Córdoba.- Desde hace aproximadamente un año, un albañil ha hecho de la parte inferior de un puente, del arroyo El Coyol, su vivienda, si es que así se le puede llamar, pues no tiene a dónde ir ni resguardarse del clima; aunque ha sido visitado un par de veces por funcionarios del Ayuntamiento, no ha recibido ninguna ayuda.
La estructura de lo que alguna vez fue un colchón, empotrado en unos troncos, y unos naylons medianamente colocados a manera de cerco, es el único cobijo que por ahora tiene Cirilo Ortega Gallardo, un hombre de 60 años, quien a pesar de haber sido maestro albañil, hoy no tiene futuro.
Cirilo escogió para vivir la parte inferior del puente que se localiza en la prolongación de la calle 10, casi avenida 15 en la colonia Federal, cerca de una gasolinera y un conocido hotel.
“Yo tengo varios familiares, pero todos andan fuera de esta ciudad, como no tengo casa, me vine a vivir aquí, ya tengo casi un año”, cuenta mientras coloca unas maderas en una fogata para calentar algunos alimentos que servirán para su desayuno.
Junto pasa el arroyo El Coyol, ya contaminado por las descargas de aguas residuales de decenas de viviendas, ubicadas en diversas colonias del Poniente de la ciudad. De día y de noche, unos pichones, garzas, mapaches y tlacuaches, son su única compañía.
“A veces viene a dormir una pareja con problemas mentales, pero no se meten conmigo, y de día se van a andar buscando comida”, cuenta.
El hombre de 60 años, describe que cuando llueve fuerte el puente apenas lo protege, ya que por la altura el agua prácticamente moja la parte donde habita. De noche se envuelve en tres cobijas para resistir al frío de las madrugadas.
En varias ocasiones ha sido visitado por personal del Ayuntamiento, funcionarios que no recuerda, pero que describe como personal de Protección Civil.
“Vinieron a verme para decirme que no podía yo estar aquí, pero no me ofrecieron ninguna ayuda, de ser así, ya no estuviera yo aquí, me decían que el arroyo podía crecer, pero eso ya ha pasado, y lo que hago es subirme al tubo que pasa por aquí y ahí me quedo hasta que baja el agua, pero algunas de mis cosas se las lleva la corriente”, señala.
Por último, Cirilo comenta que si alguna persona quiere ayudarlo puede buscarlo en ese sitio, “o si no, cuando menos que me den chamba para ir saliendo y poder rentar un cuarto”, dice.