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LA GUERRA IRREGULAR

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Por: Andrés Timoteo / columnista

En la zona Centro del Estado son ‘días de guardar’, como dijera el extrañado escritor Carlos Monsiváis, pues la llegada de elementos de la Gendarmería Nacional ha generado una reacción de los grupos delictivos y por lo tanto, el nivel de violencia se elevó. Es, según los expertos, una violencia reactiva tanto para responder las acciones oficiales en su contra como para desafiarlas.

Así, en las últimas horas en municipios como Córdoba, Fortín de las Flores, Río Blanco, Coscomatepec, Orizaba y Huatusco. Algunos medios informativos incluso llevaron titulares como “Noche de terror”, “Jornada violenta”,  “Zona de guerra” o “Córdoba bajo fuego”, leyendas acordes a la percepción ciudadana, aunque también hechas para atraer lectores. Sin embargo, esas frases tampoco están lejos de retratar lo acontecido.

En México, como en Veracruz y por supuesto en la región cordobesa, hay una ‘guerra irregular’ porque los grupos delictivos le arrebataron el monopolio de la violencia al Estado y lo desafían, y lo enfrentan. Las ‘guerras irregulares’ no son guerras formales pues carecen de las reglas mínimas a las que un conflicto bélico debe ceñirse, especialmente en cuanto a la observación de los tratados internacionales, sino son masacres sin medida, con toda el aura de abusos contra los derechos humanos que conlleva.

El catedrático colombiano Boris Salazar, de la Universidad del Valle, sostiene que si bien los saldos mortales son iguales que la guerra formal, el contexto es más grave porque no hay quien respete límites. Con la ‘guerra irregular’, dice, “vidas y destinos quedan  al vaivén de las decisiones estratégicas de los que luchan por apropiarse del territorio y ejercer el monopolio de la violencia. Hay efectos visibles y un impacto brutal, pero de éste caos debe emerger un orden cuando hay voluntad política de reestablecer el Estado de Derecho”.

Ya se dijo: ¿a poco alguien creía que los malhechores esperarían los operativos policíacos con los brazos cruzados o que el ingreso de la Gendarmería Nacional iba a desaparecer todo acto violento por arte de magia? Los que así lo pensaron, pecan de ilusos. Hay que considerar las dimensiones del problema y sobre todo las raíces de lo que sucede hoy en Córdoba, la región y en todo Veracruz.

La “ola” de violencia no es nueva y ni siquiera la intensidad con la que se da en estos días, al menos en la zona Centro.  Por lo menos en los últimos tres años –basta revisar la hemeroteca- Córdoba y la región han estado bajo metralla. Es tierra de nadie,  o más bien tierra del crimen organizado,  porque ese fue el pacto que los carteles del narcotráfico hicieron con los dos últimos gobernantes. Romper esos acuerdos y arrancar los asentamientos delictivos ni es algo fácil ni mucho menos suave.

Las reacciones ahí están y se mantendrán en cuanto sigan actuando las corporaciones. La ‘limpieza’ va para largo. Es cierto, la región Centro está a dos fuegos y los lugareños deben extremar precauciones. Sin caer en el pánico, los cordobeses, orizabeños, fortinenses, coscomatepecanos, huatusqueños, rioblanqueños y demás, tienen que variar su ritmo de vida porque de eso depende la sobrevivencia. Las medidas de autoprotección: ser más selectivos de los lugares a donde se asiste, modificar horarios, rutas y compañías es algo inevitable.

Es un error querer hacer una ‘vida normal’ en medio de una ‘guerra irregular’, la historia lo ha enseñado. Y vaya, la situación es tan difícil, dado el arraigo del crimen, que incluso el Gobernador, habla ya de la necesidad para que ingrese la llamada Policía Militar. La lectura es invariable: los pactos y la permisión que se tenía con el crimen organizado están encarnados, la fidelidad sembró un cáncer en el tejido social de Veracruz y lo alimentó durante doce años.

Con las reacciones de los grupos fuera de la Ley, muchos se quejan de lo que acontece y pone en peligro a todos, pero también es oportuno hacerse la pregunta: ¿se preferiría que las cosas siguieran igual, con el permiso a los criminales para hacer y deshacer y que las autoridades estuviera indiferentes? Sí, la vida cotidiana se altera y los hábitos están obligados a cambiarse, pero es el precio de sobrevivir. Que a nadie se le olvide y que nadie desaire tal advertencia.

DOCTORA PONCE

El debate eterno en el ámbito intelectual es la utilidad de contar con investigadores e investigaciones que sirvan a la sociedad. Que las personas dedicadas a la investigación universitaria no sean meros burócratas sino pensadores que aporten algo al mundo, que sus temas sirvan para proponer, enriquecer, mejorar y hacer eficientes las políticas públicas. Y también que,  en su caso, sean la voz documentada de aquellos que enfrentan situaciones difíciles y propongan rutas de salida para mejorar la calidad de vida.

Si se trasladan esos parámetros a Veracruz, se tiene que es una de las entidades con plantillas muy numerosas de “investigadores” de buhardilla, esos  que sólo investigan la vida ajena. Aún cuando hay instituciones de educación superior con áreas destinadas a la investigación, ni se investiga ni se aporta ni sirven a la sociedad aún cuando se les pagan caros salarios a los burócratas. Ejemplos sobran, basta revisar la platilla de “investigadores” de la Universidad Veracruzana (UV) o el caso extremo del Colegio de Veracruz, plagado de haraganes y ‘aviadores’.

