo ciclo.
Dado que son muy proclives a ello, ¿no hubiera estado atinado que presentaran una iniciativa que los obligue a donar parte de su sueldo, para apoyar a los estudiantes que no alcanzan cupo en la Universidad pública y que demuestren que no tienen los medios para estudiar en una universidad privada? ¿O íntegros los 40 mil pesos que les dan para sus gastos personales aparte? Con ello demostrarían su sentido social y su solidaridad con quienes –muchos de ellos– votaron para que llegaran a gozar de canonjías, de prebendas a costa del erario público.
La pregunta es obligada dado lo que presumen: ¿Dónde están los redentores sociales de Morena, ahora bien maiceados en la Legislatura, que se aferran como los de la “mafia del poder” a las grandes sumas de dinero de que gozan en el Congreso?
Hechos son amores y no buenas razones. Qué bueno que lo entiende muy bien y lo practica la diputada Cinthya Lobato y que la ha seguido “el Congreso”, mientras por parte del Ejecutivo no se produce ninguna reacción sobre el problema.
¿Es que por parte del Gobierno del Estado se harán omisos ante un problema educativo, social y económico que afecta a miles de jóvenes estudiantes veracruzanos y a sus familias?