cdmx.- 37 modelos de autos 2017 no cuentan con los estándares mínimos de seguridad y ponen en peligro la vida de los compradores mexicanos.
Los peores modelos de autos 2017 son GM Spark y Aveo, Nissan Tsuru y Hyundai Grand i10, ya que no cuentan con Sistema de Control de Estabilidad (ESC), frenos ABS y bolsas de aire.
12 modelos no cuentan con sistemas de retención infantil.
El costo de estas tecnologías para la industria automotriz es aproximadamente de 500 dólares (ABS, ESC y bolsas de aire), sin embargo, los consumidores que quieran acceder a estos dispositivos tienen que pagar tramposamente un costo mucho mayor.
En conferencia de prensa, El Poder del Consumidor presentó un análisis de 61 modelos de autos 2017 en sus versiones básicas, para informar a los consumidores cuáles modelos no cuentan con los mínimos estándares de seguridad recomendados.
De acuerdo con el análisis, 37 modelos no cuentan con Sistema de Control de Estabilidad (ESC):
Nissan Tsuru, Tiida, Versa, Note, Sentra, March y Chasis NP300; de estos modelos, nueve no cuentan con frenos ABS.
Nissan Tsuru, Tiida y March;
Y 4 modelos ponen en grave peligro la vida de las personas que viajan en ellos, al ni siquiera contar con bolsas de aire:
Nissan Tsuru
En materia de seguridad para pasajeros infantiles, pese a que es la primera causa de muerte en niños de 5 a 14 años, existen en el mercado 12 modelos que no cuentan con sistema de retención infantil (Isofix/Latch) en su versión básica: Nissan Tsuru, Tiida y March.
El Poder del Consumidor recordó que las tecnologías de seguridad en autos nuevos están diseñadas para salvar la vida en 2 maneras: evitando siniestros viales y protegiendo mejor la integridad de los ocupantes en caso de colisión. El costo de estas tecnologías para la industria automotriz es aproximadamente de 500 dólares (ABS, ESC y bolsas de aire), sin embargo, los consumidores en México que quieran acceder a estos dispositivos tienen que pagar un sobrecosto debido a que la industria incluye estas tecnologías con otros dispositivos que están fuera del rango de seguridad (rines, quemacocos, interconectividad, vestiduras, etcétera).
Como consecuencia de lo anterior, en México el mercado automotriz sigue fuertemente marcado por un doble estándar de seguridad vehicular, fabricando autos seguros para su exportación al resto de Norteamérica y Europa, y autos con seguridad deficiente para el consumo interno y para algunos países de Latinoamérica.
Pese a contar con la NOM-194, encargada de regular los dispositivos de seguridad en los autos nuevos, pero debido a la debilidad de la Norma Oficial Mexicana los fabricantes de autos pueden seguir comercializando autos altamente inseguros.
Al respecto, Stephan Brodziak, coordinador de la Campaña de Seguridad Vehicular de El Poder del Consumidor, declaró: “Casi el 90% de los autos fabricados en México ya cuenta con las especificaciones de seguridad más exigentes a nivel mundial, pero son exportados a los mercados con una regulación rigurosa, como Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea”.
Otro ejemplo de la debilidad de la NOM-194, está en su aplicación, ya que hasta el momento se desconoce quiénes serán los laboratorios de pruebas de choque, los cuales se encargarán de emitir los informes de resultados para obtener el dictamen de cumplimiento de la NOM por parte de la Secretaría de Economía (SE) o de las unidades de verificación.
Asimismo, se ignora cuáles serán las unidades de verificación, al menos hasta el mes de noviembre de 2016 no había unidades de verificación designadas y existían únicamente seis dictámenes de cumplimiento (emitidos por la SE) que tienen que ver con los dispositivos de seguridad más básicos con los cuales ningún auto puede circular como son: limpiadores, frenos, asientos, llantas, faros delanteros, velocímetro, etcétera.
Finalmente, El Poder del Consumidor hizo un llamado a la Secretaría de Economía a que revise esta norma a la brevedad para contemplar los dispositivos que quedaron fuera, designar a los laboratorios independientes con capacidad técnica probada y libres de conflicto de interés, como lo es Latin NCAP, y fortalecer el rol del Gobierno, al permitírsele solicitar todas las pruebas o certificaciones necesarias a la industria automotriz, de los dispositivos o sistemas de seguridad, con la finalidad de contar con autos más seguros para consumo de los mexicanos y que no sean timados.