Empero, también hay excepciones dignas. Una de ellas es la doctora Patricia Ponce Jiménez del Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS-Golfo) – con sede en Xalapa- es donde encabezó proyectos de investigación y también un activismo a favor de las personas portadoras del VIH-Sida. Fue de las fundadoras del Grupo Multisectorial en VIH-SIDA e ITS que aglutina académicos, funcionarios, organizaciones civiles y a los mismos infectados con el virus.

Con el Grupo Multisectorial se ha realizado una defensa sostenida de los Derechos Humanos. Sus integrantes fueron los primeros en denunciar, desde hace casi dos décadas, los atropellos en el trato a enfermos en hospitales públicos, el desabasto de formulas antirrovirales, la falta de un censo real de portadores y de personas que ya habían desarrollado el síndrome. La última voz de alarma fue hecha el año pasado cuando sacaron a la prensa el caso de las pruebas falsas para detectar el VIH en mujeres embarazadas.

Fueron ellos los primeros que lo dijeron a la prensa y pocos le prestaron oídos porque la mayoría de los medios informativos estaban pagados por Javier Duarte. Pero la labor de esos activistas, liderados por la doctora Ponce, no sólo estaban en la palestra mediática o en el ámbito de la investigación sino que también hicieron acompañamiento personal a los pacientes.

La misma Ponce Jiménez ha acompañado a muchos que necesitan ayuda médica y psicológica, sin aspavientos ni protagonismos. Por eso, se saluda el justo reconocimiento que le hizo el ayuntamiento de Xalapa el pasado miércoles en el marco del Día Internacional de la Mujer. Sin embargo, la doctora Ponce seguramente ha de decir que no necesita homenajes de las autoridades sino que éstas atiendan sus investigaciones y las demandas que desde hace años se exigen para la población infectada con el VIH. Ese sí sería un galardón de valía.

 

TERCERA ESCARAMUZA

En el tendedero político-electoral ayer se dio la tercera escaramuza entre el fundador del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), Andrés Manuel López Obrador  y el gobernador Miguel Ángel Yunes. Los temas del agarrón fueron los mismos: acusaciones mutuas de corrupción, y el intercambio verbal comenzó desde temprano,  en cuanto el tabasqueño pisó territorio veracruzano para iniciar una gira por la zona Centro.

Por cierto, López Obrador estuvo en Coscomatepec, municipio que al igual que otros aledaños podría registrar un triunfo histórico de Morena en los comicios venideros y convertirse en bastiones de ese partido en la zona Centro. Según un sondeo levantado a finales de febrero, Morena tendría un 40 por ciento de preferencia en la región mientras que la alianza PAN-PRD estaría con 32 puntos y el PRI con 19, es decir, hasta el tercer lugar.

Pero regresando al punto, López Obrador volvió a atizar al Mandatario Estatal y éste lo volvió a retar a un debate para el sábado próximo. En ese escarceo los dos salen ganando. López Obrador agita el tapete mediático, al atacar al principal activo que tiene el panismo y cuyo desempeño mucho va a influir en los comicios venideros mientras que Yunes Linares también tiene ganancia al interponerse frente al virtual candidato presidencial que goza de las preferencias electorales y que es una verdadera amenaza…pero para el PRI y el PAN, la clase gobernante.

Mientras Yunes Linares le haga frente y lo exhiba, ganará presencia en el altiplano. Recuerden que la última vez que lo hizo, en la gira pasada de López Obrador, hasta el presidente Enrique Peña Nieto vino a Tuxpan a darle un ‘espaldarazo’ a su Gobierno, aún cuando ambos tuvieron diferencias al iniciar la Administración estatal. Yunes no es un personaje que se arredre ante la camorra ni tampoco que acuse sin documentarse, entonces la diatriba será sostenida hasta el mes de junio, con el riesgo de que se prolongue hasta el 2018.

Lo que deben tener claro los veracruzanos es que la riña mediática entre Yunes y López Obrador es el reflejo de la disputa electoral entre la alianza PAN-PRD y Morena, que son los verdaderos protagonistas de los comicios, los que se repartirán la mayoría de los 212 ayuntamientos. Por ende, es implícito que el tricolor está en la lona, derrotado de antemano, y que al aparecer no se levantará ni para llegar al 2018.

Otro punto que hay que destacar en el inminente escenario de la disputa electoral entre Morena y la coalición azul-amarilla, es que si bien los candidatos que abanderará López Obrador llevan la “marca” de Morena y el prestigio del tabasqueño como principal bandera –y que les acarreará muchos votos porque son el partido y el personaje antisistema, anti-establishment, dirían los norteamericanos-, Yunes es un sagaz operador electoral.

 A Morena le sobra entusiasmo, convocatoria y griterío pero le falta estructura, especialmente a la hora de cuidar el voto, y ese es uno de sus puntos débiles por los que ha sido rebasado en otros comicios. El panismo y el perredismo tienen, en cambio, experiencia en esas lides y la operación para llevar a los ciudadanos a votar. Por si fuera poco, hay que recordar que Yunes Linares le ganó varias partidas al innombrable, que ese si era todo un ‘mapache electoral’.  Esos bemoles influirán, desde luego, en los resultados del próximo 4 de junio.

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