CÓRDOBA.- Al adquirir el ingenio El Modelo, en Cardel, la familia Porres obtuvo también el compromiso de modernizar y ampliar la planta de tratamiento de aguas residuales de esa factoría para no contaminar la laguna Cabana, el cual no ha cumplido, causando daños incalculables al ecosistema y daños patrimoniales a decenas de familias de pescadores de esa región.
La familia Porres sí tiene para comprar un avión Jet, y eso cuesta muchos millones de pesos, pero no invierte nada para dejar de contaminar una laguna. Por años, la contaminación que genera el ingenio El Modelo, propiedad de la familia Porres, ha ocasionado graves daños a la región de Úrsulo Galván y Cardel, particularmente en la laguna Cabana.
Desde el año 2013, las quejas y denuncias de los pescadores de la zona provocaron que las autoridades federales intervinieran, y obligaron a los propietarios del ingenio a que instalaran una planta de tratamiento de aguas residuales que limpiara el drenaje y los ácidos que la factoría vierte directo a la laguna. Y cada zafra, es lo mismo.
En 2015 otra vez la descarga mató a las especies de la laguna Cabana afectando a pescadores, que tienen que esperar hasta seis meses sin poder pescar en este cuerpo de agua que tiene una superficie aproximada de 60 hectáreas, debido a la contaminación que provoca el Ingenio que ahora es propiedad de los Porres.
Durante el año 2015, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), conocieron de las quejas de campesinos y pescadores, y aplicaron sanciones al ingenio El Modelo por realizar la limpieza de la factoría haciendo descargas de drenaje y ácidos que provocaron la muerte de toneladas de especies marinas.
Otra vez, ante la queja de los lugareños, la autoridad federal visitó la laguna y se detectó que la planta de tratamiento que tiene el ingenio El Modelo llegó a su capacidad, por lo que hicieron un requerimiento como dependencia estatal para que ampliaran la planta y cumplan con los mecanismos normativos para una buena operación.
No se atendió el requerimiento, luego los Porres adquirieron la factoría, conociendo el daño ecológico y ambiental que produce, y tampoco lo atendieron.
Los peces del cuerpo de agua mencionado son la única fuente de trabajo de los pescadores de esta zona, pero la muerte masiva de los vertebrados ocasionada por la contaminación que generan las aguas sucias de El Modelo ponen en riesgo su supervivencia.
La simulación de los Porres es una burla hacia las autoridades estatales y federales, y hacia los pobladores a quienes más daña, pues no han ampliado la planta que se instaló hace cuatro años con capacidad para sólo siete litros por segundo, y que es insuficiente, pues lo que necesita el ingenio es un sistema de biorreacción aeróbica de mayor capacidad, ya que genera tres o cuatro veces más volumen de agua contaminada.
Actualmente, no hay ningún sistema de limpieza de las aguas residuales, que llevan incluso ácidos que utilizan en el aseo del ingenio, por lo que la totalidad de los desechos líquidos residuales generadas escurren, sin tratamiento alguno, a la laguna Cabana.
No obstante, la grave afectación a los cuerpos de agua y canales de riego de esas comunidades y a sus habitantes, a la familia Porres poco le importa, aunque tiene suficiente dinero como para adquirir un Jet Cessna Citation 550, que cuesta un dineral, y bien podrían invertir en comprar una planta de tratamiento adecuada para su ingenio y así resolver la contaminación que provoca.
Las autoridades deben dejar de ser tibias y exigir que se cumpla la legislación, reglamentos y normatividad en materia ambiental con fundamento a lo establecido en el Artículo 6º, apartado B fracción I, de la Ley número 62 Estatal de Protección Ambiental.
Las cooperativas denominadas Sociedad de Producción Pesquera, Perla del Golfo, Litoral del Golfo, Río Actopan y Servicios, Sociedad de Solidaridad Social, Pesca y Trabajo S.R.L. de C.V. y la Laguna Cabana, han levantado decenas de actas de los daños ocasionados y continuamente hacen del conocimiento de las dependencias federales y estatales, correspondientes, que sólo les tramitan “apoyos”, pero no resuelven el origen de la contaminación, que es el ingenio de los Porres.
