región.- Los Ayuntamientos de la zona realizaron una muestra de altares, los más tradicionales fueron los de Amatlán de los Reyes, donde colocan en lo alto un guajolote, en pro de la preservación de la conservación de la tradición prehispánica.
En las costumbres amatlecas, se encuentra colocar un guajolote o pollo, que se cuelga en el centro del altar con una flor en el pico, que representa la unión entre los dos mundos, es decir, el de los vivos con el de los muertos (Noguexo Xochio Nacatl Noncualetl), señaló Hugo López Hernández, historiador del municipio de Amatlán de los Reyes.
Las familias que aún conservan esta tradición deben invertir entre 400 y 500 pesos para adquirir el guajolote, por ello algunos colocan un pollo. Sin embargo, si la economía no lo permite colocan sólo los alimentos que gustaban a los difuntos, así como veladoras para que los acompañen en su camino.
Otra característica propia de Amatlán es la colocación de una rama para espantar a los demonios en el camino del difunto, agua en un recipiente para que no le falte, tortillas con sal para que tenga alimento y sandalias de cartón para librar las espinas del camino.
En esta temporada, como cada año en los bajos del Palacio municipal de Amatlán de los Reyes y Cuichapa, fueron colocadas diversas ofrendas dedicadas a héroes como Pascual de los Santos y a otros fieles difuntos.
La ofrenda en Cuichapa se encuentra rodeada de Catrinas, las que tienen una mayor proyección para restar las actividades extranjeras y así incentivar en los niños las tradiciones prehispánicas.
Cada ofrenda lleva flor de muerto, la que despide un aroma único, así como los platillos que en vida degustaban los ahora difuntos, cervezas, ceras, pan de muerto, agua, chocolate, frutas y el sahumerio con copal.
En el DIF de Atoyac también se llevó cabo la colocación de ofrendas y Catrinas, las instituciones que concursaron recibieron un reconocimiento por su participación, quedando la invitación abierta para el próximo año.