Por:Andrés Timoteo / columnista
En al menos una docena de municipios se consolidaron los feudos familiares tras las elecciones del pasado 04 de junio, y en algunos de ellos, una sola familia ha ocupado el poder municipal durante años, con la intención de mantenerse ad perpetuam –a perpetuidad-. Tal es el caso de los Guzmán Avilés, cuyos varones han sido alcaldes de Tantoyuca, municipio ubicado en la Huasteca Alta Veracruzana, y algunos en varias ocasiones.
Ahora, Amado Guzmán Avilés heredará la alcaldía de Jesús Guzmán Avilés, actual edil. Ambos son hermanos del secretario de Desarrollo Agropecuario, Joaquín Guzmán Avilés, bautizado en los corrillos políticos como el Chapito, por ser homónimo con el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera. Este personaje ha sido tres veces edil (2000-2003, 2005-2007 y 2011-2013) además se ha desempeñado como Diputado Federal y Local también en varias ocasiones. Por si fuera poco, la hermana de todos ellos, Rosario Guzmán, es actualmente Senadora y también ha sido Legisladora Local y Federal. Todo un imperio en Tantoyuca, cimentado en el panismo.
En Cosoleacaque, ubicado al Sur de la Entidad, predominan desde el 2010 los hermanos Cirilo y Ponciano Vázquez Parissi, hijos del extinto pistolero Cirilo Vázquez Lagunes, conocido con el apodo de el Cacique de Sur. Cirilo Vázquez Parissi fue alcalde en el período 2010-2013 y le heredó la silla a su hermano Ponciano que está por concluir su gestión y que a su vez le devolverá el Ayuntamiento al primero, ya que ganó los comicios para presidir el cuatrienio 2018-2021. Para ese año, el 2021, Ponciano estará listo para competir otra vez por la comuna cosoleacaneca.
En la zona Centro hay otras hermanas parecidas, las Cantón Croda en Comapa. Carmen Cantón, expanista y quien ya fue Alcaldesa en el trienio 2008-2010, regresará a la Presidencia Municipal, ahora abanderada por el PRI, y heredará de su hermana, Aurora Cantón, actual edil, también priista. Así sumarán ocho años consecutivos -once con el trienio anterior de Carmen Cantón- que el apellido Cantón domina en ese municipio. Y claro, la señora Aurora ya prometió regresar en el 2021. ¡No tienen llenadera las ‘hermanas veneno’!, diría el innombrable.
Un tercer cacicazgo impúdico está en el municipio totonaca de Coyutla, donde el Alcalde priista Benito Picazo Pérez le entregará el poder municipal a su hijo, Jesús Antonio Picazo Gutiérrez, quien compitió por la alianza PRI-PVEM. El hermano del actual alcalde y tío del próximo munícipe, Basilio Picazo, también ex-alcalde del lugar, es actual Diputado Local por el tricolor. De colofón, Basilio Picazo es un pillo de siete suelas, señalado de ser el autor intelectual del asesinato del ex-síndico Miguel Alfonso Vázquez en 2005.
Y en esto de los comicios municipales hay uno que salió ganador por doble partida: el Alcalde de Ixhuacán de los Reyes, Everardo Soto Matla, quien dejará la silla municipal a su hermana, Isabel Soto Matla, quien compitió por la coalición PAN-PRD, mientras que su esposa, Alicia Valdivia Vargas, también del PAN-PRD, asumirá la Alcaldía de Cosautlán de Carvajal. En Papantla, el Presidente perredista Marcos Romero Salas heredará la Alcaldía a su sobrino Mariano Romero González, quien fue el tesorero de facto de su comuna y está acusado de saquear el erario municipal.
