Por: José Miguel Cobián / columnista
Ingenuamente pensamos que lo que está en juego en las próximas elecciones es exclusivamente quiénes serán los pequeños reyezuelos que harán lo que ellos quieran con los recursos de los Ayuntamientos del Estado. Pero no, hay otras cosas de política nacional que también están en juego.
A saber:
Miguel Ángel, el actual gobernador de Veracruz, ha actuado como el ariete que combate realmente a la corrupción en contra de Andrés Manuel, que nada más predica contra ella, pero que no ha presentado denuncias en ningún lado. También ha dicho una y otra vez, que Morena fue financiado en la última elección desde Palacio de Gobierno. Y se posiciona para tener un cargo a nivel federal en caso de que Acción Nacional sea quien gobierne México los próximos seis años.
¿Qué pasaría si durante el virreinato de Miguel Ángel, Acción Nacional se vuelve minoría en los Ayuntamientos? ¿Cuál sería la percepción a nivel nacional del actual Gobernador de Veracruz en esas circunstancias? Y también, ¿Cómo se posicionaría Miguel Ángel si gana la mayoría de los Ayuntamientos para la coalición azul-amarillenta?
Pero no sólo eso. También ¿Qué pasaría si resulta que Morena gana suficientes Ayuntamientos, como para decirle a Veracruz que ellos son fuerza electoral sin necesidad de apoyos de nadie, y con ello intentar desmentir la especie de que fueron financiados por Duarte?.
¿Por qué el columnista en la ecuación no mete al PRI? Por una simple razón, está tan golpeado el partido político, que difícilmente será un jugador significativo el próximo 4 de junio.
Si resulta que el PRI mueve sus escasos recursos y militantes puede convertirse en la bisagra que decida la elección, sin importar quiénes sean los dos finalistas en cada municipio. En muchos, Morena se ha convertido en actor relevante, a pesar de no llevar grandes figuras en sus fórmulas. Al contrario, parece que el llevar gente del pueblo llano le ha servido para posicionarse en contra de los intereses e intenciones de una dirigencia estatal que parecía buscar un fracaso electoral. Pero los militantes y los seguidores de Morena se mantienen firmes y quizá logren algunos resultados espectaculares.
Sí así fuera el resultado, los enemigos de Miguel Ángel estarían de fiesta, pues lo habrían dejado en ridículo a nivel nacional y lo sacarían de cualquier jugada para el 18, a pesar de que el Estado de Veracruz sea un granero de votos, muy interesante para cualquier partido político, y a pesar de sus logros para Acción Nacional, no sólo ganando la Gubernatura, sino también siendo de los pocos operadores que ganaron su Estado en beneficio de la candidata de acción nacional en la última elección por la presidencia.
La guerra aunque parece estar supeditada al ámbito municipal, se convierte en una guerra nacional, en la cual, lo único que no importa es el destino de cada municipio veracruzano. Si quien lo va a gobernar será bueno o malo, si tiene experiencia o no, si ha sabido cumplir en otro puesto público o si es conocido por su altruismo. De entrada el desprecio por los veracruzanos lo han mostrado todos los partidos políticos al integrar cada planilla de cada municipio. Son muy pocas (si es que ha alguna) las que despiertan la pasión y el interés de los votantes en algún olvidado municipio del Estado. La mayoría han sufrido el rechazo inmediato de la población, al grado de que algunos partidos políticos y la mayoría de los candidatos, una vez que han visto la reacción del elector, ocultan quiénes son sus colaboradores más cercanos, sobre todo quiénes son los regidores que van en primer lugar en su fórmula, pues son ellos, los que tengan más posibilidades de llegar a un puesto en la próxima comuna. Para muestra un botón, en muchos municipios la coalición PAN-PRD tiene una planilla para el PAN y una distinta para el PRD, pero el partido minoritario en cada municipio ni promueve ni informa de la opción de votar por cualquiera de los partidos y por ende, por cualquiera de las planillas. Y no se explica, porque puede darse la paradoja de que un candidato a la Presidencia de esta coalición gane la elección, pero por la división del voto entre los dos partidos, no tenga ediles de su coalición en su Cabildo.
En resumen, lo que está en juego es mucho más que las presidencias, o que el futuro de los municipios de Veracruz. Los enemigos de siempre, Miguel Ángel y sus contrarios, dentro y fuera de su partido, se verán las caras de aquí a la fecha de la elección y el día de la final, será en las urnas donde diriman sus diferencias.
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