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En la industria desconfío

Superiberia

La alimentación es una necesidad orgánica. También un placer. Pero en algunas personas se puede convertir en un acto peligroso si en él se infiltran componentes que se opongan al cuerpo y provoquen una serie de reacciones alérgicas. Hay millones de personas que sufren de alergias o intolerancias alimenticias. Personas que viven en la total desconfianza de los productos que el mercado ofrece y de las recetas que los restaurantes elaboran.

Desgraciadamente, cada día que pasa más personas se suman al tema. Hoy se sabe que se trata de un tema fundamental en la seguridad alimentaria que afecta de alguna u otra manera según la edad. Las alergias son más comunes en menores de edad y la intolerancia normalmente aumenta con ella. Así, pues, los cuerpos reactivos se presentan a cualquier edad y sigue siendo el temor quien reina su dieta.

La gran mayoría no puede hacer sus compras con total seguridad. Cuestión evidente cuando los productos no se etiquetan de manera adecuada. Comprar les resulta tedioso, pues tienen que detenerse a examinar de manera detallada la información del embalaje. Sería muy útil si la información fuera sincera, más detallada y legible.

Para ellos también resulta un tema salir a comer fuera, pues supone un riesgo. Y es que los menús no toman en cuenta los problemas que hoy se manifiestan en la sociedad. Deberían de utilizar un renglón para avisar sobre la posible presencia de alérgenos en los platos. O por lo menos detallar al máximo los ingredientes. En la elaboración gastronómica se debería también evitar la contaminación cruzada. Los productos deberían almacenarse de modo aislado y hasta de disponer de útiles de trabajo exclusivos para los menús infantiles. De ahí que exijan más formación.

 

Ante la duda:

-Si es celiaco, busca alimentos en cuya etiqueta figure la leyenda “sin gluten” o “apto para celiacos”.

Durante el cocinado y la manipulación de alimentos.

-Cocina primero la comida del alérgico/intolerante para evitar contaminaciones cruzadas.

-Manipula cuidadosamente los utensilios, y mejor si son exclusivos para el alérgico o intolerante.

-No reutilices el aceite.

-Higienizar todas las superficies de trabajo.

-Almacena herméticamente los alimentos especiales en el refrigerador y en los armarios.

Fuera del hogar.

-Eliminar totalmente el alimento que te hace daño de la dieta de la familia. De igual modo, los productos que puedan llegar a contenerlo.

-No tomes el alimento si no conoces con certeza su contenido y pueda contener algún ingrediente que te provoque alergia/intolerancia.

-Cuidado con alimentos elaborados (masas, bechamel, caldos para sopas y sopas, pan molido) que pueden contener algo que te produce alergias e intolerancias.

Considero prudente un pensamiento para aquellos que padecen estas afecciones. En ocasiones pueden ser fatales. Los restaurantes, todos, deberían de mantener margen con la realidad. Siempre se agradece un detalle de una industria que se dedica al servicio. Puntualizar los ingredientes y el etiquetado podría facilitarles la vida y brindarle confianza al consumidor.

Hoy, más que nunca, el organismo reacciona. Comer se ha vuelto complicado y la falta de sinceridad ha sembrado en la civilización, desconfianza. Hago un llamado a cambiar la comodidad de los patrones y a adaptarse a la realidad que estamos viviendo.

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Cienciología aplicada a los negocios “Un Puesto del Staff”

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