Por: Andrés Timoteo / columnista
El tenista cordobés Santiago González, fue visionario al rechazar, en agosto del año pasado, la invitación del entonces gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, para dirigir el Instituto Veracruzano de Deportes (IVD), pues ayer se convirtió en finalista del Abierto de Francia Roland Garros, uno de los torneos de tenis más prestigiados del mundo, que se juega desde 1925.
González, de 34 años de edad, ganó ayer jueves el partido de semifinales en dobles junto al estadounidense Donald Young, venciendo a la pareja formada por el español Fernando Verdasco y el serbio Nenad Zimonji. Este fin de semana se enfrentará al dúo que resulte ganador del partido que se jugará hoy viernes entre los colombianos Juan Sebastián Cabal y Roberto Farah, y la pareja formada por el estadounidense Ryan Harrisson y el neozelandés Michael Venus.
Así, durante el fin de semana -el torneo finaliza el domingo 11 de junio- un cordobés podría hacerse de la Copa Jacques Brugnon, el premio a los ganadores de la final de dobles masculinos y entrará a la historia como uno de los ostentadores del famoso Grand Slam, es decir, de los cuatro torneos mayores de tenis en el mundo. Además del Roland Garros, los otros tres son el Abierto de Australia, el Campeonato de Wimbledon y el Abierto de Estados Unidos.
Fue visionario el cordobés al rechazar convertirse en burócrata local y preferir su carrera deportiva, y también fue visionario quien lo invitó a formar parte de su gabinete -fue el primer convocado-, pues le vio madera de campeón. Afortunadamente Santiago González no se quedó en la aldea y ahora disfruta haciendo historia en el tenis de alcurnia. La crème de la crème del llamado deporte blanco.
NACIDO PARA PERDER
Ayer estuvo en Orizaba el priista Héctor Yunes Landa. Fue a visitar al edil Juan Manuel Diez, ahora que éste ha saltado a la tarima mediática como uno de los ganadores del pasado proceso electoral, al ser de los pocos Presidentes municipales que hizo ganar al candidato del tricolor. No fue visita de cortesía sino para medir distancias, pues Yunes Landa está empecinado en volver a aparecer en las boletas electorales de la contienda por la Gubernatura en el 2018.
El Senador le echó piropos al orizabeño y su intención es adherirlo a su proyecto, pero lo hace burdamente. Es la vieja usanza del avasallamiento, con la diferencia de que Yunes Landa no tiene nada que ofrecerle al Presidente de La Pluviosilla ni mucho menos posibilidades reales de volver a ser candidato al Gobierno estatal. El caso de Yunes Landa es de psiquiatría, un ejemplo de lo que no se debe hacer en política para impedir acabar así, tan lastimosamente.
Él es perdedor por los cuatro costados. Fracasó como candidato a la Gubernatura en 2016, cuando fue arrasado en la votación por su primo, el panista Miguel Ángel Yunes Linares. Los nostálgicos dicen que es el ‘(Francisco) Labastida veracruzano’, por ser el protagonista de una derrota histórica de su partido, pero le queda grande tal comparación.
Labastida se retiró con dignidad de la política, tras la derrota en la contienda presidencial del año 2000 frente a Vicente Fox, y Yunes Landa insiste en volver a ser candidato, pisoteando supuestos acuerdos con el otro Senador que aspira a esa nominación, José Yunes Zorrilla, quien el año pasado replegó su proyecto para darle paso, luego de que fue presionado por el entonces dirigente nacional del PRI, Manlio Fabio Beltrones, padrino político del primero.
Yunes Landa también es uno de los perdedores de los comicios de este año, pues fue quien impuso a Renato Alarcón, ese gris burócrata, en la dirigencia estatal del PRI y él mismo asumió una especie de liderazgo operacional en el partido. Lo dejaron manejar al PRI a su antojo y el balance fue desastroso: se perdieron 50 de las 93 Alcaldías gobernadas y la votación general para el tricolor menguó en casi medio millón de sufragios. Además, basta con revisar la bitácora: todos los abanderados priistas que Yunes Landa acompañó en campaña perdieron de forma estrepitosa.
Algunos de sus incondicionales, como Juan Carlos Molina de la CNC y Erika Ayala del sindicato del Cobaev, fracasaron como promotores del voto. En todos los municipios de su influencia los priistas fueron barridos. En el Puerto de Veracruz, envió a su otro compadre, Fernando Ruz Bravo, a disfrazarse de petista para robarle votos a la alianza PAN-PRD y apenas obtuvo mil 400 votos, es decir, el 0.7 por ciento de la votación total.
Igual sucedió en todos los lugares donde, supuestamente, se desplegó la operación de su agrupación Alianza Generacional, pues no logró ganar un solo candidato del tricolor. Yunes Landa es tan perdedor que ni siquiera logró que a su yerno, un tal Carlos Nosti, lo dejaran en la primera Regiduría de la planilla del PRI en Boca del Río. Ni eso pudo conseguir
Entonces, que el Revolucionario Institucional se aventure a postular nuevamente a Yunes Landa en el 2018, suena más a chiste que a posibilidad real. Su padrino Beltrones ya no está vigente, él mismo no lidera ninguna corriente política de valía y peor aún, volvió a ocupar una retórica peligrosa que ofende, pensando que con ello generará una polémica mediática. Chequen la barbaridad: dice que los veracruzanos estaban mejor con Javier Duarte que con Miguel Ángel Yunes.
