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LA BUENA, LA MALA Y LA PEOR

Superiberia

El gobernador electo, Miguel Ángel Yunes Linares, estuvo en Córdoba el fin de semana y desde ahí dio la primicia sobre la invitación al tenista Santiago González para encabezar el Instituto Veracruzano del Deporte (IVD) durante los dos años que durará su administración –bueno, en realidad la invitación es para ocho años, pues se sabe que el próximo candidato a sucederlo será su hijo, Miguel Ángel Yunes Márquez, actual alcalde de Boca del Río-. Así, el primer invitado formal al futuro gabinete es un cordobés.

Lo anterior, pese a que se duda que el deportista acepte la propuesta por las razones que él mismo dio: está en activo, con una carrera prometedora e incorporarse a la burocracia estatal será cortar las posibilidades para un crecimiento personal y para  representar a Veracruz en justas nacionales e internacionales. Lo que si es cierto es la urgencia para que alguien responsable y conocedor del deporte encabece el IVD tan desprestigiado en los últimos doce años.

Vaya, la ignominia fue tanta en el IVD que no solo sirvió para “rasurar” las becas de los deportistas profesionales sino que en algún tiempo, durante el sexenio de la fidelidad, sus instalaciones sirvieron hasta para el tráfico de enervantes, según la leyenda negra. Por eso es imperativo enderezar el Instituto Veracruzano del Deporte al igual que otras instituciones estatales convertidas en guaridas de ladrones durante el docenio trágico.

La mala noticia es que el Gobernador electo le dijo a los cordobeses  que no habrá Centro de Convenciones y así, al menos para los próximos dos años, queda descartado ese anhelo de los empresarios locales. El Centro de Convenciones fue una de las principales promesas que hizo el actual gobernante durante su campaña electoral del 2010. No hay que olvidar aquel 30 de junio de ese año cuando en el estadio “Beisborama”  juró que “la hora de Córdoba había llegado”, que sería la ciudad más beneficiada de toda la Entidad, pues se edificaría el Centro de Negocios, un Parque Industrial, la Autopista a Xalapa, los pasos a desnivel y otras maravillas.

Nada se cumplió y Córdoba fue la ciudad ‘pordiosera’ del Estado, superada en muchos aspectos –infraestructura urbana, promoción, cultura, gastronomía y desarrollo económico- por Orizaba, hoy decretada como “Pueblo Mágico”. Ahora, por lo menos Yunes Linares habló con la verdad a los cordobeses que no tendrán el Centro de Convenciones tan soñado, mucho menos un Parque Industrial y si acaso, según lo dijo, se buscará lograr los pasos a desnivel para librar los embotellamientos provocados por la ruta ferroviaria que atraviesa la ciudad.

Yunes habló de potenciar a la Ciudad de los Treinta Caballeros en materia de turismo y cultura, algo encomiable y por supuesto necesario, porque en los últimos años la ciudad ha estado abandonada a su suerte, si acaso se organizan ferias de pueblo y bailes en honor a la “Flor más bella del Ejido”, cuando existe una riqueza arquitectónica, gastronómica, artística y cultural, suficiente para exponer la ciudad de cara al mundo. Los malos gobernantes municipales siempre trataron a Córdoba como un pueblo grande, cuyos mayores bellezas son las fritangas,  la jícama con chile y la horchata de arroz.

Francisco Portilla Bonilla, Juan Lavín Torres y Tomás Ríos Bernal, reflejaron su escasa cultura y visión de estadistas en el descuido de la ciudad. Son tan paisanos –por no decir “nacos” y no es ofensa, se insiste, sino una descripción- que pensaron que con un bailongo popular y una kermes de papel china,  era suficiente para promocionar a Córdoba y la sepultaron en un ostracismo cultural durante años. Más que sus gobernantes fungieron como enemigos de la urbe.

Ojo, y al hablar de bailes populares, kermeses y concursos para coronar  la chica más bella de un ejido, la Reina de las Fiestas Patrias o la soberana de la cosecha agrícola, no se menosprecia esas manifestaciones de la alegría del pueblo, ni se quiere dar una calificación peyorativa a las mismas, al contrario, deben defenderse y mantenerse en las localidades que las realizan. Empero, este tipo de folclor  es insuficiente  para exponer a Córdoba como destino turístico y  cultural a nivel internacional.

Hace algunos meses, un cordobés que paseaba por París lo reflexionaba así: “Si en Córdoba hay buen café, ¿por qué no hay una escuela de baristas y un encuentro nacional o internacional en torno a esa bebida aromática? ¿Por qué no se impulsa desde el Ayuntamiento la formación de jóvenes en el arte del café?  Si Córdoba es el sitio donde se selló la Independencia de México, ¿por qué no hay un festejo de altura y se conforman con desfiles escolares? ¿por qué no hay encuentros de investigadores, historiadores y literarios sobre el tema? y ¿por qué el Museo Municipal está para llorar, siendo una región tan rica en joyas prehispánicas y coloniales?

Y si tenemos edificios tan bellos, una Catedral magnifica y leyendas que corren en las calles ¿por qué no se aprovecha toda esa magia para convertir a Córdoba en una perla irresistible para los visitantes? si estamos rodeados de ingenios azucareros, ¿por qué no se explota la riqueza del dulce, el ron y toda la carga cultural en esa agroindustria  que viene desde la Época Colonial? y ¿por qué si se tiene un edificio como el teatro Pedro Díaz, no se aprovecha para impulsar la expresión teatral a alto nivel, por qué no hay una escuela de teatro o un festival de teatro, lugares sobran: La Capilla, el Patio Zevallos, el parque 21 de Mayo, el auditorio de la ESBAO, la Hacienda Toxpan?

La respuesta es porque no hay  proyectistas serios ni gobernantes con altura de miras para rescatar a la ciudad que tiene todo para ser una sede literaria, pictórica, musical, gastronómica, teatral, fotográfica, dancística, cinematográfica y hasta ecológica. En Córdoba se tiene riqueza cultural, hay  artistas por montón  y baluartes arquitectónicos, lo que le falta son gobernantes inteligentes, que no sean orejones como los que han pasado, que no sean los clásicos burros cargados de dinero  que no rebuznan porque no se saben la tonada –con una disculpa para los borricos de cuatro patas por compararlos con esos individuos-.

Y en relación a esto viene lo peor de la visita de Yunes Linares a Córdoba, pues  anunció proyectos de desarrollo, pero  también tareas para  reforzar la Seguridad Pública y abatir los índices delictivos, algo que desentona con un Ayuntamiento pasivo, indiferente e ineficiente en esa materia. El alcalde panista Tomás Ríos Bernal, durante el tiempo que lleva al frente del municipio, ha cerrado los ojos y guardado silencio ante la “ola” de criminalidad que azota a la ciudad.

Bajo el argumento de que es materia Federal el combate a la delincuencia organizada, el edil se ha mantenido indolente ante el caos, el miedo y la zozobra que hay en la ciudad. Ni siquiera ha hecho una crítica sobre el fracaso de operativos como el “Blindaje Córdoba” o el  Mando Único Policial. Nada. Silencio total de un edil que calla a conveniencia. Córdoba no es ejemplo de nada bueno, los secuestros, robos, amenazas, extorsiones y asesinatos, son lo cotidiano y los ciudadanos están tan desprotegidos que ni siquiera cuentan con el Presidente municipal.

¿Cómo podrá Yunes Linares encontrar un buen respaldo para su proyecto en Ríos Bernal, tan mal gobernante y quien es tremendamente impopular en la misma Córdoba? Ah, y mucho cuidado debería tener el Gobernador electo al reposar sus planes en el edil y su comuna, porque es sabido por todos que ellos trabajaron a favor del “independiente” Juan Bueno Torio y no de su candidatura al Gobierno Estatal. Yunes Linares dice que gobernará sin distingos partidistas, lo que está bien, pero si pone la viabilidad de su proyecto de Gobierno en manos de Tomás Ríos, debe tomar en cuenta que le está dando carta abierta a un traidor potencial. Todo lo que se le confíe estará bajo tela de juicio.

 

CONSULTA PÚBLICA

Por cierto, durante la visita del Gobernador electo al Palacio Municipal de Córdoba, se anunció que los servicios de Tránsito y Vialidad podrían ser regresados al Ayuntamiento previa solicitud del Cabildo a partir de diciembre próximo cuando inicie la nueva administración municipal.  La idea parece razonable si no se tratara, se insiste, de un Alcalde y su comuna tan cuestionados.

¿A alguien le parece correcto poner en manos de Ríos Bernal y sus regidores el manejo de la delegación de Tránsito, que no sólo implica cuestiones de vialidad sino que está ligada a asuntos de Seguridad Pública? ¿los cordobeses están seguros de que el dinero recaudado por multas y trámites irán a parar a las arcas Estatales y no se quedarán en los bolsillos de los funcionarios municipales? El Ayuntamiento cordobés está muy lejos de ser un modelo de transparencia y honorabilidad.

Por esa razón, lo más salomónico será que se impulse una consulta pública para tomar en cuenta la opinión de la ciudadanía. Si los cordobeses consideran que el Ayuntamiento es garantía de buen manejo de los servicios de Tránsito, que autoricen al Cabildo hacer la petición a la Legislatura, pero si hay dudas sobre la eficacia del Alcalde, mejor que sea el Gobierno Estatal el que continúe administrando ese rubro.  Vaya, como muestra basta un botón: si Ríos Bernal no ha podido ofrecer un buen servicio de Limpia Pública a la ciudad, imagínense qué hará con la potestad de controlar el Tránsito y las cuestiones viales. Así de simple.

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