En Soledad de Doblado, la priista Martha Utrera Ortega será sucedida por su hija Martha Ximena Rodríguez Utrera, también abanderada por el PRI-PVEM. Lo mismo que en Rafael Lucio, donde el Alcalde panista Leonel Libreros Mendoza dejará el cargo a su hijo, José Libreros Alba. En Paso de Ovejas, el matrimonio formado por el exdiputado Adolfo Ramírez –quien ya fue edil del lugar- y Ana Rosa Valdés, ahijados de Rosa Borunda, esposa del innombrable, concluirán su satrapía municipal, pues fueron derrocados por el candidato de la coalición PAN-PRD.
Lo malo del asunto es que esa pareja, que es conocida como “Los Abarca de Paso de Ovejas”, ganó perdiendo porque le dejarán la comuna a su tío, Abel Ramírez Coria, quien se disfrazó de azul-amarillo. En Huatusco se impuso la candidata del PRI-PVEM, Balducina Tejada Colorado, esposa del exalcalde y actual Diputado Federal Miguel Ángel Sedas Castro, con la presunta complicidad del actual edil, Santiago Chicuéllar Aguilar, quien habría traicionado al panismo, y del exdiputado federal, Víctor Serralde Martínez –o como se llame en realidad- quien trabajó en contra de los candidatos azules en esa región.
Otro caso emblemático es Acayucan donde gobernará el exdiputado Federal perredista Cuitláhuac Condado Escamilla, hijo de la diputada local Adela Escamilla Moreno y hermano de la exlegisladora Ana María Condado y también cuñado de la exdiputada local, Brenda Abigail Reyes Aguirre, quien en su momento fue apodada como “la diputada amarilla más roja”. La diputada perredista Yazmín Copete Zapot, exalcaldesa de Santiago Tuxtla, cumplió su sueño de ver sentado en la silla municipal a su hijo, Argeniz Vázquez Copete
LOS QUE NO LLEGARON
Claro, también hubo satrapías familiares que quedaron truncadas, pues la población las rechazó en las urnas. Los dos fracasos electorales que más júbilo desataron entre los electores fueron los de Alvarado y Atoyac. En el primero, fue derrotada Martha Elizabeth Platas, esposa del alcalde Octavio Ruiz Barroso, otro fidelista disfrazado de amarillo. La cónyuge “mordió el polvo” frente al exalcalde local, Bogar Ruiz Rosas, abanderado de la alianza PRI-PVEM.
La señora Platas de Ruiz fue candidata en 2016 de esa misma alianza a la Diputación Local y perdió frente al panista Juan Manuel de Unanue. En ese pragmatismo ramplón y la ansiedad del poder, la hizo dar una voltereta de 360 grados y se convirtió en candidata de la coalición PAN-PRD para intentar heredar el cargo de su marido. No lo logró. Ya para que los alvaradeños hayan preferido a Bogar Ruiz, quien es un pillo de marca, significa que a la señora Platas no la pueden ni ver en la ciudad del albur y las malas palabras.
En Atoyac, los lugareños también castigaron el mal gobierno del alcalde priista Agustín Mollinedo Hernández y votaron en contra de su esposa Hermelinda Huerta Zurita. Lo mismo en Catemaco, donde perdió María Luisa Domínguez Bucio, abanderada del Panal y esposa del alcalde, Jorge González Azamar, y en Minatitlán fue barrido en las urnas el exdiputado local, Ciro Félix Porras, candidato del PRI-PVEM e hijo de la exalcaldesa Guadalupe Porras David, conocida como Lupilla Porras.
A su vez, en Soconusco, no llegó a la alcaldía Carlos Damián Baruch Custodio, hermano del alcalde Jorge Baruch, ambos panistas. Allí ganó el candidato del Movimiento Ciudadano, Rolando Sinforoso Rosas, pese a todos los intentos de la familia Baruch para detenerlo. Hasta balearon su casa el mismo 04 de junio. Caso similar al de Úrsulo Galván, donde el alcalde César Domínguez Castillo no logró heredar el puesto a su hermano Pedro Domínguez.
