POR: Andrés Timoteo / COLUMNISTA
Han transcurrido 34 días en que el oaxaqueño Flavino Ríos Alvarado asumió la gubernatura interina –de forma ignominiosa, por cierto, ya que fueron siete parlamentarios priistas los que lo impusieron en la diputación permanente de la Legislatura pasada, violando los estatutos legales- y Veracruz no es mejor que antes. Ese lapso ha sido convulso para la Entidad, pues tiene a otro mandatario mentiroso, que continuó desviando recursos como su antecesor y que en los últimos días anduvo a salto de mata por no tener un sitio donde despachar, pues tanto Palacio de Gobierno, como Casa Veracruz, fueron bloqueados por los Alcaldes en rebeldía.
Ríos Alvarado es un enano Gobernador. Nano por ser gobernante en un micro período -47 días serán en total- y enano por carecer de la estatura política de un hombre de Estado. Su quehacer lo redujo a dar indicaciones a través de su teléfono celular, como él mismo lo pregonó, y ni siquiera ha podido pararse en público ante el riesgo de que la turbamulta lo persiga con palos como sucedió el fin de semana pasado, cuando tuvo que salir huyendo de un hotel en Xalapa.
El oaxaqueño en turno termina su carrera política como la comenzó: con falsedad. Sus primeros cargos políticos los obtuvo mintiéndole a todos que era veracruzano, cuando en realidad nació en Oaxaca –y para ocultarlo alteró su acta de nacimiento- y finaliza como payaso de opereta sin credibilidad, sin respeto y sin decoro. El histrión que fue trepado al escenario para cerrar el telón de doce años de fidelidad, aunque si bien termina su carrera política no se acaba su responsabilidad y una vez que deje la encomienda deberá ser presentado ante un Juez para que responda por los delitos cometidos.
Esos ilícitos no son recientes, también tiene cuentas pendientes cuando se desempeñó como secretario de Educación y Gobierno. En esas dependencias cometió ilícitos contra el patrimonio estatal y contra la integridad física de la población –uno de ellos ordenar el desalojo violento de personas de la tercera edad de la plaza Regina Martínez de Xalapa en diciembre del año pasado-. Entonces, no puede haber transición política sin que Ríos Alvarado sea castigado por sus delitos.
Y de esta forma, arrastrando el desprestigio de encubrir y emular a su antecesor, ayer el oaxaqueño envió el informe de Gobierno a la Legislatura Estatal y posteriormente dirigió un mensaje a los veracruzanos, el cual -para variar- estuvo lleno de mentiras. Por ejemplo, dijo que su tarea es conducir una transferencia de Gobierno de forma pacífica, ordenada y respetuosa pero a la fecha sólo ha sido confrontación tanto con el gobernador electo, Miguel Ángel Yunes, como con los Alcaldes panistas y perredistas, quienes lo echaron prácticamente de Palacio de Gobierno y de Casa Veracruz.
También aseguró estar comprometido a “conducir un Gobierno transparente, honesto y cercano a la gente” –no se rían que es en serio-. Vaya desfachatez, pues él mismo reconoció ante los ediles que usó los recursos Federales para otros fines ajenos a lo dispuesto oficialmente y estos le gritaron en su cara “ratero”, “mentiroso” y “cínico”. Su mini-gestión no ha sido transparente ni honesta, ni mucho menos cercana a la gente, pues si lo fuera no tendría necesidad de salir corriendo cuando ve la turbamulta.
Flavino Ríos también engaña al decir que se ha mantenido la paz y la tranquilidad en Veracruz, cuando es un infierno que se vive por la tolerancia al crimen organizado. La única frase de su discurso que vale la pena es esa de que “es tiempo de que cada quién asuma lo que le corresponde. Que quienes han fallado, enfrenten las consecuencias de sus actos”, pero con la misma se auto incrimina, porque él es uno de esos que han fallado a Veracruz. Los veracruzanos nunca se merecieron tener gobernantes como él, como Javier Duarte y como el innombrable. Ellos tres son errores en la historia, cosas que nunca deben volver a repetirse.
También mañana jueves comienzan las comparecencias de los secretarios de despacho ante el Poder Legislativo para glosar el informe gubernamental, y se espera que a diferencia de las otras Legislaturas, los actuales Diputados cuestionen seriamente y obliguen a los comparecientes a explicar la situación de sus dependencias. Lo menos que se espera de ellos es que crucifiquen a unos cuantos. Se lo merecen.
LAS FIDELIÑAS
Por cierto, aún estando agazapado, el innombrable no se cansa de lo caliginoso. Ahora desde Barcelona soltó algunas argucias para que sirvan como distractores y a la vez midan la paciencia de los veracruzanos. Una es que Javier Duarte quiera regresar a la gubernatura, a ejercer los quince días que faltan para que se acabe el sexenio. Es algo descabellado con lo que se buscar abonar a la confusión. ¿Para qué Duarte quiere volver a gubernatura? Las teorías abundan.
