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El minutero

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LOS CUATRO FANTÁSTICOS

 ¿Qué harán los azules sin ellos? Seguramente se desmoronará el panismo sin sus reverenciadas presencias. No cabe duda que es certero aquel refrán de que dice que “el orgullo es el complemento de la ignorancia” pues aseguran que son indispensables pero en realidad nadie los extrañará ni siquiera en su partido. Se trata de los cuatro fantásticos – por eso de sus fantasías, no porque sean extraordinarios- que acaban de dejar su militancia en el blanquiazul luego de que no fueron beneficiados con las candidaturas que exigían.

Hace algunos días anunciaron su retirada el porteño Julio Saldaña Morán, quien ha sido regidor, diputado local y federal, así como dos veces candidato a la alcaldía de Veracruz, y el cordobés Juan Carlos Castro, otro que ha vivido de las influencias del partido y quien buscaba la nominación por el Ayuntamiento de Córdoba. Los dos ahora están con la “chiquillada” electoral, uno es abanderado del Partido de la Revolución Democrática (PRD)- claro, el llamado perredismo fidelista, no el de izquierda- y Castro va por Alternativa Veracruzana (AVE).

Ninguno de ellos ganará, ni siquiera en las colonias donde viven. En las últimas horas se supo de otro cordobés que renunció al PAN. Es José Luis Zamudio Toledano, ¡Oh sorpresa!, pues si no renuncia no se habría conocido a nivel estatal que existía y que también aspiraba a ser candidato para el Ayuntamiento de los Treinta Caballeros. Vaya que estos señores ven el burro y se les antoja el viaje.

Pero la perla fue la renuncia del ex alcalde de Veracruz, José Ramón Gutiérrez de Velasco quien se enojó porque no fue electo como abanderado a una diputación plurinominal – entiéndase: llegar al congreso local sin hacer campaña ni pasar por las urnas comiciales- y extendió una larga carta plañidera en la que acusa a su partido de estar fracturado, vivir en conflicto permanente, con la prevalencia de proyectos grupales, que los líderes ven sólo por sus intereses, que no tiene convicciones y cuyos dirigentes tienen el respaldo de aquellos que buscan beneficios económicos y de “chambas”.

 ¡¡Se mordió la lengua!! Lo mismo dijeron los panistas cuando Gutiérrez de Velasco se convirtió en alcalde de Veracruz, en el año 2000, sin tener militancia alguna, cuando hizo negocios millonarios al amparo del poder que lo colocaron, según la voz popular, como el Alcalde más corrupto en la historia jarocha superando al ranchero priista Efrén López Meza. No hay que olvidar que los jarochos lo apodan “JoseRatón” desde entonces. En la gestión municipal de Gutiérrez de Velasco todos sus allegados – a los que les dio “chamba”- se volvieron ricos nuevos mientras que los escándalos de sus excesos e incluso de tipo privado fueron la comidilla de la prensa. 

En el perlario del exedil –por cierto, socio del orizabeño Juan Manuel Diez Francos en los negocios automotrices- se queja de que hay imposición de candidatos a cargos de elección popular, de que no reconocen la democracia como ejercicio político y de que su partido se convirtió en un “Club de Toby”, en alusión a la serie impresa de dibujos animados “La Pequeña Lulu” y que da a entender que sólo un pequeño grupo se reúne a tomar decisiones excluyendo a los demás. La conveniente desmemoria atosiga a Gutiérrez de Velasco pues cuando estaba en el poder municipal se apoderó de la dirigencia local del partido en la que operaba a través de marionetas.

También compró voluntades, votos de militantes, amenazó y agredió al que no se plegaba a su voluntad además de corromper las asambleas internas para elegir a los candidatos a la alcaldía y a la diputación federal. De esta forma impuso a su esposa Claudia Beltrami como abanderada a una curul por el distrito de Veracruz y a su incondicional de ese momento, Julen Rementería como candidato a sucederlo en el Ayuntamiento. No hay que olvidar que en marzo del 2004 debido a las tropelías que Gutiérrez cometió en el PAN para catapultar a su conjugue y a su incondicional Rementería, el abogado Sergio Vaca Betancourt renunció al partido.

La vida gira en espiral como dijera el colombiano Gabriel García Márquez pues de lo que ahora llora el ex alcalde porteño es de lo que fue acusado hace nueve años. En ese 2004, Vaca Betancourt, lo señaló públicamente de haber convertido al PAN en un negocio personal: “Me voy porque me cansé de los ataques, de la falta de democracia y de que unos cuantos se sientan dueños del partido como si fuera una franquicia, y que lo utilicen para lucrar”, según quedó asentado en las hemerotecas de los diarios.

