POR: Ricardo Ramírez Juárez
Los dirigentes estatales de los partidos políticos que participaran en la contienda electoral del 2017 afinan sus armas, para lanzar al ruedo en cada uno de los 212 municipios a sus mejores hombres y mujeres, que en este proceso, por ley, cada partido o coalición registrará cincuenta candidatas mujeres y cincuenta candidatos mujeres, incluyendo en este reparto de postulaciones lo mismo para las alcaldías, sindicaturas que regidurías.
LAS CIRCUNSTANCIAS DE LOS PARTIDOS
Nadie puede negar que los partidos políticos PAN y PRD, que van de nuevo en coalición, luego del éxito obtenido en las pasadas elecciones del domingo 5 de junio del 2016, viven su mejor momento. Pero la euforia del triunfo reciente ha empezado a provocar que los precandidatos de ambos institutos políticos empiecen a presionar para obtener las postulaciones de alcaldes, cada uno de ellos argumenta en su favor que tienen mejores posibilidades que el “otro”, y buscan a través de los hombres fuertes de estos partidos, José de Jesús Mancha Alarcón del PAN, y Rogelio Franco Castán, quien desde la Secretaría de Gobierno, define las candidaturas por el sol azteca, obtener la postulación final por esta coalición partidista.
El problema que se percibe es que los acuerdos estatales podrían no dejar satisfechos a los precandidatos, y en consecuencia a la hora de la elección, su fuerza regular o mediana traducida en votos se canalizaría a otro candidato de otro partido político, todo con el fin de demostrar fuerza y control de sus seguidores.
Mientras la coalición PAN-PRD, aun no oficializada, pero ya acordada, trata de controlar a sus precandidatos, el partido MORENA guarda bajo siete llaves los nombres de sus potenciales precandidatos a las alcaldías.
Por parte del PRI solo se ve un panorama desolador, en pleno proceso electoral rumbo a la renovación de las 212 alcaldías es obligado a renunciar su presidente estatal Felipe Amadeo Flores Espinoza, quien por supuesto que no quería irse del cargo, no tanto por la entrega o pasión a su partido, sino por el control de las millonarias prerrogativas que vía OPLE recibió de manera puntual, y aunque disminuidas drásticamente, luego de la derrota electoral del 5 de junio del 2016, es una importante cantidad de dinero, cuya dispersión corresponde solo al presidente estatal del partido en turno. Y en estos dos años que están corriendo, el manejo de este dinero era de manera absoluta, ante la ausencia de un Gobernador priista. De 121 millones 234 mil pesos que le correspondió al PRI en el ejercicio 2016 para este 2017 solo le fueron aprobados al comité estatal priista 79 millones 432 mil pesos. 41 Millones 802 mil pesos menos, que el presupuesto del año anterior. Pero aun con esa notable reducción por el rubro de prerrogativas, la presidencia del comité estatal sigue siendo un rico filón de oro que Felipe Amadeo Flores Espinoza quería manejar. Pero no pudo mantenerse en el cargo, su estrategia de hermético no le funcionó en esta ocasión, grupos de priistas plenamente identificados lo obligaron a dimitir como el mismo Amadeo lo admitió ante un grupo de destacados periodistas en un programa de televisión por internet “Polaca a la veracruzana”, de los cuales no quiso dar sus nombres. Felipe Amadeo, en medio de constantes parpadeos solo dijo que como presidente del partido había hecho su mejor esfuerzo, que por cierto nunca se vio por ningún lado, pero si alcanzó a decir que hay que enterrar la corrupción, hay que buscar el beneficio de la sociedad, más que buscar el beneficio personal. Como todos los priistas culpó de los desastrosos resultados electorales obtenidos a la nefasta administración del gobierno duartista, en cuya administración ocupó la Procuraduría General de Justicia, y donde pudo recomendar a su hijo, Amadeo Flores Villalba para ocupar el cargo de Magistrado. Eso no lo dijo ni nadie se lo recordó.
El problema es que ahora el partido tricolor se encuentra sin un presidente estatal al frente, con el proceso interno de selección de candidatos “parado”, pues muchos o varios, de los principales municipios del estado, que ya habían sido palomeados por Felipe Amadeo Flores Espinoza, captan que sus proyectos políticos podrían irse por la borda. Y desde el anuncio de su renuncia ocurrido la tarde del pasado lunes 9 de enero, los personajes emblemáticos del tricolor como los senadores José Francisco Yunes Zorrilla y Héctor Yunes Landa, diputados locales, legisladores federales y alcaldes, no han logrado ponerse de acuerdo en el nuevo hombre o mujer que tomara la estafeta del PRI estatal.