El gobernador electo, Yunes Linares consideró que puede ser parte de una estrategia para que el cordobés negocie con las autoridades Federales y que no encarcelen a su esposa, Karime Macías. Otros dicen que es una ‘cortina de humo’ para enrarecer más el ambiente y otros más, que es, efectivamente, un vericueto jurídico para que en breve reaparezca y suelte acusaciones contra el gobierno de Enrique Peña Nieto, en la búsqueda de que se le dé impunidad.
El columnista capitalino Salvador García Soto, asegura en su columna Serpientes y Escaleras del diario El Universal, que al igual que el sonorense Guillermo Padrés, el veracruzano Duarte estaría escondido en las oficinas del bufete jurídico del panista Antonio Lozano Gracia –asociado con Diego Fernández de Cevallos- ubicadas en las Lomas de Chapultepec en la Ciudad de México y que en breve podría reaparecer. Parte de la estrategia para ganar tiempo en su defensa, dice, es regresando a la Gubernatura, pues eso le daría 15 días de Fuero Constitucional.
Por lo pronto, agentes de la PGR mantienen un dispositivo de vigilancia en el Congreso Local ante la posibilidad de que Duarte de Ochoa se presente para ratificar las firmas en el documento que hace dos días presentó a través de Jorge Ramírez Tubilla, primo de su esposa, y en el cual solicita al Poder Legislativo la anulación de su licencia a la Gubernatura. Es más, los automóviles de los legisladores y el personal de la Legislatura, fueron revisados ayer por los agentes policiacos en el entendido de que Duarte podría ingresar al edificio escondido en la cajuela de algún vehículo. Es todo un culebrón, pero lo peor es que todo puede ser realidad. A ese grado se ha llegado en Veracruz, a que lo increíble suceda.
Pero regresando a las fideliñas –nombre que se le dieron a las mentiras que lanzaba el innombrable cuando era gobernante-, la segunda es lo que difundió a través de su incondicional, Gerardo Buganza Salmerón, hoy Diputado plurinominal, sobre una intención de desincorporar a Veracruz del pacto Federal, en el afán de generar tensiones entre el Gobierno Federal y la nueva Administración Estatal. Vaya, las plumas obedientes hasta llaman a declarar a Veracruz como una República separatista o independiente.
La tercera patraña, con la que sondea posibilidades y vende ilusiones en Los Pinos, es que pretende convertirse en el director de la Administración Portuaria Integral de Veracruz (Apiver), argumentado que así será el contrapeso político de Yunes Linares con miras a las elecciones del 2018. Tal asunto tiene algo de verdad, pues el tipo le tira a los negocios con el movimiento portuario –donde se protegen intereses de quienes trasiegan narcóticos- para que con una parte de esas ganancias pueda financiar al priismo en una nueva faceta contra el yunismo.
Tal es el plan: reavituallar el soporte delictivo al PRI estatal –y de paso al PVEM que ya controla en la Entidad- para sus proyectos políticos personales. Lo bueno del caso es que estando en Veracruz o en México, será más fácil que la Policía lo atrape cuando Yunes Linares active las pesquisas judiciales en su contra. Es algo inevitable y por eso al innombrable le urge un asidero.
ENTREGA ANTICIPADA
Otro asunto relevante de la semana fue la renuncia de Antonio Gómez Pelegrín a la Secretaría de Finanzas y la llegada de Clementina Guerrero, acto que no es otra cosa que el ingreso temprano, quince días antes, del panista Yunes Linares a la Administración Estatal. Es decir, la transferencia anticipada de la estructura gubernamental, ya que Guerrero García es propuesta del Gobernador electo y ella misma figuraba el plan para que asumiera la titularidad de la dependencia a partir del primero de diciembre.
Con la cesión de la Sefiplan se amainó el reclamo popular, pero eso no le soluciona la vida ni al oaxaqueño Ríos Alvarado ni a Gómez Pelegrín, pues ambos deberán comparecer ante los tribunales porque son delincuentes confesos. Ellos mismos confirmaron que hicieron uso indebido de los recursos enviados por la Federación, etiquetados para obras o servicios específicos en los Ayuntamientos. Ninguno de los dos se podrá ir tranquilo a sus casas.
También se apaciguó, en cierta medida, la rebelión de alcaldes de todos los partidos políticos que exigían la entrega de presupuestos Federales retenidos. Los panistas y perredistas decidieron entregar las instalaciones de Palacio de Gobierno y Casa Veracruz que retenían desde hace casi 20 días, mientras que los ediles priistas también anticiparon que suspenderían las acciones programadas para presionar a la dependencia.
El caso es peculiar porque esos Alcaldes se van como llegaron: sin dinero y con meras promesas de pago. No obstante, hay que reconocer que al menos con los bloqueos a Palacio de Gobierno y la Casa Veracruz, los munícipes lograron anticipar por quince días la alternancia en el poder, comenzando por el área que maneja los dineros. Se entiende que su llegada al equipo de transición de Yunes Linares y ahora a la Secretaría de Finanzas, es parte de los acuerdos suscritos con la rectora Sara Ladrón de Guevara. Sólo se espera que Clementina Guerrero no resulte igual que el exrector Víctor Arrendo Álvarez, quien se incorporó a la Secretaría de Educación durante el sexenio de la fidelidad (2004-2010), y salió un verdadero ladrón que se llevó todo lo que pudo del presupuesto educativo.