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LA SANTA DE LOS POBRES

Superiberia

La religiosa macedona Teresa de Calcuta, fue canonizada por el Papa Francisco. La hoy Santa, fue una mujer de tu tiempo, polémica y con claroscuros, famosa en el mundo entero por su labor en favor de los más desprotegidos. La han llamado la “Santa de los Pobres” y la “Santa de las Alcantarillas”, porque no sólo dedicó su vida y la congregación religiosa que fundó “Hermanas de la Caridad,  en atención de quienes carecen de dinero sino de los más desamparados, es decir, los que además de pobres están enfermos y desvalidos.

Ellos son los rechazados por la sociedad: leprosos, tuberculosos, sidosos y  cancerosos en fase terminal, quienes ni siquiera tienen la oportunidad de reposar en un hospital para recibir medicamentos paliativos. Teresa de Calcuta tuvo una paciencia infinita y dedicación casi angelical por ellos, pero como en este mundo nada queda sin ser objeto de análisis, también hay quienes la han acusado de rendir culto a la pobreza, más que condenarla o combatirla. No pocos la han calificado de abrazar la pobreza para perpetuarla.

Teresa de Calcuta nunca alzó su voz contra los hombres y Sistemas Económicos que generan la pobreza. Nunca llamó a superarla, nunca condenó a los amos, sólo se dedicó a dar ayuda asistencial a esos  desamparados que son el  producto de los modelos económicos voraces e inhumanos. Es cierto que fue una mujer conservadora que siempre respaldó al Vaticano sin chistar y refutó todo avance científico que podría haber ayudado a aliviar la pobreza misma. Se opuso a los métodos anticonceptivos que podrían aliviar la condición de miseria de miles de mujeres y fue  una feroz opositora al aborto. “El feto  es el ser más débil y pobre”, alegaba.

Además, fue promotora de la resignación antes que la rebelión. “Abraza tu cruz y sigue andando”, era uno de sus lemas. “Dar hasta que duela”, era otro. ¿Pero si en vez de amar la pobreza –abrazando la cruz- y de practicar la caridad –dando hasta que duela-,  hubiera llamado a cuestionar por qué hay tanto pobre y por qué solo unos cuantos son extremadamente ricos? se preguntan sus detractores. El llamado de Teresa de Calcuta a revisar –y cambiar- la economía mundial hubiera sido, ese sí, un acto revolucionario y verdaderamente profético, acotan.

Pero aún con eso, nadie le puede arrebatar los méritos a la hoy Santa por haber dispuesto su vida en favor de los miserables. No es cosa pequeña, aunque lo ideal que es no haya  necesidad de tener más vocaciones de ese tipo, porque la pobreza no debiera ser extrema, al grado de que la gente no tenga para sobrevivir y requiera de un ser caritativo para sostenerse o para llegar a los últimos instantes.

 La figura de Santa Teresa de Calcuta es un símbolo de piedad y entrega por una causa noble, sí, pero también es el símbolo de hay un reparto inequitativo de los bienes de la creación –hablando en términos bíblicos-  y unos cuantos que acaparan la riqueza, mientras que la mayoría se queda sin comer. Ese es el mensaje dual de quien fue elevada a los altares.

LOS MISERABLES

Y hablando del tema, a dos meses de que concluya el sexenio  en Veracruz se puede dar como fracasado al Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016, mismo donde se prometía que la pobreza sería disminuida por mitad. En todo el país, la pobreza aumentó en casi 2 millones de personas del 2012 al 2014, pasando de 53 millones 349 a 55 millones 341 mil personas en situación de pobreza y de ellas, 11.4 millones están en pobreza extrema, o sea que no tienen  asegurado ni siquiera su alimento diario.

Veracruz es el segundo Estado del País –después de Morelos, donde más se incrementó la miseria, pues la cifra se elevó en casi medio millón de personas. En ese lapso, del 2012 al 2014, la Entidad pasó de tener 4 millones 141 mil a 4 millones 634 mil pobres, es decir, 492 mil nuevos veracruzanos ingresaron a ese estatus. Y la pobreza extrema aumentó 11 por ciento, es decir, que de la cifra de pobres, la mitad de ellos, 248 mil no tienen ni siquiera para comer. Y todavía falta evaluar los años 2015 y 2016, que podrían aportar otro medio millón de pobres.

Tal es legado del actual Gobierno que está a punto de concluir ¿Qué sucedió? Lo que todos saben: el dinero destinado a los programas para combatir la pobreza se lo robaron los funcionarios estales. La única pobreza que se abatió fue la de los hombres en el poder, ahí es donde hubo eficacia, pues la mayoría de los integrantes del gabinete estatal –y sus familiares- hoy son millonarios, los que poseen propiedades inmobiliarias y negocios en el País y en el extranjero, el diputado federal y exoficial mayor de la SEV, Edgar Spinoso tiene una flotilla de aviones.

