De aquel 4 de noviembre de 2008, hoy se cumplen cuatro años de la muerte trágica de Juan Camilo Mouriño, nacido en España y nacionalizado mexicano a los 18 años, fue Secretario de Gobernación en el gobierno calderonista., la historia se repite una y otra vez, primero sucedió en el “Gobierno de la transición” con Vicente Fox donde Ramón Martín Huerta (secretario de seguridad pública), perdió la vida el 21 de septiembre de 2005 al “estrellarse” el avión tipo Bell en donde viajaba y después sucede lo mismo en el “gobierno del empleo” encabezado por Felipe Calderón, donde Mouriño junto con su asesor de seguridad y Secretario Técnico de la Comisión para Reformas Penales José Luis Santiago Vasconcelos y seis personas mas, tres años después pero del mismo mes y sexenio, Francisco Blake Mora también Secretario de Gobernación acompañado de cuatro personas en la misma forma fallecen al desplomarse el helicóptero tipo puma donde viajaban, ambos titulares del ejecutivo perdieron amigos entrañables, compañeros de partido y colaboradores muy cercanos e importantes en la función publica, y otras personas acaecidas en el supuesto “accidente” que el presidente calderón no mencionó en su primer mensaje a la nación y que después estos fueron confirmados, lamentables acontecimientos, en donde tanto a Fox como a Calderón les pegaron donde mas les duele, y no es raro, ambos son emanados de Acción Nacional partido contrario al viejo régimen, a los fuertes intereses de un grupo, de una “familia” que se creen dueños de México, pues el mensaje es muy claro y contundente para el Estado Mexicano: la incapacidad de seguir llevando las riendas de este tan saqueado país, y de que altos funcionarios son presa fácil de la delincuencia organizada, pero lo más importante para los mexicanos es y debe ser que no se nos habla con la verdad, de lo que realmente pasa, que el gobierno diga nombres de aquellos funcionarios sin escrúpulos que son copartícipes de estos hechos lamentables, que son capaces de todo con tal de mantener el poder, que son traidores y desleales al pueblo de México, a los intereses de la patria, que se encuentran enquistados en los tres niveles de gobierno y en todos lados, que están con Dios y con el diablo, ¿quién se atreve a romper con esta inercia de muertes de funcionarios, de periodistas, de gente civil, de corrupción al por mayor?, ¿cuándo el gobierno dará la cara y sacará la casta para acabar de una vez por todas con una barbarie de asesinatos impunes?, esto no se soluciona llorando o lamentándose, es utilizar el poder para hacer los cambios de fondo que requiere el país, de lo contrario esto se llama complicidad ¿quiénes seguirán ahora, los mandatarios junto con sus familias?, son los riesgos y ellos lo saben bien, eso de actuar con tibieza, de callar la verdad, de solapar todo tipo de actos cobardes como privar de la vida a personas que no convienen a sus más ruines intereses, eso no tiene nombre, todo esto conlleva a seguir situándonos en los primeros lugares a nivel mundial en inseguridad, y en los últimos lugares en pobreza económica y cultural, y esto es resultado de que el sistema político mexicano (poderes ejecutivo, legislativo y judicial) sea caduco y de que nunca ha estado a la altura de los ciudadanos, reconociendo que se ha avanzado en algunas áreas sin lugar a dudas, pero estos tristes sucesos dejan al descubierto que son consecuencia de que no hemos tenido funcionarios estadistas, que tengan visión de futuro, pues no han querido aceptar que en esta nave que se llama México estamos y viajamos todos y corremos los mismos riesgos, debemos jalar parejo en una sola dirección para lograr un gran desarrollo en todos los rubros, la solución como ya se ha dicho es hacer verdaderamente un combate frontal a la pobreza, marginación, corrupción y rezago educativo, es decir reducir el abismo entre la miseria y la opulencia, es tarea de todos, empezando con nuestro “nuevo” Gobierno federal, de no ser así corren la misma suerte, no olvidemos que está latente un fuerte movimiento social, aunque no creo que lleguemos a otra revolución, debido a que no existen las condiciones sociales para repetir la historia, pero si debemos estar atentos de lo que puede acontecer, pues existe una impotencia de los mexicanos ante los vicios y males que aquejan a nuestro país, finalmente podemos decir parafraseando que “no hay mal sistema que dure cien años ni mexicanos que lo aguanten”.