Por: Andrés Timoteo / columnista
La ciudad de Córdoba acaparó ayer la atención mediática con la presencia del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, pero a diferencia de otros tiempos en que la presencia del –se supone- segundo hombre más poderoso del País y por si fuera poco precandidato ‘natural’ a la sucesión presidencial era motivo de algarabía política, ahora la tal visita no fue con fulgores porque es síntoma de lo funesto que sucede en la zona: la crisis de seguridad a causa del reinado del crimen organizado.
Es la segunda vez, en menos de cuatro meses, que el Secretario de Gobernación llega a la Entidad por el mismo motivo que es la “ola” de violencia que castiga a todos y la impotencia de los Gobiernos Locales para frenarlos. El 17 de octubre del año pasado, apenas tres días después de que huyó de la Entidad el exGobernador, el secretario Osorio acudió a Coatzacoalcos, también castigada por la violencia y considerada junto con Córdoba como las dos “capitales del crimen” en el sexenio que concluyó. Lo anterior es una paradoja –y una ‘para-joda’, como dicen los jocosos- pues se suponía que ambas ciudades deberían tener una atención especial de parte del entonces mandatario, Javier Duarte, pues en una de ellas, Córdoba, pasó su infancia y adolescencia, y la segunda, Coatzacoalcos, es la tierra de origen de su esposa Karime Macías. Sin embargo, fueron tan perversos que se ensañaron con sus mismos coterráneos entregándolos a las fauces de los cárteles del narcotráfico. No cabe duda que el matrimonio Duarte Macías era “malasangre”.
Pues bien, tanto en la anterior visita de Osorio Chong a Coatzacoalcos –recibido entonces por el gobernante interino, Flavino Ríos- como en la efectuada ayer en Córdoba, donde el anfitrión fue el Gobernador constitucional, Miguel Ángel Yunes, el motivo fue el mismo: El ingreso de corporaciones federales para atender el problema de violencia. En octubre, Osorio Chong anunció el ingreso de la Secretaría de Marina en Coatzacoalcos y Minatitlán, y ayer la llegada de efectivos de la Gendarmería Nacional en Córdoba y Xalapa.
No obstante, Coatzacoalcos no ha superado su crisis de inseguridad y eso es un mal presagio para la zona Centro. Sin embargo, el elemento nuevo que está en el tablero y que puede convertirse en la opción para salir del infierno, es la nueva Administración Estatal que encabeza el Ejecutivo y que tiene como compromiso expreso la depuración de las corporaciones policiacas estatales y municipales, cortando los nexos con la mafia, y hacer efectivo el combate al crimen organizado, pues ya no está vigente el pacto que la fidelidad suscribió con la delincuencia.
Ese puede ser, ahora, el factor que haga exitosa la presencia temporal de los agentes federales, la voluntad del Ejecutivo estatal, para aprovechar ese compás y depurar las corporaciones policiacas municipales con el fin de hacerlas eficaces en la contención de las bandas delictivas. Para ningún cordobés ni para los habitantes de los demás municipios de la zona Centro es un secreto que Córdoba, Fortín de las Flores y Orizaba pasaron de ser los “dormideros” –lugar de residencia de los capos de la delincuencia y sus familias- a centros de operación directa para el trasiego de estupefacientes y comisión de diversos delitos. Por eso ahora le apodan El corredor de la muerte.
EDILES COLUDIDOS
El robo de combustible en tuberías de Petróleos Mexicanos (Pemex), las extorsiones –’cobro de piso’-, los secuestros, los asaltos a comercios, asesinatos como vendetta o exterminio de opositores, pasaron a ser las principales actividades de la mafia en la región. Más aún, en los últimos meses, el corredor es el centro de la disputa entre los cárteles y entonces, la llegada de la Gendarmería Nacional es para tratar de atajar esa guerra no convencional y restituir el predominio del Estado.
La estrategia está, pues, en manos del Gobernador, quien enfrenta un doble reto: Superar la negativa de los Gobiernos municipales para sumarse a la lucha contra el crimen organizado. Tampoco es un secreto que los ediles de la zona Centro, desde el panista Tomás Ríos Bernal en Córdoba, hasta los priistas Armel Cid de León, Juan Manuel Diez Franco, Reene Huerta Rodríguez y Miguel Ángel Castro Rosas, en Fortín de las Flores, Orizaba, Ciudad Mendoza y Amatlán de los Reyes, respectivamente, han sido omisos en ese asunto.
Unos, como Diez Francos, se niegan a reconocer los hechos delictivos y rehúsan a permitir el ingreso de fuerzas policiacas estatales, cuando sus municipios son escenarios frecuentes de balaceras y “ejecuciones” –crímenes con el sello de la mafia-. Otros como Huerta Rodríguez tienen en el organigrama municipal a familiares de personajes que están en prisión por encabezar grupos delictivos y otros casos son más evidentes, como el del amateco Castro Rosas, quien en mayo y julio del año pasado fue blanco de emboscadas cometidas por sicarios que lo llevaron al hospital. El móvil, según se dijo, fue el incumplimiento de pactos con la mafia.