La renuncia de Felipe Amadeo Flores Espinoza ha venido a enconar los rencores priistas que alcanzaron un mayor grado de intensidad después de la derrota electoral del 5 de junio, donde todos, desde el candidato a gobernador Héctor Yunes Landa, el entonces gobernador en funciones Javier Duarte de Ochoa y el mismo Felipe Amadeo Flores Espinoza, que como siempre se mantuvo “mudo”, mientras Duarte estuvo en palacio de gobierno, se culparon mutuamente de la derrota.
¿QUIÉN PARA EL PRI ESTATAL?
Y cayendo Felipe Amadeo, los nombres de los tiradores empezaron a filtrarse en las redes sociales y en las columnas especializadas en comentarios políticos. Cirilo Rincón Aguilar, trato de promover como la mejor carta del priismo a Jorge Moreno Salinas, un hombre demasiado bueno, demasiado ingenuo, demasiado manso, demasiado inútil para tomar las riendas del partido en estos momentos de crisis. Su cercanía con el senador Héctor Yunes Landa, a quien le coordinó su campaña como candidato a gobernador con los desastrosos resultados electorales fueron algunos pequeños detalles que frenaron su intención de alcanzar la presidencia estatal del partido. Otros mencionaron el nombre del alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, quien rápidamente se deslindó por su actual responsabilidad al frente de la comuna xalapeña; Juan Antonio Nemi Dib, fue otro mencionado para el cargo, pero el exsecretario de Salud también rechazo la oferta y ha preferido concentrarse en sus asuntos personales y en sus estudios de doctorado que viene realizando; a Ricardo Ahued Bardahuil también lo mencionaron, pero el exdiputado local, exlegislador federal y exalcalde de Xalapa, tampoco aceptó buscar este cargo, tal vez porque se siente más cerca de otro partido político para que lo postule de nuevo como alcalde xalapeño. No hay que olvidar que don Ricardo es un hombre de negocios y no de militancia partidista.
Los que ahora se siguen mencionando son Silvio Lagos Galindo, exdiputado federal y exdirigente estatal de la CNOP; Renato Alarcón Guevara, actual delegado estatal del ISSSTE, Erika Ayala Ríos y Carlos Aceves Amezcua. El elegido, tendrá una muy difícil tarea para buscar remontar a su partido, quien no solo carga con el desprestigio de la administración estatal priista que encabezó el ahora gobernador prófugo de la justicia, Javier Duarte de Ochoa sino con el reciente “gasolinazo” que autorizó el gobierno federal priísta que encabeza el defenestrado Enrique Peña Nieto. Estos detalles serán el principal obstáculo para que los candidatos priistas a las 212 alcaldías alcancen el éxito deseado.
El panorama priista se pone más negro con el anuncio del delegado estatal del Partido Verde, Francisco Garrido, quien ha dicho que en este proceso electoral “contenderán solos”, creyendo que de esa manera los candidatos “Verdes” elevaran sus expectativas de triunfo. Paquito Garrido y quienes lo llevaron a la delegación estatal del PVEM, que no es otro que el exgobernador Fidel Herrera Beltrán y su hijo Javier Herrera Borunda, se enfrentaran a una cruda realidad después de someterse al escrutinio de las urnas, pues de todos los candidatos que se mencionan, no hay nadie que tenga posibilidades de ganar.
Un partido que podría dar la sorpresa es el PANAL que desde el mes de octubre encabeza Mérida Mar Domínguez, quien se ha rodeado de un valioso equipo de asesores que están trabajando a marchas forzadas por presentar un verdadero trabuco de candidatos.
El PES propiedad de Gonzalo Guizar Valladares gravita en la nada, a pesar de que Chalo es diputado federal, quien dicen de pilón se ha ausentado físicamente de Coatzacoalcos, donde alguna vez tuvo su fuerza representativa como grupo de choque, pero el asesinato en el 2016 de uno de sus hermanos, le alteró su agenda y sus proyectos del futuro, igual ocurre con los mediocres dirigentes del Partido del Trabajo que en realidad de todos no se hace uno, conformándose solo con repartirse las prerrogativas electorales y justificar sus gastos en las mesas de café pero sin hacer ningún trabajo de campo.