Por: Edgar Hernández G. / columnista
Duarte, desprotegido, ¡Será entregado!
El primer golpe ya lo dio Miguel Ángel Yunes, quien –aunque lo niegue- fue quien le pidió a Enrique Peña Nieto la remoción de Fidel Herrera Beltrán.
Se trataba, en modo alguno, de obligar al repudiado ex Gobernador a regresar a la ratonera para colocarlo frente a su enemigo histórico hoy en oportunidad para llevarlo a prisión.
La segunda embestida se producirá con un eventual frente común yunista cuando la Fidelidad inicie el arrebato del PRI “que no es de un sólo hombre”, ha dicho Pepe Yunes; que repudia a Héctor y así lo ha mostrado en pleitos históricos con Fidel y Javier; que insista en la imposición de su hijo Javier Herrera Borunda para Gobernador, y quiera por la vía del dinero a raudales, seguir comprando a Morena para atajar a Miguel Ángel.
La alianza yunista es tan sólo consecuencia de la legendaria ruptura provocada y alimentada por Fidel.
“Ningún Yunes es confiable. Ningún Yunes será Gobernador”, escupió un día cuando el “pinche” lo tenía en sus manos. Hoy este clan estaría dispuesto a una alianza estratégica para atajar de una vez y para siempre a la Fidelidad que tanto daño ha hecho a Veracruz.
Asimismo la circunstancia internacional habrá de obligar al Presidente de México a dar un paso forzado. No podrá proteger más a Javier Duarte y es previsible le retire el manto protector que impide su aprehensión.
No podrá ocultarlo más.
Quienes, por instrucciones de Los Pinos, lo tienen bajo resguardo quesque para sacarlo a la luz pública previo a las elecciones de junio e inclinar la votación en favor del PRI, hoy no les queda más que presentarlo ante un juez.
Es inevitable.
Duarte con el lastimoso tema de los niños y el cáncer, exagerado y en parte inventado por Miguel Ángel, se convirtió en una papa caliente que pasó a empujar al vacío a Fidel, mientras Peña, para evitar el derrumbe del aparato –que da tumbos tras el gasolinazo- no le queda más remedio que soltarlo.
Pudo más la condena internacional que el solapamiento al delincuente, al acuerdo pactado y lo comprometido en lo oscurito. Así, ya no se podrá impedir con la ilegalidad, que el prófugo cante y hunda a Peña.
Y ora sí que en el rebote, no por las raterías sino por las medicinas clonadas, se cimbró México.
El irrevocable despido o renuncia de Fidel Herrera al consulado de Barcelona es el antecedente de lo que viene que será la ubicación y presentación del prófugo Javier Duarte y su esposa Karime, para que respondan no sólo por los miles de millones desviados durante su Gobierno, sino por crímenes de lesa humanidad.
La expulsión de Fidel del servicio diplomático representa el retiro del compromiso oficial; significa el ¡ya te ayude y ahora ráscate como puedas! y dejar que corran las venganzas y resabios.
Miguel hará morder el polvo a Fidel por las feroces campañas que desató paradójicamente por pederastia, paradójico porque ahora Fidel es señalado por muerte de infantes.
En paralelo Enrique Peña Nieto, dejará que corran resabios y venganzas contra Fidel porque cuando fue el Gobernador del Estado de México sus hijos fueron objeto de un atentado cuando vinieron de vacaciones al
Puerto.
Cobrará asimismo el agravio por el escándalo que casi lo tumba de la Presidencia por el tema de la “Casa Blanca”, en donde los infidentes fueron Marcelo Ebrard y Fidel Herrera Beltrán.
Tanto Peña como Miguel hacen buena esa máxima política inventada por el propio Fidel de que “juego que tiene desquite, ni quien se pique”. Así que, ojo por ojo… ya que quien perdona pierde.
Y para el equipo aldeano ¡a correr se ha dicho!
Fidel arrastra a Javier, Javier a su vez se lleva en gigantesca bola de nieve a los 69 raterazos. Los rapaces quedan desprotegidos y sujetos al imperio de la Ley y, consecuentemente, obligados al vómito negro.
El campanazo de Miguel noqueó, no a Fidel ni a Javier, sino al propio presidente Enrique Peña Nieto, quien es obligado a tomar decisiones impensadas y a replantear la lucha política de cara a una sucesión presidencial amenazada, obligada a pactar.
Y para Veracruz el replanteamiento de la lucha política en donde los Yunes rojos y azules tendrán necesariamente que sentarse a acordar nuevas alianzas encaminadas a destruir a la Fidelidad y al propio Fidel Herrera que va por una plurinominal.
Sólo una coalición entre los Yunes –Pepe, Héctor y Miguel- impedirá la asunción a la Gubernatura de Morena.
El tema, a modo de hipótesis política, es que si el aparato tiene que sacrificar a Fidel y Javier, conciliar a los Yunes y ganar el Estado de México metiendo a la cárcel a estos corruptos como paso previo a la presidencial pactada con la derecha… pues así será.
Ya por lo pronto Fidel busca blindarse con un staff de abogados que organiza Santiago Ceballos Cruz, operador de Fidel y Pepe Murat. El parapeto legal lo llevará Jorge Reyes Peralta, buenazo para la guerra mediática.
La pelea a muerte está de verse porque ese es el único papel que dejan a la sociedad civil, de mirones.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo