Orizaba.- Cuenta la historia, que el tan conocido pambazo Orizabeño fue elaborado por el gusto que la Emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, tenía por el Pico de Orizaba: “fue un tributo gastronómico imperial, originado por la belleza del volcán Citlaltépetl”.
De acuerdo con historiadores, el cocinero de la la Emperatriz, de nombre Josef Tüdös, creó un pan cuya punta simulaba el volcán, su cuerpo las faldas montañosas y la harina que se vierte sobre él, la nieve que cubre el coloso.
El señor Gilberto Soriano Galia, de 70 años, Orizabeño, se dedica al oficio de la panadería desde hace medio Siglo y confirmó la historia de la creación del pambazo.
Actualmente trabaja en la tradicional Panadería Flores, abierta desde el año de 1986; con 30 años al servicio de Orizaba, cumple los antojos, así como hace años en La Pluviosilla se cumplió el gusto de la emperatriz.
Gilberto explicó para EL BUEN TONO cómo elabora los pambazos: “se prepara la masa con harina y agua, según la cantidad; se le agrega azúcar, manteca y levadura; es amasado, se pesan los pedazos, después son cortados para hacer las piezas; ya colocados en la charola, agregamos la harina sobre el producto”.
Ya para comer como antojito, los pambazos se preparan con frijoles refritos, longaniza y queso; es uno de los productos gastronómicos más populares y tradicionales de Orizaba.
Orizaba Imperial
La historia del pambazo, de acuerdo con el historiador Armando López Macip, quien detalló las tres visitas de Maximiliano y Carlota al pueblo de Orizaba, nació del gusto por el Volcán y las riquezas naturales de la región de las Altas Montañas. El 31 de mayo de 1864 Orizaba recibe con júbilo al Emperador Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota, quienes son saludados con campanas y cañonazos en la Iglesia de Santa Gertrudis; algunas personas pretendieron desenganchar los animales de carga y arrastrar la carreta del Emperador hasta llegar al Centro de la ciudad, pero Maximiliano se negó a recibir tal homenaje.
“Fueron objeto de muchas reverencias por personas de todas las clases sociales. Se retiraron el 3 de junio por la mañana cuando emprendieron su viaje a Puebla”, destacó el también cronista regional.
Cuando la real caravana llegó a Los Dolores se desbordó la alegría, se dieron 101 cañonazos, hubo repique de campanas, cohetes y música de viento, las casas adornadas con festones y banderolas en los balcones y una lluvia de flores. En la parroquia de San Miguel se cantó el Tedeum que presidieron los obispos de Puebla y Veracruz.
“A la Iglesia le quitaron sus bienes, pero también a las comunidades indígenas, los acaparadores se quedaron con extensas propiedades y crearon grandes latifundios, el indígena se volvió esclavo en su propia tierra; habían recibido a Maximiliano con la esperanza de que derogara las Leyes de Reforma, pero resultó ser aún más liberal que Juárez”, expresó López Macip.
Por segunda vez, en los últimos días de abril de 1865, Maximiliano vestido de charro visita Orizaba, había viajado a caballo bajando por Maltrata supervisando las obras del Ferrocarril Mexicano. En esta ocasión se hospedó en la fábrica de Cocolapan, dos días y después 19 días en la Hacienda de Jalapilla, hasta complementar 21 días en Orizaba. Después se dirigió a Xalapa.
En los primeros días de noviembre pasó por Orizaba la Emperatriz Carlota, en una escala de su viaje a Yucatán. Ella se hospedó en la casona de los Bringas en la Calle Real (en donde después estuvo la Lonja Orizabeña). “Durante el imperio, Orizaba mejoró mucho en su parte moral y material, se empedró la calle principal, se impulsó la construcción del Teatro Llave, se mejoró el alumbrado público; establecieron los carros de limpia pública; instalaron el reloj de la parroquia; construyeron las fuentes de la Concordia y los Dolores; fundan el molino de Guadalupe e imparten en el Colegio Preparatorio las cátedras de Química e Historia Natural, son retirados completamente los franceses”, concluyó.