te conocí hace más de veinticinco años. Te conocí siendo una periodista joven, brillante y audaz.
De esos maravillosos periodistas jóvenes, que reinventaron el periodismo y la forma de comunicar, hace más de treinta años.
Una nueva generación arriesgada y creativa.
Tu simpatía, profesionalismo y carisma, te llevaron rápidamente a los medios donde en tu inicio tuviste un éxito maravilloso. Y de repente, de la noche a la mañana… ¡Algo te pasó!
De ser esa gran periodista intachable, te convertiste en una periodista vendida y nada ética.
Así es, Carmen.
Vendiste tus principios por las causas que tú creías. Causas justas o injustas no importan en esta carta. Eran tus causas.
Y esas siempre hay que respetarlas, aunque muchas personas no estén de acuerdo contigo.
Sí Carmen, de la noche a la mañana te convertiste en una crítica y feroz enemiga de todo lo que oliera a PAN o PRI. Y actualmente te agrego al PRD. Sí, Carmen…
Te convertiste en una fanática y groupie de Andrés Manuel. Para ti la única verdad que existía y existe es la de tu ser supremo: Andrés Manuel.
Y harás lo que tengas que hacer para ayudarlo a llegar a la presidencia.
No importa el costo. No importan sus mentiras. No importan sus abusos. Para ti, Andrés Manuel es el nuevo Dalai Lama de Macuspana, Tabasco. No hay más. Y con esa visión te volviste loca.
No mediste tus “investigaciones”. No mediste tus noticias. Y menos mediste tus mentiras.
Todo lo que hoy dices tiene un objetivo: El ascenso al poder de Andrés Manuel. Cueste lo que cueste.
Y ahí se acabó la Carmen Aristegui que conocí.
Ahí se acabó la periodista valiente, ética, honesta y carismática que conocí.
Y si no me crees, me remito a los hechos:
Desde el dos mil dos te han corrido cuatro veces.
Las cuatro veces por culpa de los hijos de p… de tus patrones. ¡Nunca por la tuya!
Te corrieron de Imagen.
Te corrieron de Televisa Radio.
Y te corrieron dos veces de MVS.
Y, como buena populista que te has vuelto, nunca fue por tu culpa. Siempre por la de tus patrones o los gobiernos federales.
Pero tú sabes, como yo sé, de qué tuviste la culpa…
La tuviste…
Para seguir con tu estrategia de hace diez años, de darle en la madre a los gobiernos de Calderón y de Peña Nieto, has denunciado cuatro notas con pruebas falsas.
Antier, nuestro amigo Ricardo Alemán, te demostró con hechos todas tus mentiras sobre la tesis de Peña. ¡Fueron más de diez mentiras!
The Guardian ya se disculpó por mentir por lo de la renta de la casa de Miami.
Y tu última trastada de antier:
¡Se han subido doce familiares y amigos en el avión presidencial!
¡Qué notición!
No sabes cómo nos importó.
Se me acabó el espacio.
¡Qué pena me das!
De una persona seria a una chiva de cristalería…
Ni hablar.
Así lo decidiste.