Haciendo honor a su costumbre de no encubrir las cosas, Vaca reveló que hubo presiones de los dirigentes locales que estaban al servicio del munícipe para que encubriera las malversaciones financieras y latrocinios que había cometido en los cuatro años que despachó al frente del Ayuntamiento, y lanzó el dardo que enfureció a la camarilla encabezada por el ahora plañidero: “cuando un panista sale ladrón, entonces se empareja con los del PRI y eso le sucedió al PAN con Gutiérrez de Velasco”. 

De esta forma, la huella que los cuatro fantásticos – Castro, Saldaña, Gutiérrez y Zamudio- dejan en Acción Nacional es más lastimera que importante. Por supuesto, lo que denuncian de las perversiones y corruptelas del PAN es cierto pues el partido es disputado –con uñas, dientes, zarpazos, piquetes de ojos y sombrerazos- por dos grupos, el comandado por Miguel Ángel Yunes Linares y la famosa Muralla Azul de la cual sobreviven Enrique Cambranis, dirigente estatal, el cordobés Juan Bueno Torio y el ex alcalde porteño, Julen Rementería. Lo malo de la crítica de esos cuatro que recién renunciaron es que ninguno tiene ni la cara ni las manos limpias para hacerlo.

 

TRAMPA PARA MAPACHES

 Bajo el pomposo nombre de “adéndum”, que no es otra cosa que un “agregado”, las dirigencias nacionales del PAN y PRD regresaron al Pacto por México firmando ayer una serie de acuerdos paralelos que tienen como referencia al escándalo desatado en Veracruz con los videos que exhiben a funcionarios estatales y federales preparando la compra y el condicionamiento del voto a través de los programas de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) para favorecer a los candidatos de tricolor. Después de que el famoso pacto estuvo tambaleándose, el copetón Enrique Peña Nieto aceptó colocar trampas para cazar mapaches electorales en las 14 entidades que este año tendrán comicios.

Aunque muchos dudan que se cumplan en realidad, el contenido del agregado que ayer se firmó tiene cosas inéditas, sobre todo porque la peor parte la llevarán los gobernadores, líderes, operadores y candidatos del Revolucionario Institucional, a los que prácticamente los paralizarían para cometer el fraude. Según la redacción, el agregado tiene como objetivo la “limpieza de las elecciones” y obviamente al mencionar limpieza es que estaban sucias y los que exhibieron los trapos sucios fueron los veracruzanos.

De todo el legajo, cuatro cosas serán veneno puro – en el caso de cumplirse- para los tricolores. Una, en la que se asegura que “todos los funcionarios que hayan cometido o que el futuro cometan delitos electorales sean debidamente sancionados por las autoridades competentes”. Recado para los 59 veracruzanos mencionados en la denuncia interpuesta por el PAN ante la PGR, algunos de los cuales desde ayer martes comenzaron a desfilar en el banquillo de la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (Fepade). Entre ellos, Salvador Manzur, recientemente destituido de la Secretaría de Finanzas y Planeación (Sefiplan) y el ex secretario de Salud, Pablo Anaya.

 Dos, que “los gobernadores y presidentes municipales se abstendrán de realizar entregas de apoyos gubernamentales en los 45 días previos a las elecciones”, es decir, a partir del jueves 23 de junio les colocarán un tapón de boca a los ediles y mandatarios estatales. Tres, “los gobernadores se comprometerán a no utilizar recursos públicos para favorecer a un partido político o candidato y a no entregar despensas, ni utilitarios”, que va ligado al punto anterior y que demuestra no sólo les taparán la boca sino también les amarrarán las manos a estos gobernantes. Y cuatro, la orden para que la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) investigue las cuentas bancarias de todos los gobiernos de los estados de las cuales se hagan retiros en efectivo por cantidades relevantes. O sea, también les cerrarán el grifo de los dineros públicos.

En pocas palabras y como ya se había anticipado, a los mapaches electorales del tricolor –pues a excepción de Baja California, Oaxaca y Puebla, el resto de los 14 estados con procesos electorales son gobernados por el priismo- tendrán boca y manos atadas y el cajón cerrado, que es lo más grave para ellos pues no hay que perder de vista que los votos son como la mercancía perecedera, son útiles por un escaso tiempo -el día de la jornada electoral- y se tienen que comprar en efectivo. No hay forma de pagarlos con cheque, transferencias bancarias o dinero electrónico. Los votantes, pobres en su mayoría, no tienen acceso a estas modalidades además de que el delito no debe dejar huella. ¿Caerán en la trampa los mapaches? Los más descuidados – por no decir tontos- quedarían atorados de las garras.

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