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Renuncian al Banco Vaticano

Superiberia

Roma.- El nuevo escándalo de corrupción que ha sacudido al Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido como el Banco Vaticano, tuvo ayer sus primeras consecuencias con la dimisión del director general, Paolo Cipriani, y el vicedirector, Massimo Tulli.

La dimisión de ambos fue aceptada por la Comisión de Cardenales y el Consejo de Supervisión y se ha producido tres días después de la detención de tres personas, entre ellas el prelado Nunzio Scarano, acusadas de fraude y corrupción en el marco de una investigación sobre supuestas irregularidades financieras en el IOR.

Scarano fue responsable del servicio de contabilidad de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), que gestiona el capital inmobiliario del Vaticano.

Con estas dimisiones se acelera la reforma del banco vaticano, según precisó su presidente, Ernest von Freyberg, después de que el 26 de junio el papa Francisco creara una comisión formada por cinco personalidades para investigar y aportar transparencia al IOR, envuelto desde hace años en numerosos escándalos financieros.

El Consejo de Supervisión y la Comisión Cardenalicia que vigila el funcionamiento del banco han aceptado las dimisiones y han pedido a von Freyberg que asuma de manera interina y con “efecto inmediato” las funciones de director general, mientras se ha abierto el proceso para designar a los sucesores de Cipriani y Tulli.

El Consejo de Supervisión está formado por von Freyberg y cuatro consejeros, el alemán Ronald Hermann Schmitz, el español Manuel Soto Serrano, el estadounidense Carl Albert Anderson y el italiano Antonio María Marocco.

 

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