Córdoba.- Sin importar la lluvia, el Sol y las frías mañanas, todos los días los carteros salen a sus destinos, para entregar las misivas en manos de los destinatarios, quienes con ansias, reciben las buenas noticias de sus familiares lejanos.
Con 32 años en el Servicio Postal Mexicano, Ignacio de Jesús Curiel González, nos platicó sus anécdotas como cartero, sus risas y tristezas en el trayecto de su camino en “bici” o motocicleta, así como la trascendencia en su trabajo.
“Actualmente soy el encargado de las operaciones aquí, en las oficinas del Servicio Postal, me encargo de supervisar el trabajo y a los empleados, en sí, mantener el orden de este lugar”, platicó.
El primero de agosto de 1987, fue cuando Ignacio de Jesús Curiel González, comenzó trabajando en el Servicio Postal Mexicano, pero no como mensajero, sino desde abajo, como muchos empleados describen sus ascensos en sus lugares de trabajo.
“Comencé limpiando los pisos de estas oficinas, pues al ingresar el primero de agosto de 1987, la situación era diferente, ya que tenías que ganarte tu lugar, escalando cada peldaño que se te presentaba o que te los ofrecían, conforme a lo que veían de tu forma de trabajar”, expuso.
Posteriormente, unos años más adelante, Curiel González realizó el trabajo de conductor, que constaba en el manejo de la materia postal, en la parte operativa de las oficinas de esa empresa.
“En esa área, me dedicaba a acomodar los paquetes, las cartas, repartir a los diferentes carteros sus encomiendes, así como recibir el material”, dijo.
Fue entonces, cuando poco a poco, comenzó su ascenso, siendo después mensajero, una profesión que le ha dejado un sinfín de experiencias, buenas, malas y graciosas.
“Una de las anécdotas que tengo es cuando me asaltaron, yo iba rumbo al municipio de Omealca, agradezco a Dios que sólo me hayan quitado el dinero que traía y no pasó de ahí”, compartió.
Entre lluvia, viento y calor, hasta mordidas de perros, son los inconvenientes a los que se enfrentan los carteros, en este sentido, Curiel González comentó que, por desgracia, siempre son los canes con quienes más problemas tienen, al hacer una entrega en las colonias de la ciudad
Ropa, zapatos, discos y libros, son comunes en los paquetes que recibe el Servicio Postal Mexicano. Sin embargo, los carteros y en este caso el señor Curiel González, explicó que hubo una ocasión en la que recibieron desde Estados Unidos, cenizas de un joven fallecido en ese lugar, en donde lo más complicado fue, que fueron enviadas en una caja de cartón.
“El paquete de esas cenizas llegó de contrabando, ese día no nos dimos cuenta de ese suceso, hasta que se presentó la madre del fallecido a reclamar las cenizas, es por eso que siempre hemos recomendado a las personas que están en Estados Unidos, enviar cosas prudentes”, precisó.
Dijo que lo que no está permitido recibir ni entregar en el Servicio Postal, son armas de fuego, explosivos, billetes de lotería, dinero, líquidos y cosas perecederas. “Tenemos que estar muy atentos, con las cosas que recibimos y que vamos a entregar, para evitar malos entendidos y sobre todo, evitar un disgusto con los clientes, pues ellos siempre tendrán la razón”, señaló.
Así es como describe su trabajo y el de sus compañeros carteros, el ahora encargado de dirigir la oficina postal, Ignacio de Jesús Curiel González, donde destaca la importancia de ese trabajo humilde, pero de mucho valor, tanto de comunicación como sentimental, pues todavía las personas se emocionan al recibir una carta en la puerta de su casa.