Muchas veces se pregunta sobre la aportación que la filosofía puede dar a la sociedad, ya que se ve al filósofo como una persona abstraída de la realidad y envuelta en sus pensamientos “complejos”, pero nada está más fuera de lugar, ya que el filósofo parte de la realidad que le rodea para poder especular sobre sus ideas.
Así, en el México que hoy nos rodea, el filósofo también debe dar una respuesta a la realidad que lo rodea en su nación. De este modo, los filósofos mexicanos deben decir algo sobre los problemas que aquejan al México de hoy, de modo especial deben responder de alguna manera al clima de violencia que se vive; es decir, que desde la ciencia filosófica se puede aportar de manera positiva al problema del crimen organizado, y esta aportación se puede realizar a través de una de las ramas de la filosofía, la ética.
Hablar de ética en el mundo de hoy parece cosa de risa, para personas soñadoras o que se quedaron en el siglo pasado, pero no hay mayor error, ya que la ética se encarga de forma de interacción entre las personas, así todo contacto que se tiene con otra persona, es un contacto ético.
Esto quiere decir, que para poder dar una solución al problema del crimen organizado en nuestro país, también es necesario hacer un planteamiento ético sobre cómo se están haciendo las cosas en la nación y la manera de cómo es la forma en la que los mexicanos se relacionan entre sí.
Ante este planteamiento lo primero que sale a la luz es la inmensa corrupción que existe en todo el tejido social de la nación mexicana, por lo que visto desde una ética de la responsabilidad, resulta deprimente el panorama. Ya que es lamentable ver cómo para los demás, encerrados en un individualismo, pero paradójicamente perdidos en la masa; la otra persona no tiene el valor como tal, sino más bien es vista como un objeto, como algo que me puede traer un beneficio.
Y no hay mayor error, ya que perder la noción de que el Otro que está frente a mí es una persona con una dignidad, hace cometer las más terribles bajezas, y así el hambre de los más desprotegidos se convierte en moneda de cambio para políticos sin escrúpulos; de la misma forma para los criminales que pierden toda sensibilidad ante la dignidad de la persona y son capaces de asesinar de la manera más terrible.
Por lo que para poder ayudar a México a salir de su clima de violencia, es necesario voltear a ver la forma ética en la que los mexicanos se conducen, incluyendo a este escritor, ya que para poder cambiar al país, se debe cambiar de paradigma cultural, cosa dicha hasta el cansancio, pero necesaria, ya que si se sigue pasando por encima de los demás, el resultado final es una violencia hacia todo tipo de persona.
Esto quiere decir, que la violencia que ha vivido México en los últimos seis años, es el producto de una práctica de corrupción que se fue acumulando a lo largo de los años, práctica que se hizo tan común que los aspectos éticos que se encuentran íntimamente ligados en las relaciones entre las personas quedaron en el olvido.
Así, la impunidad fue creciendo en la procuración de justicia, lo que sirvió de perfecto caldo de cultivo para los crímenes que tanto han convulsionado a la sociedad mexicana; ultrajar la tranquilidad de la población y asesinar persona se convirtió en algo sencillo para los grupos del crimen organizado, ya que el final el resultado es el mismo, impunidad, libre tránsito para los delincuentes que cuentan con el cobijo, no siempre consciente de las autoridad que han demostrado su poca capacidad de trabajo.
Por lo tanto, no se debe dejar de lado la formación ética de la sociedad mexicana, que va más allá de la enseñanza escolar y de aprenderse algunos artículos de la constitución, sino que esta formación debe dejar en claro la dignidad de la persona humana, la cual no puede ser denigrada o pisoteada, ya que por el simple hecho de ser personas se cuenta con ella. México saldrá poco a poco de su inestabilidad en la seguridad, hasta que la sociedad aprenda que tiene responsabilidad por el Otro, que cuando se tiene contacto cara a cara con la otra persona, esta pide que uno se haga responsable de ella, ya que el prójimo no es un objeto para obtener un fin, sino alguien próximo que también vive y siente. Esta es una aportación que se pude dar al contexto actual de violencia desde una de las diversas perspectivas filosóficas, ya que si queremos progresar en todos los aspectos de la nación, no debemos olvidar el aporte da la razón, de la filosofía, que es lo que caracteriza al ser humano.