La contraparte es la burla que los funcionarios hacen de la situación de pobreza. Por ejemplo, la exreina del Carnaval, exdiputada local y actual delegada de Sedesol, Ana Guadalupe Ingram,  acaba de declarar que “si  Veracruz tiene mucha pobreza es porque hay muchos habitantes”, es decir, el problema para ella  no es la necesidad, sino que  los veracruzanos tienen la empecinada idea de embarazarse y procrear más pobres. Vaya cabeza hueca. Y qué decir del Gobierno Estatal que en noviembre de 2012 declaró al municipio serrano de Mixtla de Altamirano “sin pobreza”.

Es más, el DIF Estatal instauró el programa “Adiós a la pobreza” basado en el “éxito” obtenido en Mixtla de Altamirano, para reproducirlo en otras comunidades indígenas de la Entidad. La farsa sirvió como propaganda pues en noviembre del 2013, durante su comparecencia ante el Congreso Local como titular del la Secretaría de Desarrollo Social en el E$stado, Alberto Silva Ramos, hoy diputado federal con licencia y vocero del Gobierno Estatal, aseguró que “más de 633 mil veracruzanos han superado la condición de pobreza”.

No fue cierto, hoy 6 de cada diez veracruzanos son pobres y cuatro están en la miseria extrema, pues no tienen ni siquiera para comer porque unos cuantos vivales se robaron todo, ellos, los ladrones en el poder, ya  no tendrán necesidad material, son miltimillonarios que tienen asegurados su futuro –si es que la justicia no los alcanza para meterlos en prisión y obligar a devolver lo robado- pero carecen de la decencia mínima. Ellos son los verdaderos miserables.

 EL JINETE ROJO

Además de la pobreza y el hambre, otro Jinete del Apocalipsis que galopa por Veracruz, es el Jinete Rojo de la guerra, “el que siembra el dolor pero aún (con él) no es el fin de las calamidades”, advierte el evangelista sobre dicha calamidad. Y en Veracruz se siente su cabalgata. Hay una guerra no oficial, no declarada pero igual de mortífera. La fidelidad hizo pactos con los grupos delictivos que hoy se disputan la Entidad y las consecuencias las pagan todos. Lo peor es que no es el fin, como cita la profecía, porque para el  primero de diciembre todavía restan dos meses de vacío de poder.

Mientras tanto, el Gobierno Estatal está borrado, inmóvil y lo que es peor, es  permisivo. Pareciera que hoy ya no es  un Gobierno fallido sino inexistente. No hay nadie que se ocupe de los asuntos oficiales. El aparato estatal y sobre todo, el policiaco y el judicial, están paralizados. Y los resultados son fatales, porque si un poder se ausenta, otro fáctico lo sustituye.  No hay lugares vacíos, dicen los sabios desde los albores de la historia, porque siempre son ocupados por alguien. Así, el vacío de poder en Veracruz lo llenó el crimen organizado que hoy es dueño de las calles y las vidas de sus habitantes.

Los casos más recientes sacudieron, otra vez, las regiones Centro y el Sur.  Los últimos  tres días de la semana pasada,  el corredor Orizaba-Nogales-Ciudad Mendoza fue  escenario de balaceras en carreteras y  calles de las zonas urbanas. Es la disputa palmo a palmo de las plazas. No es cierto que estos encontronazos sean por revisiones de vehículos desatendidas o denuncias ciudadanas sobre hombres armados en la vía pública, sino que es una “guerra de limpieza”, entre cárteles que se disputan sitio a sitio  y en la cual, la Policía actúa como ente reactivo, no preventivo.

La pelea por los territorios entre los grupos criminales deja  a la población en medio del fuego cruzado. Las redes sociales exhibieron videograbaciones donde padres de familia corren por las calles llevando a sus niños de la mano, tratando de protegerlos arrinconándose en las aceras en medio del tiroteo. En tanto, escuelas y universidades de la región suspendieron clases por el riesgo de que alumnos y maestros sean alcanzados por las detonaciones. ¿No es eso una situación de guerra? Los expertos la llaman “guerra irregular”, sin reglas humanitarias y sin garantías para los civiles.

En la región Sur,  la violencia se volvió endémica, cosa cotidiana que cada vez alcanza niveles más álgidos. La conurbación Coatzacoalcos-Minatitlán-Cosoleacaque se convirtió en la cumbre del secuestro. Cada día “levantan” –secuestran- a dos personas en promedio y la mayoría de esas víctimas pasan a  ser “desaparecidos” o “ejecutados” porque nunca retornan con los suyos. Una cifra similar a la que tuvo Medellín, Colombia, en los años ochenta.

¿Y el nuevo secretario de Seguridad Pública, Nabor Nava? Ni se aparece, ni hace nada –aunque rime-  solo está pendiente de las necesidades de su antecesor, quien sigue gozando de los  privilegios de funcionario y mandando al interior de la SSPE, nada más que ahora lo hace desde la comodidad de su residencia en el Distrito Federal –otros dicen que desde el extranjero- porque hasta eso, no es tonto para permanecer en Veracruz.

Entonces, queda confirmado que no sólo hay vacío de poder sino ausencia física de funcionarios. Nadie atiende nada, nadie responde por nada, nadie resuelve lo mínimo. Los veracruzanos también están abandonado por  el Gobierno Federal, que desoye el clamor para nombrar con urgencia un comisionado especial que retome las funciones de Ejecutivo en los dos meses que faltan para que

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