LA MUJER DE LOS RAJAZOS
Las abuelas del pueblo cuentan que una mujer recibía palizas a diario de su marido, quien además de violento y abusón era infiel, haragán y borracho. Por cualquier motivo, este individuo le propinaba una tunda y la mujer siempre la sufría sin defenderse ni revelarse. Así aguantó muchos años hasta que un día el energúmeno murió en una de sus francachelas y la mujer quedó viuda. ¡Al fin era libre! No más palizas, no más insultos, no más tiranía. La vida le hacía justicia después de tanto tiempo.
Sin embargo, pasado el sepelio y el novenario, la viuda no vivía tranquila. Algo le hacía falta. Extrañaba mucho a su marido y comenzó a llorarlo a diario. La añoranza llegó a tal grado que un día tomó un leño, como esos con los que su fallecido esposo acostumbraba a aporrearla, y lo aventó para arriba, colocándose ella abajo para que el madero la golpeara al caer. El golpe le hizo recordar a su ausente marido, y desde entonces, todos los días arrojaba leños al aire y se ponía debajo para que la tundieran al caer. ¡Era como si el esposo siguiera viviendo y ocupándose de ella! La mujer se sentía feliz.
Los vecinos enterados del suceso -por el ruido de los leños y los gemidos de la viuda-, y la apodaron “La mujer de los rajazos”. No estaba loca sino que se había acostumbrado al maltrato. Pues bien, ese cuento de las abuelas del pueblo ilustra perfectamente a los priistas de Veracruz, quienes se acostumbraron a los rajazos y ahora parecen una añoranza enfermiza de sus verdugos.
Ejemplo de ello es que muchos de ellos impulsan al todavía alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga a la dirigencia estatal, pese a que trae el sello de la fidelidad tatuado en la frente. Es decir, pretenden coronar al integrante de ese grupo delictivo que tanto daño le hizo al tricolor, y que lo llevó a ser el Partido más repudiado entre el electorado. Los desmemoriados priistas parecen ignorar que el edil Zúñiga no ha ganado una elección por sí mismo. Los dos cargos de elección popular, la Diputación Local y la Alcaldía, los obtuvo con sendos fraudes operados por el innombrable y su títere, Javier Duarte.
Zúñiga es uno de los llamados “niños de la fidelidad”, pues inició su carrera política como titular de la Secretaría del Trabajo en el sexenio del innombrable, y la cartera le fue otorgada sin tener experiencia ni perfil, ya que era parte del pago que se le dio a su padre, Guillermo Zúñiga, por haber servido de comparsa en el 2004 para simular una nominación democrática al interior del Revolucionario Institucional, cuando nominaron al innombrable.
Américo Zúñiga nunca ha obtenido algo por sí mismo. Más aún, ahora carga con la derrota del tricolor en la capital del Estado. Él contribuyó a que el descalabro electoral fuera más fuerte, pues una semana antes de las elecciones maniobró para que el Cabildo xalapeño avalara el paso de un gasoducto por la urbe, lo que significó el ‘tiro de gracia’ para el candidato priista Alejandro Montano. Ya en 2016, por su desastroso desempeño el PRI perdió las dos Diputaciones Locales y en 2015, la Federal. Entonces, proponer a uno de los responsables del fracaso electoral a dirigir el partido, ¿no es como lanzar el leño al aire y colocarse debajo como “la mujer de los rajazos”? Con su gestión como alcalde, la capital del Estado pasó de ser la Ciudad de las Flores a la ‘ciudad de los orines’, pues todo huele mal. A eso hay que sumarle la violencia e inseguridad, el caos vial, obras públicas que se desmoronan a las pocas semanas de levantarlas y los escándalos de corrupción en la Administración municipal. No hay cualidades qué destacar en el Edil, salvo que es la baraja del senador José Yunes Zorrilla.
El caso es patético, al igual que “la mujer de los rajazos”, los priistas son masoquistas, y ahora que no está Javier Duarte ni el innombrable, abrazan a uno de sus súbitos para hacerlo dirigente del Partido. No quieren aprovechar la oportunidad para deshacerse de los fidelistas porque se acostumbraron a los palos, sin ser albur -y aún siéndolo, aplica-.