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UNO MENOS EN LA CARRERA

Superiberia

El Imperio se impone.  A “su eminencia gris”, a Luis Videgaray, no lo tumbó el escándalo por haber aceptado como soborno una mansión en Malinalco, Estado de México, con valor de 7.5 millones de pesos del Grupo Higa, cuyo propietario, Juan Armando Hinojosa, es constructor consentido del gobierno de Enrique Peña Nieto, a cuya esposa, la actriz Angélica Rivera, también “vendió” – léase: regaló como cohecho- la famosa “Casa Blanca” en Lomas de Chapultepec.

 A Videgaray tampoco lo derribó su desastroso manejo de la economía ni el fracaso de las reformas estructurales, principalmente la energética. Lo que lo expulsó del gabinete presidencial fue la pifia de talla internacional que cometió al aconsejar a Peña Nieto, invitar y recibir, dándole tratamiento de Jefe de Estado, al candidato Republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, descalificador a ultranza de los mexicanos.

 La caída del poderoso funcionario, quien manejaba, y/o suplía, las neuronas –si es que tiene alguna funcionando- de Peña Nieto, quedó sellada el pasado lunes cuando la candidata demócrata, Hillary Clinton, rechazó la invitación de venir a México, y con terminó de estropear el entuerto injerencista en el país vecino. Así, Videgaray, se va por la puerta de atrás, en la ignominia, y es el tercero descartado para la candidatura presidencial del Revolucionario Institucional en el 2018. El segundo del grupo peñista.

 El primer desahuciado para esa postulación  fue el sonorense Manlio Fabio Beltrones que cargó con la derrota de tricolor, el que dirigía, el pasado 5 de junio en 7 de las 12 Gubernaturas disputadas. Beltrones no pertenece al Grupo Atlacomulco y su exclusión fue aplaudida –si no es que también azuzada- por los cercanos a la corriente mexiquense. El segundo defenestrado de la carrera presidencial es Arturo Nuño, titular de la SEP.

 Es cierto, Nuño sigue como titular de la dependencia, pero sin poder ni futuro. Es un ‘cadáver político’ tras el desastroso manejo del conflicto magisterial que derivó en la paralización de varias entidades y el enfrentamiento en Nochixtlán, Oaxaca, en junio pasado, que dejó 11 personas asesinadas por la fuerza policial. Nuño no será candidato a nada y es más, se especula que en los próximos días será confirmado su relevo en el Gabinete Federal.

 Ahora tocó el turno a Videgaray Caso y la terna de aspirantes a la nominación priista se  reduce. Hay tres a la vista, el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, sobreviviente del escándalo generado por  la fuga del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán, el nuevo titular de la SHCP y extitular de la Sedesol, José Antonio Meade, que ninguno de los dos pertenece al Grupo Atlacomulco, y Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México, cuyo nombre se menciona en los entretelones políticos como abanderado emergente.

 Empero, su postulación presidencial está sujeta a los resultados de las elecciones del 2017 para renovar la Gubernatura de su Entidad. Aún así, esos tres son malos prospectos y peor aún, cargan con el descrédito del Gobierno de Peña Nieto. Será muy difícil que alguno pueda ser garantía de triunfo electoral en el 2018, y de ahí la urgencia para “fabricar” otro personaje presidenciable con arrastre popular, esta vez bajo la máscara del “candidato independiente”, aunque esa es otra historia.

LA VIUDA

EN LA ALDEA

Por lo pronto, la defenestración de Videgaray es un topetazo a las aspiraciones del senador priista José Yunes Zorrilla, quien siempre se había presumido al amparo del otrora poderoso secretario de Hacienda. Estar colgado de las valencianas de Videgaray le proporcionaba al peroteño el pretexto para decirse “candidateable” al Gobierno de Veracruz, pero ahora se quedó sin esa muletilla.

 Algunos especulan que Videgaray si bien está excluido de la carrera presidencial no así de la vida política ni del Revolucionario Institucional, el cual sigue controlando a través de su incondicional, Enrique Ochoa Reza. También lo ubican como posible “cerebro” de la campaña del tricolor en la contienda del Estado de México y hasta como eventual candidato en la misma para el 2018 –lo que sería un suicidio político para su partido al llevar a ese personaje tan desprestigiado-. Aún así, no es lo mismo que estar en Los Pinos y hablándole al oído a su despachante.

 Los jilguerillos de Yunes Zorrilla en la prensa doméstica se apresuraron a pregonar que la salida de Videgaray no le perjudica, pero tal arenga no es más que la confirmación de que el  golpe le dolió. Yunes Zorrilla es una viuda plañidera, sus corifeos lo develan con las aclaraciones adelantadas. Es cándido ese argumento de que la amistad que también conserva con Meade Kuribreña tiene la misma influencia que su antecesor. Para nada. En primer lugar, Meade es más panista que priista y no pertenece al Grupo Atlacomulco.

 También  está muy lejos de ser el consejero de cabecera de Peña Nieto, con el derecho de picaporte que tenía Videgaray. Nadie debe perder de vista que estar cercano a Peña es estar próximo al innombrable de los innombrables, Carlos Salinas de Gortari, quien es el titiritero plenipotenciario.  Meade es para los de Atlacomulco y los capos del Salinismo, un simple empleado, instrumento tecnócrata. Por si fuera poco, Meade ni siquiera figura en las encuestas de popularidad con miras al 2018. Por si fuera poco, colocarlo como titular de la SHCP con las finanzas públicas hechas un desastre y el fracaso de las reformas estructurales, es convertirlo en uno de los personajes más impopulares. ¿Quién votará por él?

