Cd. Mendoza.- La congregación cristiana católica de Motzorongo celebró el pasado 15 de octubre de 2015 los 500 años del natalicio de la escritora y doctora por la Iglesia, Santa Teresa de Ávila. En el archivo del templo existe escasa información sobre los primeros libros; además de que algunos fieles tienen como primer sacerdote a Quintín Gómez Rodríguez.
La iglesia de Santa Teresa de Jesús de la comunidad católica de Motzorongo, Tezonapa, Veracruz, se erigió el 31 de marzo de 1949 por el Excelentísimo obispo Manuel Pío López Estrada y el presbítero Francisco Ortiz Quevedo, párroco de San José en Cosolapa, Oaxaca (perteneciente a la arquidiócesis de Veracruz).
Los domingos celebraba misa el cura Francisco, hasta que llegó en 1950 el padre Quintín Gómez Rodríguez, quien quedó a cargo de la denominada vicaría fija.
Antes, cuando los templos estaban cerrados, algunos padres a escondidas oficiaban la liturgia en casas particulares. Pues se había desatado la Guerra Cristera durante los años 1935 a 1938. De estos tiempos existe en el archivo parroquial de Motzorongo dos Fe de Bautizo, firmadas por los párrocos Guadalupe Zamario e Ignacio Berrones.
Estos sacerdotes venían de Tierra Blanca a la capilla hecha de madera en 1920 de la Santa Cruz en Tezonapa. Después llegó el sacerdote Jesús Noriega y, posteriormente, Francisco Ortiz Quevedo. Los medios de transporte eran por el ferrocarril, a caballo, y, en secas, camiones de carga y, en lugares como San Juan Cosolapa y Raya Licona, iban en lancha.
Durante el Porfiriato, Carlos. A. Pacheco, ministro de fomento de la República y compañero de armas del General Luis Pérez Figueroa, adquiere terrenos en los bosques de Veracruz en el cantón de Zongolica en la parte calurosa, donde cimenta el casco de su hacienda. No tan en ruinas, está de pie la excapilla de la Hacienda de Motzorongo y su única torre posee un reloj (presumiblemente de origen francés, material de bronce y pesa aproximadamente 1000 kilos) colocado en 1891.
La capilla debió estar abandonada: libros perdidos de la Misión, imágenes de vírgenes y santos que quién sabe a dónde se hallen. Luces de cirios, cantos de damas cubiertas con sus velos en sus cabezas alguna vez dieron movimiento a ese solitario inmueble (sus paredones son de cal y canto)… Para darnos una idea de las revueltas en el País tomamos un fragmento del libro Omealca: Ayer y hoy:
“El pueblo de San Antonio Tenejapan fue incendiado el 24 de agosto de 1915 por un grupo de hombres dirigidos por Juan y Rosendo Castro; al parecer, todos ellos originarios de Cuichapa. Fue tanta la ira desenfrenada de estos crueles individuos contra la pobre comunidad, que después de cometer su robo, llegaron al extremo de ultrajar el recinto puro de la capilla, dejando las imágenes de los santos en el suelo y sin vestuario.
“Se puede decir que eran demonios disfrazados de personas, porque ni al Santísimo Sacramento tuvieron respeto al llevárselo quién sabe dónde y para qué.”
El autor páginas más adelante continúa: “Durante la época de la Guerra Cristera, habiendo sido la capilla antigua ocupada como cuartel militar, algunas personas del pueblo escondieron las imágenes de la Virgen de Guadalupe y San José, entre los montes del cerro de San Jorge Atitla para evitar que fueran destruidas por los soldados. Pero aún se desconoce el paradero de la imagen antigua de San José”.
Francisco Ortiz Quevedo, párroco de Acatlán, misionaba en los pueblos a caballo, acompañado del joven Ángel Ramírez, en 1940. En Motzorongo la señora María Naranjos “La Charrita” —se le conoció así porque usaba un sombrero charro, a veces lucía su cabello con hermosos tulipanes y portaba un vestido blanco almidonado con su mandil— prestaba su vivienda ubicada por el barrio La Gloria, para que el padre Panchito oficiara la misa.
Otro de los lugares fue una casa de palma donde habitaba la familia de don Margarito Morales (antes barrio El Infierno y actualmente barrio Los Ángeles), en donde celebraba misa.
Algunas familias de Motzorongo, al no haber templo en esta comunidad, iban a uno de los sacramentos correspondientes con el cura Panchito.
Feligreses de Motzorongo se organizan en una Junta Católica o comisión Pro templo —hasta 1950 estuvieron en el cargo Ana Enríquez de Castro, Graciela Aja de Gómez y Josefina Vázquez González— para la edificación del templo católico; y para esto se cuenta con la ayuda del señor Ricardo Céspedes García, administrador general del Ingenio Motzorongo y su señora esposa, María Teresa Rul Palma (mexicana), quienes donaron el terreno y cubrieron parte de los gastos de edificación.