¿Cómo le caerá ese dicho a los familiares de los desaparecidos y de los asesinados en ese terrible sexenio? ¿Qué dirán de esa frase los papás de los niños que murieron porque les suministraron medicamentos apócrifos contra el cáncer? Que ese señor diga que en el sexenio de Duarte -a quien, por cierto, llamaba “mi jefe político”- se estaba mejor que ahora, es un escupitajo para los estudiantes, trabajadores, jubilados, maestros y demás veracruzanos que fueron robados y despojados de becas, programas, pensiones, salarios, prestaciones y servicios, porque el exgobernador cometió un mega-latrocinio.
Al parecer no hay quien le ate la lengua, pese a que tiene como 10 jefes de prensa, quienes, por cierto, el miércoles pasado le organizaron un desayuno con colegas periodistas de Xalapa -llevó acarreados de Córdoba- frente a los cuales también soltó disparates. Uno de ellos es todo un florilegio: anuncia, como si ya fuera candidato, la creación de un fideicomiso para apoyar a periodistas desvalidos en prestaciones sociales, pues dice que está preocupado por el gremio. ¿Cómo le llamamos a eso?, ¿desfachatez?
Yunes Landa arrastra un historial de desprecio e incluso de agresiones físicas contra los periodistas. En 2010, no quiso recibir a quienes fueron a pedirle al Congreso Local -donde encabezaba la Presidencia- ayuda para buscar a Evaristo Ortega Zárate, reportero que fue desaparecido por el innombrable. No quería confrontarse con su “jefe político” del momento por un periodista. Tampoco hizo nada un año antes por una reportera que agonizaba en un hospital. Les azotó la puerta en la cara a quienes fueron a tocar sus oficinas legislativas para solicitar apoyo.
Y qué decir del columnista Jorge Manrique, a quien agarró a planazos en su oficina el 23 de febrero de 2005, cuando era subsecretario de Gobierno, con el innombrable. Al funcionario fidelista no le gustó lo que publicaba Manrique, y tras citarlo en su oficina, lo sometió con ayuda de tres guardaespaldas y lo golpeó con la parte plana de dos machetes que tenía consigo. “¡Ahora sí, hijo de tu…, te llevó la…. Párate que te voy a romper la m…!”, le gritó al periodista antes de comenzar a golpearlo.
“Ya sé cómo te voy a matar. Este fulano es un cab… que vivió en donde yo he vivido. Es un monstruo y él será quien te rompa toda tu m… Es un chin… La forma en cómo te mataría sería cualquiera (sic). A balazos, con una jeringa infectada con Sida. No sé, creeme que tengo todo el tiempo del mundo”, relató Manrique en una carta-denuncia que le envió al entonces gobernante, el impresentable, y que cinco años después, en 2010, fue publicada en el Diario de Xalapa. Obviamente el innombrable nunca procedió contra Yunes Landa, pues en aquellos tiempos entre ambos se derramaba miel y complicidad.
Tal es el rostro verdadero del señor Yunes Landa, quien ahora dice desvivirse por el gremio periodístico y anuncia fideicomisos para ayudarlo en su precariedad. Lo relatado ni es “guerra sucia” ni un afán de desprestigiarlo -por si quiere quejarse el aludido- pues lo presentado es cierto. Es, eso sí, una llamada de alerta para tener memoria, para que ni los colegas periodistas ni los veracruzanos se dejen engañar por este señor. ¡De la que se salvaron los veracruzanos! Fueron inteligentes en rechazarlo en las urnas el año pasado. Y la buena noticia es que Yunes Landa nunca gobernará a Veracruz. Consummatum est.
LO POST-ELECTORAL
Pese al ‘estira-y-afloja’ de los representantes de algunos partidos políticos que se dicen despojados de triunfos o que hacen cantaleta para retrasar lo inevitable, hasta anoche el Organismo Público Local Electoral (OPLE) había entregado constancias de mayoría a los candidatos ganadores en 204 de los 212 municipios. Faltaban -al cerrar este texto- finalizar los cómputos oficiales en Uxpanapa, Zaragoza, Tlapacoyan, Soeteapan, Ixhuatlancillo, Sayula de Alemán, Xico y Tuxpan.
En este último municipio se decidió efectuar un recuento total de votos, pues la diferencia es mínima entre los dos punteros, el abanderado de la alianza PAN-PRD, Antonio Aguilar Mancha -primo del dirigente estatal del PAN, Jesús Mancha Alarcón- y el empresario Gustavo Greer Becerra, exalcalde panista en el período 2001-2004, y quien ahora compitió como candidato Independiente. Cualquiera de los dos que gane le arrebatará esa plaza al PRI, donde gobernó y operó el diputado federal y exalcalde, Alberto Silva Ramos, uno de los incondicionales del exgobernador Javier Duarte de Ochoa, de quien también fue su vocero.
Hay algunas localidades en donde se judicializará el conflicto postelectoral, pues los actores políticos ya preparan impugnaciones en los tribunales. Uno de esos casos es precisamente Orizaba, donde la diferencia entre el priista Igor Rojí y el panista Daniel Zairick es de unos 600 votos. Entonces habrá que esperar a ver cómo se desarrollan los juicios en los tribunales local y federal. Pendiente está concluir salomónicamente recuentos en Ixhuatlancillo, Zaragoza y Uxpanapa, donde se desbordaron los ánimos y hubo enfrentamientos físicos y retención de funcionarios electorales.
Esto no se acaba, hasta que se acaba, dice el clásico.