Por: Sensei / columnista
La grilla local cada día es más divertida, los chayotes y las niguas se dedican a buscar ganar perdiendo, sólo que con diferencia de miras unos y otros. Las lealtades a sus partidos, el amor a sus colores, permanecer con sus seguidores es un “cuento chino”, pues el pragmatismo más puro impera.
Paso a explicar la lección de hoy mi pequeño saltamontes: En la ciudad envidiosa (Córdoba envidia a Orizaba desde la primera administración del Emperador), los aguilaristas han vuelto por sus fueros. Mientras que el diputado local ya perdió la poca influencia que tenía en la región, el Federal se ha empoderado, al grado de ser él quien negocia con los Yunes las posiciones de la zona. Sí, negocia con tres Yunes, con Héctor, con Pepe y con Miguel Ángel.
Marco Antonio Aguilar sabe que perdiendo la elección municipal gana mucho. Por eso defiende a capa y espada que sea su abanderado, -honrado pero débil- quien encabece la alianza roja-verde. Ha evaluado la situación y sabe que si ganara cualquier candidato postulado por el verde, perdería su hegemonía en la zona, así que impide la posibilidad de que Córdoba escoja entre sus mejores hombres y mujeres, a cambio de conservar dos regidurías y su cacicazgo en la región.
En la ciudad envidiada, vemos a un alcalde jugando las contras a su partido, ante la influencia de los gangsters que tiene enfrente, y decide jugar sus cartas por dos partidos otrora enemigos del tricolor. Por un lado busca afanosamente acomodar a su eterno sucesor, el empresario Hugo Chaín para ser abanderado del PAN, mientras que busca instalar a otro empresario arrocero en el partido de López Obrador. De manera inteligente piensa que si tiene dos candidatos en los principales partidos, podrá obtener la Alcaldía y continuar su hegemonía por los próximos cuatro años. Mientras que evita que la ciudadanía de Orizaba pueda escoger entre sus mejores hombres y mujeres en cada partido político a su sucesor.
Cómo siempre, los habitantes no importan, importan los negocios e intereses políticos. Juan Manuel el Rojo regresa a sus raíces azules, y coquetea con Morena para soñar con lograr aterrizar sus ambiciones por la Gubernatura de Veracruz, con el manto de ser el mejor alcalde que ha tenido el Estado, cuando menos hasta que no gane otro partido y le saquen sus trapitos al Sol. Morena por su parte también juega a ganar perdiendo. Es dudoso que el líder Obrador haya pactado con el Gobernador de Veracruz, tan dudoso como cierto que el líder estatal de Morena sí pactó con Yunes Linares, para distribuir las candidaturas más débiles en los municipios en que el Gobernador tiene mayor interés en ganar. Así el tal Ladrón hace pingües negocios vendiendo candidaturas, tal como lo hizo Amadeo Flores en sus tiempos, y obtiene doble beneficio, por un lado lanita para su cochinito, y la amistad del preciso en Veracruz.
En el PAN el conflicto también es severo. Se sabe de un pacto con el Gobierno federal, para que el Rojo no salga tan perjudicado, y se está utilizando el género para distribuir las alcaldías en las cuales se planea perder la elección, mientras que el supuesto método de encuesta para seleccionar a los candidatos permite que la encuestadora decida el candidato conforme a los designios de quien manda desde Xalapa y Boca. Los precandidatos pagan la encuesta con la cual serán excluidos o incluidos en las candidaturas, acorde a decisiones tomadas de antemano.
La mayoría de las candidaturas femeninas son out por regla, así que los partidos tienen el compromiso de dividirlas al 50%, no sólo en número, sino también en importancia, es decir, no se puede equilibrar poniendo un varón en Veracruz y una dama en Omealca. Tienen que ser municipios equivalentes en cuanto a población gobernada. Se usa el género para ganar perdiendo, como se verá en la competencia de la Alcaldía de Veracruz, la cual seguramente tendrá un contendiente muy fuerte, el heredero, mientras que el resto de los candidatos serán muy débiles para garantizar el triunfo. Mientras los líderes de los partidos obtienen beneficios importantes por su inútil selección.
El Gobernador sabe de seguridad, aunque todavía no lo demuestre, y también sabe de elecciones. Sabe dónde perder y dónde ganar, sabe cómo perder y cómo ganar. Donde pierda ganará porque habrá cumplido su compromiso con Osorio Chong, y con AMLO. Donde gane, será estratégico para la elección del 18, pues aunque tiene que perder en algunos lugares, perderá dónde más le conviene. Otro ejemplo de ganar perdiendo.
Habrá algún ingenuo que se pregunte ¿Y los electores? La respuesta es sencilla, con malos candidatos van a votar por el menos malo o por el bueno. Así que el secreto para ganar perdiendo y perder ganando es escoger candidatos a modo de los tres partidos grandes, azul-amarillo, rojo-verde y Morena.
Lo que sí van a perder todos los partidos, es la amistad y lealtad de muchos de los candidatos que fueron directamente invitados, que son gente de peso y de pesos en sus comunidades, y que ahora se van a quedar chiflando en la loma cuando se tomen las decisiones. Tendrán que entender que fueron usados para vestir la elección interna de los partidos políticos a los que fueron invitados. Tendrán que asimilar la lección de humildad, pues fueron invitados pero no fueron elegidos. Y tendrán que decidir si se mantienen al margen, o deciden apoyar a otro partido, nada más porque no es indio el que no se venga.
Mientras tanto, hay una mano negra que viene del pasado, que insiste en poner candidatos ganadores, sólo por venganza, pero en su coalición no lo dejan, pues a sus aliados les conviene perder, pues así ganan.
Jajajajaja. Y tú que creías que tu voto decidía las elecciones.