La bolita queda en la cancha de la Cámara de Representantes de EU. Es ahí en donde se va a decidir si realmente se hará una reforma migratoria integral o si se quiere mantener el actual sistema en donde hay mucha seguridad en la frontera México-Estados Unidos —más que nunca en la historia— con flujos de migrantes que hoy son descendientes, pero que continúan buscando mejorar sus condiciones de vida del otro lado.
¿Qué harán los republicanos en la Cámara baja?
Muchos —desde demócratas hasta ciudadanos y activistas pro migrantes— han querido ganar el voto de los republicanos argumentando que es la única forma que tiene el partido para recuperar la presidencia. Que sin el voto hispano no van a poder obtener los votos suficientes para ganar las llaves de la Casa Blanca y que para ello requieren aprobar la reforma migratoria.
Sin embargo, no todos los republicanos ven así la ecuación. Para muchos de ellos el dar la ciudadanía a los que llegaron sin papeles a EU significa no sólo premiar a los que rompieron la ley, sino la posibilidad de hacer más larga la fila de votantes, pero para los demócratas. No para su partido.
¿Cuál es el incentivo entonces de darles papeles a estos individuos?
Mejor están viendo la oportunidad de construir muros y de reforzar su frontera para evitar que estos millones de hispanos sigan llegando a EU. Por ello la enmienda Hoeven-Corken que se agregó a la reforma aprobada la semana pasada en el Senado que aporta más de 40 mil millones de dólares para la seguridad fronteriza.
Esta enorme cantidad de dinero representa para algunos dinero tirado a la basura. Dinero de los contribuyentes, muchos de los cuales están furiosos con este dispendio que no ordena los flujos migratorios.
No obstante, fue la única manera como los demócratas y la Pandilla de los Ocho senadores, que incluyó a cuatro republicanos, pudo sumar el voto de otros diez republicanos para sacar avante la reforma migratoria.
Sólo mediante la construcción de un enorme muro. Y ese mismo discurso, pero corregido y aumentado, parece que será el tono de las discusiones en la Cámara de Representantes.
Ahí ha prevalecido la postura del congresista Bob Goodlatte, quien como presidente del Comité Jurídico ha promovido la aprobación de medidas como el conocido SAFE Act que criminaliza a quienes no tienen documentos y por ello permite que cualquier policía persiga a alguien sólo por el hecho de parecer un inmigrante.
Tal parece que los republicanos lo que realmente quieren es decir ¡que desaparezcan los migrantes! Saben que forman parte de un segmento importante y creciente de la población en EU, pero no les gusta que quieran entrar a EU ni que sean un segmento importante del electorado demócrata.
Y por ello proponen medidas que deberían ser anacrónicas pero que implican que, por ejemplo, en la frontera México-EU se estén contemplando medidas como las aplicadas en la Segunda Guerra Mundial para dividir dos bloques ideológicamente distintos.