México, D.F.- Si el torneo Esperanzas de Toulon no tuviera como fin principal la preparación de cara al Mundial Sub-20 de Turquía, la participación de la Selección Mexicana hubiera sido etiquetada con la palabra fracaso. Fracaso por el hecho de ser el campeón defensor de este torneo; porque trae esta generación trae el tatuaje de haber sido campeón mundial Sub-17.
Sin embargo, el entorno marca que el objetivo primordial al asistir a Toulon era el acumular experiencias en escenarios de primer nivel, contra rivales que complicaran, que invitaran mucho más al dolor que al placer; todo en aras de medir el real nivel tanto colectivo como individual de los dirigidos por Sergio Almaguer.
Un triunfo ante los belgas y que Portugal caiga o que venza, pero no anote más goles de los que el Tri haga, es lo que se necesita para asegurar el pase al partido en el que se disputa el tercer lugar de este torneo.
Agencia