Orizaba.- Ayer la Iglesia Católica inició el tiempo litúrgico de la Cuaresma, con el Miércoles de Ceniza, por lo que durante 40 días a través del ayuno, la oración y la limosna, los feligreses se preparan para la Semana Santa.
Como cada año, iglesias como la Catedral de San Miguel lucieron abarrotadas a lo largo del día, ante la llegada de decenas de creyentes que acudieron a aplicarse la ceniza.
En diferentes templos la imposición comenzó en las primeras misas del día y durante cada hora y media hora, diáconos y sacerdotes estuvieron atendiendo a los fieles católicos, según la afluencia de personas.
En el sermón, los párrocos destacaron que la época de la Cuaresma es un llamado para vivir acciones concretas como: la oración, obras de misericordia, limosna y abstinencia.
En este tiempo los fieles están llamados a trabajar de manera especial en la conversión personal, exhorto que durante la imposición de las cenizas expresa el celebrante con las palabras: “Convertíos y creed en el Evangelio”.
Asimismo, con la expresión: “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, se hace alusión de la caducidad y fragilidad de la vida humana, en la que la muerte es un destino inevitable.
En la Roma antigua, los fieles comenzaban con una penitencia pública el primer día de Cuaresma en el que eran salpicados de cenizas, se vestían con un una tela rústica llamada sayal y debían tener abstinencia hasta que se reconciliaran con la Iglesia, el Jueves Santo.
Actualmente los fieles son marcados con una Cruz en la frente con las cenizas obtenidas al quemar las palmas usadas en el Domingo de Ramos del año pasado.
Este año, el inicio de la Semana Santa está programado para el 9 de abril con el Domingo de Ramos y concluirá el 16 de abril con el inicio de la Pascua.
EN EL VATICANO
El Papa Francisco, dijo que: “La Cuaresma es el camino de la esclavitud a la libertad, del sufrimiento a la alegría, de la muerte a la vida”.
En su mensaje por el inicio de la Cuaresma, desde el Vaticano, recordó que los hombres fueron creados a partir de un soplo de vida de Dios.
Un aire nuevo del que todos necesitan en un mundo con un ambiente viciado que provoca la asfixia.
“La asfixia sofocante provocada por nuestros egoísmos (…) generada por mezquinas ambiciones y silenciosas indiferencias (…) que ahoga el espíritu, reduce el horizonte y anestesia el palpitar del corazón. Y nos parece “normal” porque nos hemos acostumbrado a respirar un aire cargado de falta de esperanza, aire de tristeza y de resignación, aire sofocante de pánico y aversión”.
Aseguró que la Cuaresma es un tiempo para huir de la hipocresía y practicar de corazón toda penitencia.