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Peña y el G8

Superiberia

Enrique Peña Nieto llegó a Irlanda del Norte para asistir a la Cumbre del G8 como invitado, y llegó con un par de carpetas bajo la manga, que no ases, porque justo asistió a esta reunión de las ocho principales potencias del mundo, con la finalidad de incorporarse y participar en los debates, sobre todo en el que se realizó sobre la evasión fiscal, uno de los principales temas de esta cumbre.

Las dos carpetas que llevó, para inflar y engordar sus argumentos al respecto, corresponden a sus dos reformas pendientes, las más complicadas, sin duda, que estarán siendo realidad, según lo que el mismo Ejecutivo espera, para finalizar el año: la reforma fiscal y la energética.

Su participación en la Cumbre del G8, donde la evasión de impuestos tomó particular lugar en la agenda, que incluso los países miembros al grupo firmaron un acuerdo en el que se comprometen a compartir información fiscal para evitar la evasión del pago de impuestos: las transnacionales deberán transparentar todo sobre su información corporativa -pagos, dueños-, y los países en desarrollo, como lo es México, tendrán que cobrar todo a sus deudores.

Peña Nieto anunció la incorporación de México a este acuerdo, es su forma de añadirle información y propuesta a la reforma fiscal que tiene pendiente, la que está presentando en dos partes: fiscal y hacendaria, pero de la que se han referido con una premisa, la que dice que pagarán más quien más tienen, y la presencia de México en la Cumbre del G8, pinta para que vaya por ese lado, habrá que esperar a su presentación.

Y el otro punto, la otra reforma, la que seguramente levantará más polémica y podría enfrentar más a todas las partes, como lo hace cada vez que se habla de ella. La reforma energética, donde posiblemente se hable de inversión extranjera en ciertas -que no todas- las actividades dentro de este sector, con el fin de volver a éste, un ramo que le regrese a México su lugar en el mundo en materia de producción y competitividad en la extracción y, sobre todo, venta del petróleo en el mundo.

Ayer leíamos en la columna de Bárbara Anderson en Milenio, sobre el cómo y por qué a México le urge revisar su mercado. La autosuficiencia que para este tema espera alcanzar Estados Unidos en los próximos años, y es que es justo el vecino del norte el principal cliente de nuestro país, 70% de la producción nacional se va para allá, y eso pondría en peligro toda la industria si México no se vuelve competitivo y comienza a colocarse en el mundo.

Hace unos días lo dijimos, cuando estuvo de visita el presidente chino Xi Jinping, nuestro país está buscando no sólo nuevos socios comerciales, sino también nuevos mercados en materia petrolera. Pero poco ayudaría encontrarlos si la industria petrolera siguerigiéndose por el tabú, ése que impide cualquier posibilidad de debate sobre la inversión privada.

La llegada de Peña Nieto a la Cumbre del G8 fue estratégica para colocar a México como un país que busca la transformación, por algo la entrevista con el Financial Times, en donde anuncia estos temas como parte primordial de su agenda para los próximos meses. Por esto también la polémica que ya empezó y hasta donde vemos a Marcelo Ebrard incluido en el debate.

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