>> México deberá tener como objetivo un incremento anual sostenido de la productividad total de los factores.
El viernes pasado se realizó en Guadalajara una mesa sectorial de consulta del Plan Nacional de Desarrollo sobre política industrial e innovación, organizado por el subsecretario de Industria y Comercio del gobierno federal —doctor Jesús Ignacio Navarro—. Asistieron presidentes de varias cámaras nacionales y de Jalisco, así como un académico del ITESO. Como presidente de la Comisión de Competitividad de la Cámara de Diputados, propuse para el PND lo que en síntesis describo a continuación.
Para que la política industrial que se implemente en México implique innovación, deberá tener como objetivo un incremento anual sostenido de la productividad total de los factores, que sea superior al de sus competidores en el mercado al que accede la empresa, el sector o la nación, o al que pretende acceder, hasta alcanzar la respectiva frontera tecnológica internacional. A su vez, la innovación promovida por la política industrial consiste en la introducción de capacidades tecnológicas (del capital físico y humano) y organizacionales (del capital social) que vayan escalando hasta alcanzar las respectivas fronteras tecnológicas internacionales.
La productividad en México está significativamente polarizada en términos de sectores y de tamaño de empresas. La política industrial democratizará la productividad total de los factores en el país, elevando sostenidamente la productividad de los sectores más atrasados y de las Mipymes hasta crear lo que podríamos llamar una “clase media de productividades” sectoriales y empresariales. La política industrial que se plantee en el PND deberá contener tres objetivos fundamentales: 1) incrementar anualmente la productividad total de los factores de las Mipymes; 2) seleccionar sectores y regiones estratégicos que desarrollen el mercado interno con planes a corto, mediano y largo plazos, y 3) constituir sistemas sectoriales y regionales de innovación aplicada a los dos primeros objetivos mencionados.
El incremento anual de la productividad de las Mipymes depende, no solamente de mejorar su capacidad tecnológica, sino fundamentalmente de inducir una capacidad organizacional que las haga integrarse en clusters y/o, sobre todo, que las integre en cadenas productivas, como proveedoras y distribuidoras de medianas y grandes empresas con capacidad tractora. Aprovechando la capacidad competitiva internacional de las seis mil 257 empresas maquiladoras y manufactureras de exportación, deberían ser incentivadas por políticas y medidas públicas para que sean tractoras de encadenamientos de Mipymes instaladas en territorio nacional que vayan sustituyendo a los encadenamientos que ahora tienen en el extranjero: la integración nacional de la exportación de estas empresas es ahora apenas de 19%. Esta medida desarrollaría el mercado interno, garantizaría el incremento anual de la productividad de las Mipymes, así como su introducción a la economía formal, el mejoramiento del nivel de ingreso de los trabajadores y transformaría la balanza comercial general de deficitaria en superavitaria. Obviamente habría que apoyar a las Mipymes que integraran estos nuevos encadenamientos con la adquisición del equipo y la capacitación para el uso de las TIC.
Los sectores estratégicos seleccionados deberán ser capaces de hacer crecer, sostenidamente, a la economía nacional a tasas anuales (v.gr. del 6%) capaces de absorber el empleo arrojado por el bono demográfico, sin dejar de aumentar anualmente la productividad total de los factores. Un grupo de estos sectores estratégicos habrá de caracterizarse por poder incrementar, importantemente, a corto plazo, su productividad, además de generar suficiente empleo decente. Otro grupo de estos sectores estratégicos deberá ser apoyado desde ahora por la política industrial para que pueda a mediano y largo plazos incrementar sus productividades a tal grado de ser competitivos nacional e internacionalmente, en el marco de una economía del conocimiento.
Cada sector y región estratégicos seleccionados constituirán un sistema sectorial o regional de innovación integrados por representantes de gobierno, emprendedores, trabajadores y de instituciones de educación e investigación. Estos sistemas tendrán dos objetivos: 1) promover —con investigaciones aplicadas— que las plantas productivas de su sector o región vayan cerrando la brecha de productividad que padecen respecto de sus competidores; y 2) escalar a niveles de capacidades tecnológicas y organizacionales superiores —mediante la adaptación primero y la creación después— de nuevas capacidades de innovación que le permitan a las plantas productivas ir alcanzando las fronteras tecnológicas organizacionales y de innovación respectivas. El PEF de las entidades federativas deberá incrementarse sostenidamente hasta llegar a 2.5% del PIB en diez años en materia de investigación y desarrollo. Los recursos deberán destinarse fundamentalmente a los trabajos de esos sistemas y deberá irse acompañando, cada vez más, por los recursos proporcionados por las empresas.
El domingo próximo continuaremos describiendo esta ponencia en términos de los requisitos institucionales que se requieren para lograr los objetivos arriba mencionados.