Por: ROBERTO GARCÍA JUSTO / columnista
Con respecto a la llegada de los italianos a México, encontramos una nota informativa que publicó el periódico El Ferrocarril, de Veracruz, en el año 1882, es importante conocer la forma del texto, que tenía su propia metodología para expresar el acontecimiento. “El cantón de Huatusco, que cada día progresa de una manera notabilísima, merced a la laboriosidad e ilustración de sus hijos, registra ya una nueva mejora de gran importancia, realizada en la cabecera del Cantón, en la floreciente ciudad de su nombre.
El día primero de diciembre llegó a Huatusco el señor gobernador del Estado, Don Apolinar Castillo, y fue recibido por la corporación municipal y gran parte del vecindario, alojándose en la casa del Jefe Político, Don Ignacio Canseco. Al día siguiente se verificó la inauguración de las fuentes públicas en medio de un entusiasmo indescriptible. El señor Castillo, padrino de la inauguración, pronunció un discurso que fue muy celebrado, en el que campeaban ideas de progreso para el Estado, y daba gracias a los huatusqueños por haberle nombrado padrino para la inauguración de una mejora de tanta trascendencia para Huatusco.
El Alcalde Luis Muñoz, contestole en nombre de la población, siendo también muy aplaudido, lo mismo que el señor Don Ricardo Domínguez, quien con elegante sencillez hizo digna mención de la moralidad y demás reconocidas virtudes de los huatusqueños, su respeto y cariño a las autoridades, y alentó a todos a seguir, como hasta aquí, aprovechándose de los beneficios de la paz. Terminada la inauguración, el señor Castillo, las autoridades, munícipes y los invitados, pasaron a la casa del bien reputado comerciante, Don Domingo Souza, y en ella fue servido un espléndido lunch.
Llegado el momento de los brindis, pronunció el primero el señor Castillo, celebrando la mejora realizada y prometiendo a los huatusqueños que ayudará de buen grado a la realización de otras; después del señor Castillo habló el señor Cura, siendo ambos brindis muy justamente celebrados. El señor Zulueta, pagador de la colonia Manuel González, brindó en nombre del señor Pacheco, Ministro de Fomento, dando las gracias por habérsele nombrado también padrino de la mejora que se celebraba, y propuso dirigir un telegrama al señor Ministro, haciéndole presente el sentimiento que su ausencia inspiraba a los concurrentes.
Este brindis fue muy aplaudido también, y se dirigió al señor Pacheco el telegrama propuesto; disolviéndose tan agradable reunión, no sin vitorear muchas veces antes de disolverse a los señores Presidente de la República, Ministro de Fomento y Gobernador del Estado. Al día siguiente el señor Castillo, previa atenta invitación pasó a visitar la colonia italiana, en la que fue recibido con sin igual entusiasmo: los colonos habían levantado más de cuarenta arcos de follaje vistosamente adornados y en cada uno se leían los nombres del señor Presidente, Ministro Pacheco, Gobernador Castillo, Barquera, Fernández Leal, Sierra Méndez, García Cubas, Zulueta, Canseco y cuantos más han tomado parte en el desarrollo y progreso de la Colonia.
Los colonos con sus familias tremolando banderas mexicanas, los músicos de la Colonia y los de Coscomatepec, los vítores y los cohetes, todos formaban un conjunto indescriptible que entusiasmaba y enternecía al mismo tiempo. Después de estas demostraciones fue servido un suntuoso almuerzo con que los empleados de la colonia obsequiaban al señor Castillo y en el que tomaron parte a más de los convidados, muchos colonos, quienes no cesaron de vitorear al señor General González, al señor Pacheco y al señor Castillo.
…Al siguiente día, a las 2 de la tarde salió el señor Gobernador para Córdoba acompañado de muchas personas, y el pueblo todo de Huatusco ha quedado altamente complacido de la visita del señor Castillo y esperanzado en que sus resultados serán nuevas mejoras para el Cantón. (El Corresponsal)”. Tenemos que recordar a la sociedad de hace ciento treinta y cinco años, así como su forma tan especial para recibir a los altos funcionarios del Gobierno Estatal.