Entonces, el desafío de Yunes Linares no sólo es “limpiar” las agrupaciones policiacas sino purgar a los Ayuntamientos de personajes blandengues o cómplices de grupos delincuenciales. Lo primero, el asunto de las policías es tarea del Gobernador y ya se estaría trabajando mientras que lo segundo, la limpieza de los Ayuntamientos, se tendrá que dar ahora con las elecciones del mes de junio. Eso es tarea de los ciudadanos: Echar fuera a los partidos políticos y personajes propuestos a las Presidencias que estén coludidos con el mal. Xalapa y los municipios aledaños son otro cuento, pero no muy distante. La capital del Estado no sólo es una plaza disputada por el crimen organizado sino que los cárteles se apoyan en una estrategia que ha convertido a la ciudad en un territorio salvaje: más de 60 pandillas juveniles operan en colonias populares y aterrorizan a los pobladores. Esas agrupaciones son financiadas por los grupos del crimen organizado que las tienen bajo “cuota” por el narcomenudeo y los botines obtenidos en asaltos violentos en la vía pública o robos a comercios y casas habitación.
El alcalde priista Américo Zuñiga mantiene un silencio conveniente sobre el asunto. Se ha negado a romper los acuerdos que la fidelidad le dejó con los grupos delictivos y ha permitido que la otrora pacífica Xalapa se haya convertido en un coto de los cárteles del mal.
HUELE A FUNERAL
En el tema político-electoral, es obligatorio detenerse en el caso del Partido Revolucionario Institucional (PRI), pues el registro de sus precandidatos tuvo olor a funeral. Aun cuando en Orizaba son cinco los registrados: la exdiputada local, Elvia Ruiz Cesareo; Eustacio Mendizabal, Igor Rojí López, Ana Lilia Castillo y Cristian Pérez Espinosa, el augurio es negro. La sorpresa en el registro de aspirantes es que no se inscribió María de los Ángeles Pírez, esposa del alcalde Juan Manuel Diez, pues midieron las querencias y repudios, y pesaron más los segundos.
Tampoco prosperaron las negociaciones con el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para lanzar a la conyugue como sucesora como si se tratara de una silla imperial. No obstante, el Presidente lleva como proyectos sucesorios al menos dos de los registrados: sus colaboradores de años, Igor Fidel Rojí López y Cristian Pérez Espinosa, esperando que con esas marionetas siga gobernando como lo hizo cuando su socio Hugo Chaín Maluly, se convirtió en edil. La segunda sorpresa es que pese a tales maniobras, en el camino se les atravesará la candidata de Morena, Lupita Fuentes, y los hará morder el polvo, extinguiendo la dinastía que lleva una década en el poder. Ahí se habla que hay priistas dispuestos a darle el empujón hacia la fosa a los cortesanos de Diez Franco, y son los resentidos que comanda el diputado federal Fidel Kuri y los exdiputados locales, Víctor García Trujeque y Víctor Castelán Crivelli, dispuestos a financiar a la oposición, sea a la alianza PAN-PRD o a Morena, para ponerle fin a la era de El Emperador, como lo motejan los orizabeños.
En Córdoba la cosa está peor, pues sólo dos personajes de “medio pelo” se inscribieron como precandidatos. Uno es el exsíndico Luis Díaz Barriga y la otra la atleta Fátima del Ángel Palacios, ambos con desastrosos resultados cuando se desempeñaron como funcionarios públicos. Tras bambalinas se dice que Del Ángel no será candidata sino se le incluirá en una regiduría y el abanderamiento oficial será para Díaz Barriga, quien obviamente es un títere del expresidente y actual Magistrado estatal, Francisco Portilla Bonilla.
También ha trascendido que en los amarres para la candidatura priista en Córdoba ya se tiene la planilla municipal armada: la sindicatura será para Vicenta Benita Alarcón, quien también fue regidora en el trienio de Portilla –por si quedara duda de quién está detrás del proyecto-, la regiduría primera para Sergio de la Llave Mignonia, exlíder local del tricolor y suplente del diputado local, Juan Manuel del Castillo.
La regiduría segunda será para Alfredo Riverón Mora, exdirector académico del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Veracruz (Icatver) y quien operó la campaña municipal del PRI en el 2013. La tercera regiduría es para María Eugenia Ramírez Arana, delegada regional de la CNOP y allegada al diputado federal Marco Antonio Aguilar Yunes, aunque esa nominación es controvertida, ya que Ramírez es actualmente la suplente de la Regidora Quinta.
Entonces, su candidatura se impugnaría en los Tribunales, ya que no puede acceder a un cargo municipal cuando está vigente en otro, y la reelección de ediles no está permitida hasta los comicios del año 2022. La regiduría cuarta sería para un integrante de Antorcha Campesina y la quinta para José Antonio Peña Nieves, exdirector de Atención Ciudadana durante el Gobierno de Portilla Bonilla y aviador del Consejo Estatal de Seguridad Publica, colocado ahí por el mismo Portilla.
La deducción es obvia: la candidatura del PRI al Ayuntamiento de Córdoba es hechura del impresentable Francisco Portilla, aunque todo indica que se irán al tercer lugar de la votación y a duras penas, según los analistas, podrían obtener tres regidurías. La otra cosa que llama la atención en el priismo cordobés es que finalmente las circunstancias hicieron declinar al diputado federal Marco Antonio Aguilar Yunes, sus aspiraciones al cargo municipal. Y no es para menos, aun cuando es sobrino del Gobernador panista Miguel Ángel Yunes, a Aguilar Yunes lo pierde su cercanía con el exgobernador de quien es compadre por doble vez, pues sus dos hijos fueron bautizados por el matrimonio Duarte Macías. ¡Vaya fama que les acarreó a sus vástagos! Más ahora que Duarte está postulado al libro Records de Guinness para ser el personaje más corrupto del mundo 2017. Duarte compite contra un expresidente de Zaire y con un exprimer ministro de Senegal para ganarse el título del corrupto entre los corruptos.