Con un Congreso dilapidante de dineros públicos “a manos llenas” gastados en viajes infructuosos, aviones, hoteles, comidas, autos, asesores, ayudantes, celulares, seguros y préstamos para todos, los legisladores expertos en viaticar no aprenden y confirman su afición por el turismo parlamentario. Quinientos diputados federales y 136 senadores de la República muestran así “su amor y sacrificio por México”. Las cúpulas en primerísimo lugar.
En la Cámara baja la partida especial de investigación científica de 23 millones de pesos la utilizan como caja chica para gastos extraordinarios. Las subvenciones que reciben las siete bancadas representadas (PRI, PAN, PRD, PVEM, MC, PT y Nueva Alianza) rebasan los 830 millones de pesos anuales, el dinero se entrega sin necesidad de comprobación alguna. El gasto es discrecional, no está sujeto a ninguna regla de administración y menos de operación.
La producción legislativa es pobre, por no decir raquítica. Han trascendido las reformas enviadas por el presidente Enrique Peña Nieto, quien ha logrado sacar adelante la laboral, la educativa y la de telecomunicaciones, en vías están la energética y la fiscal-hacendaria, donde, con inteligencia y sensibilidad política, los créditos se los ha otorgado al Pacto por México y a sus integrantes. Mientras el PAN y el PRD siguen con la estrategia denunciativa del desvío de recursos públicos para fines electorales en los 14 estados con elecciones en julio próximo. ¿Pronto olvidaron al ex delegado Bortolini de Coyoacán y a Miguel Ángel Yunes en Veracruz? Por cierto, con marcaje personal del ex presidente del PAN Manuel Espino denunciado en la PGR de Murillo Karam por enriquecimiento, ¿en estos tiempos muy explicable? Y si no, allí está el panista ex gobernador Reynoso Femat de Aguascalientes o el coordinador de los diputados mexiquenses Ulises Ramírez con avión y propiedades valuadas en más de cinco decenas de millones de pesos. El PRI tiene a Granier, el ex gobernador de Tabasco con un quebranto de dos mil 300 millones de pesos y su entonces tesorero, José Manuel Sáiz Pineda, con “Ferrari en la puerta” y cajas de huevo llenas de dinero… ¡Cinismo puro!
Urge que los congresistas trabajen en el procesamiento de once paquetes de reformas pendientes y la elección del nuevo consejero electoral del IFE. Urge la creación del órgano nacional de combate a la corrupción; la revisión de la legislación en materia de seguridad carretera; la energética para reordenar y vitalizar Petróleos Mexicanos y todas las industrias del sector; la financiera, hacendaria o fiscal; el código único penal y procesal para el país; modificar la inmunidad procesal de los servidores públicos, “el fuero constitucional”; nombrar a los integrantes del nuevo Instituto Federal de Telecomunicaciones; las leyes secundarias referentes a la consulta popular, iniciativa preferente, iniciativa ciudadana y las candidaturas independientes; la ley del nuevo instituto para la evaluación educativa y la ley general del servicio profesional docente y las adecuaciones a la Ley General de Educación; revisar la Ley de Minas para prohibir los “pocitos” y la del IMSS para revisar la nueva fórmula de cuotas. Ojalá turisteen menos los legisladores y en los próximos dos periodos extraordinarios de sesiones honren las curules y escaños que, por decisión de los mexicanos, tienen prestadas.
El presidente Peña Nieto trae un ritmo acelerado de trabajo, lo correcto es corresponder, ¿o no, estimado lector?