 Pero el consuelo, si es que así se le puede llamar, para Yunes Zorrilla es que es el menos malo de todos los aspirantes a la Gubernatura veracruzana del 2018. Ojo, no es el mejor, ni siquiera el  bueno en términos llanos. Demasiado pasivo, timorato e iluso, pues le han visto la cara de tonto en dos sexenios consecutivos –los de la fidelidad-  además de ser un político acartonado pese a su edad, anclado en la ortodoxia discursiva de los años sesenta, Yunes Zorrilla no despierta euforia, ni siquiera entusiasmo entre los mismos priistas.

 Además, el pronóstico no es halagüeño para el senador quien, efectivamente, podría alcanzar la candidatura del tricolor –si es que lo dejan las remanencias fidelistas y su exsocio de pacto, Héctor Yunes Landa pero solo un milagro y uno enorme- lo convertiría en ganador de los comicios del 2018. La sentencia de fracaso del PRI está echada, lo hundieron el impresentable y su sucesor, Javier Duarte en el ámbito local y en el nacional, el desprestigio de Peña Nieto es otra daga que lo hiere de muerte.

 En resumen, los cambios en el gabinete peñista generaron un pequeño terremoto en la aldea veracruzana, aumentando el nerviosismo de los ilusos que ven en Yunes Zorrilla como la llave para regresar a Palacio de Gobierno en un par de años. Aún con Meade al frente de Hacienda, el senador priista quedó devaluado políticamente.

TIEMPO DE MUROS

Le llaman la “Jungla de Calais”, es una zona de dunas que se encuentra en el departamento  francés de Pay-de-Calais, a orillas del Canal de la Mancha que separa a Francia con Inglaterra. Allí se encuentra el campamento más grande de migrantes indocumentados provenientes del Medio Oriente y África, que intentan cruzar la mar para llegar a territorio inglés, uno de los puntos más importantes de atracción  en Europa para miles de personas que huyen de conflictos bélicos y de la pobreza.

 En la “Jungla de Calais” viven actualmente entre 8 mil y 10 mil migrantes que han construido casuchas provisionales con láminas, cartón y madera. Todos están en espera de poder cruzar de manera ilegal hacia Inglaterra. El campamento está asistido por organizaciones civiles, aún con los problemas derivados de la concentración de miles de personas extranjeras en esa pequeña comuna: la inseguridad, el tráfico de enervantes, la prostitución, robos y desmanes.

 La presencia de migrantes ha provocado el descontento de los lugareños, que desde hace meses exigen al Gobierno el desmantelamiento del campamento, pues no sólo han sido objeto de agresiones, sino que la violencia urbana aumentó al grado – aseguran- que muchos viven atrincherados en sus viviendas. Los pobladores han realizado marchas de presión con apoyo de la ultraderecha conservadora, el Frente Nacional (FN), para retirar a los migrantes en su mayoría provenientes de: Afganistán, Pakistán, Eritrea, Sudan, Etiopia y Siria.

 En el afán de arribar hasta Inglaterra, los migrantes no reparan en lanzarse a la autopista E 15, que cruza el Canal de la Mancha a través del famoso Eurotunel, para detener a los camiones de carga y subirse en ellos. Es la misma historia que en México, pero ellos no tienen al tren apodado “La Bestia” y entonces, se trepan a los tracto-camiones también “de mosca” –prácticamente colgados- o si puede en la cabina, obligando a los choferes a abrirles, lo que ha generado no solo agresiones contra los conductores y viceversa, sino también accidentes y la muerte de algunos migrantes –una docena en este año- al intentar detener los automotores en marcha, sobre todo al ser embestidos por las unidades.

 Otros optan por aventurarse en el mar a bordo de embarcaciones improvisadas y algunos hasta nadando los 34 kilómetros en su espacio más estrecho. Pues bien, esta semana el Gobierno inglés, a través de su primera ministra Theresa May, anunció la construcción de un muro a lo largo de un kilómetro en  la frontera costera con Francia, para impedir el acceso de esos migrantes indocumentados. Así será sellada la franja que colinda con el Canal de la Mancha con una muralla de 4 metros de altura, construida con cemento resbaladizo para que no pueda ser trepada.

 La noticia no es menor. Será el primer gran muro que se edifica en Europa, para impedir el tránsito de personas desde el tristemente recordado Muro de Berlín, que durante más de cuatro décadas dividió a Alemania –fue derribado en 1989-. A lo largo de Europa, varios países como Turquía, Grecia y Alemania, han levantado vallas metálicas para contener la migración, pero una división de gran envergadura como el muro de Inglaterra es inédita en estos tiempos y marca el inicio de una etapa de intolerancia y ultranacionalismo, que podría reproducirse en el resto de las naciones europeas. Y este muro obligatoriamente remite a México, frente a la amenaza del candidato republicano en los Estados Unidos, Donald Trump, para levantar uno enorme a lo largo de la frontera –que será pagado por los mexicanos, según advierte- y también a los muros que las empresas ferroviarias han levantado en las estaciones donde hace paradas el tren para impedir que los migrantes centroamericanos lo aborden. Es en un intento de detenerlos, sobre todo en los puntos de Veracruz donde se detiene “La Bestia”. En resumen, México no le pide nada a Europa ni a Estados Unidos en ese tema. Acá y allá, son tiempos de muros y de intolerancia, de indolencia ante la necesidad del otro, ese que huye de la guerra, el crimen y el hambre.

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